Dicen que las mejores relaciones no siempre duran.
Dicen que a veces el para siempre sólo dura un segundo.
Pero lo de ellos nunca tuvo tiempo de crecer, nunca tuvo tiempo de ser algo más.
Y todo comenzó por una simple carta que ella le envió.
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25 de diciembre de 1975
Querido Sirius:
¡Feliz Navidad! Oí por ahí que nunca habías comido caramelo casero, pues bueno, mi nana me ayudo (ella hizo la mayoría del trabajo) a preparártelo. Espero que te gusten tanto como a mí.
Aprendo hechizos cada día, por...varios motivos. La reunión no fue una común, es muy larga para decirlo aquí. De hecho, no te puedo decir de que van realmente, pero todo está bien. No te vayas a preocupar y disfruta de estas vacaciones tanto como puedas.
Yo estoy mejor que nunca, las reuniones con mis amigos pasan muy rápido y es divertido de cierta manera. Hacen que los días aquí sean menos grises y eso me gusta. Quizás algún día pudieses venir también y no sé, hablar de todo lo que quieras.
Discutí con un amigo, en verdad me dejó bastante mal y esperó poder resolverlo pronto. Solo que él a veces es tan...obstinado se podría decir. Deberé ser yo la que dé el primer paso, como siempre.
Me han invitado a salir luego de estás vacaciones, él es muy agradable y pienso que nos llevamos bastante bien. Es por ello que he decidido darle una oportunidad, quién sabe lo que podría ocurrir.
No lo veo como un hermano, pero tampoco como interés amoroso, pero podría aprender a verlo de la última manera. Dar tiempo al tiempo, ¿es lo que decían?
