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*Navidad, navidad, dulce navidad. La alegría de este día hay que celebrar ¡hey!* Era la tercera vez que los niños del pueblo llamaban a la puerta pidiendo el aguinaldo. No me gustaban mucho estas fechas hasta que descubrí el llamado "espíritu navideño" reflejado en la ilusión de mis niños. Lip, Bree y Scott estaban en la cocina junto a Joe preparando cupcakes. Era una tradición que ambos habíamos adquirido desde pequeños. Entré en la cocina y probé el relleno de las magdalenas qe estaban haciendo Joe y Bree, mientras mis dos chicos no añartaban la viata del horno para avisarnos en cuanto llegase a los 200 grados. Miré hacia Joe con una sonrisa, puesto que tenia la cara llena de harina. Cuando él advirtió qje le estaba mirando se levantó hacia mí, metió el dedo en uno de los múltlipes rellenos que había esparcidos por toda la mesa y dibujó en mis mejillas dos rayas marrones cual india. Intenté devolvérsela pero un grupo de niños que estaba formando barullo en la calle tocóel timbre de la puerta, así que me dirigí hacia allí con la intención de escuchar el villancico y darles una propina. Finalmente, cuando rondaban las nueve de la noche, los niños dejaron de venir a mi casa en busca de dinero y pudimos comenzar a cenar mientras los cupcakes terminaban de hacerse en el horno. Empecé a agobiarme porque Lip quería que le escuchase tocar una canción navideña con la flauta que estaba aprendiendo en el colegio, mientras Bree me hablaba de la maravillosa muñeca que deseaba encontrarse a la mañana siguiente bajo el árbol. Por suerte, el horno pitó y toda la familia corrimos a ver nuestros cupcakes acabados. Entonces volvió a sonar el timbre y comencé a acordarme de los respectivos de los niños, pero al abrir la puerta me encontré a mi hermana Amanda con su pareja, un chico un poco más joven llamado Niall.

Si no te tengoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora