Dicen que las mejores relaciones no siempre duran.
Dicen que a veces el para siempre sólo dura un segundo.
Pero lo de ellos nunca tuvo tiempo de crecer, nunca tuvo tiempo de ser algo más.
Y todo comenzó por una simple carta que ella le envió.
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30 de noviembre de 1975
Querido Sirius:
Quería desearte feliz Navidad, espera mi regalo pequeño merodeador. Por cierto, ese mismo lunes de vacaciones será la reunión así que en tu regalo te podrás enterar de que se trataba. Claro, si es que puedo contarte.
Hoy Bellatrix habló acerca de que odia muchísimo a los muggles y me pregunté:
¿Por qué? ¿Por qué son diferentes a nosotros solo por no usar la magia?
Ellos hablan, caminan, comen, corren, tienen sentimientos igual que nosotros. Incluso varios magos excelentes, Lily Evans es un ejemplo, vienen de ellos y son mucho más inteligentes que nosotros que hemos estado por años en la comunidad mágica.
Desearía conocer el mundo no mágico, quiero conocer toda Gran Bretaña, quiero conocer el mundo. Tengo fe en ello.
Lo siento si a veces hablo como si te conociese de toda la vida, pero me gusta desahogarme mediante estas cartas. Me hace bien escribir y pensar que, de cierta manera, me oyen. Gracias por ello, Sirius. Pero debo admitir que siento que soy yo la que te conoce mejor.
Nunca te conté, pero hubo una vez que quedé más tarde en Transformaciones y nos tocaba con ustedes, me había quedado porque quería hacer unas consultas a McGonagall sobre libros, y luego salí. Sin embargo, a mi ida a la sala común pude escuchar unos sollozos y me detuve, ¿Qué niño de doce años no se hubiera detenido? Eran de esos sollozos que te partían el alma, de aquellos que tienes cuando explotas todo lo que sentías.
Venía de un aula vacía y la puerta estaba abierta, algo así. Pude ver como dos niños, uno de cabellos negros con ojos grises y el otro de cabello un poco más claro y gafas, estaban ahí. Creo que recuerdas quién de ellos lloraba.
James trataba de consolarte porque decías que tus padres estaban mucho más estrictos que antes y que ni siquiera te dejaban comer con ellos en la mesa familiar. Que aquello te dolía demasiado porque hablaban mal de ti a tu hermano pequeño y él ya dudaba de ti.
− ¿Qué te importan ellos? Si ellos no te quieren como un miembro de la familia yo sí, eres mi mejor amigo Sirius, eres como mi hermano igual con Remus y Peter. Nunca te dejaremos solos− dijo James y en eso sólo le sonreíste, se abrazaron y quedaron varios minutos en silencio.
Desde ese día pienso en esa escena cuando estoy muy triste, porque sé que ese es y fue uno de tus sueños.
El tener una familia, y si deseas quisiera formar parte de la que has construido en tus años aquí.
¿Cuáles son tus sueños ahora, Sirius? Apuesto que tienes millones.
