19. El regalo más raro para una disléxica

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POV Aqua:

Al despertarme por la mañana me puse a cantarme a mí misma el "Happy Birthday". Lo susurraba porque no quería que nadie escuché mis desafinamientos. (Los gallazos en mitad de la canción).  Estoy muy segura de que Carter ya piensa que tengo esquizofrenia (y no lo culpo).

-Happy Birthday to me, happy birthday to me, happy birthday, Little Aqua, happy birthday to me...

Decidí que ese día iba a hacer a Carter rabiar. (No entienden lo lindo que se ve al reñirme). Casi hasta dan ganas de tomarle foto para subirla en Facebook y ponerle el título de: El peluche andante se enojó... owww. Juro que hoy día voy a hacer eso. Pero para poderle tomar la foto tiene que estarme rabiando, por lo que tendré que hacerlo rabiar... así que... ¡me escaparé del yate y me meteré a una de esas discotecas para mayores de 18! Muajajajaja. Uy, que malota soy.

Cuando menos lo esperé el Wikipedia andante me dio algo forrado con papel... papel bond blanco. ¿Es enserio?

-Feliz cumpleaños, Aqua -dijo y me lo entregó sonriendo.

- ¿Acaso me vas a felicitar cuando me odias? -dije.

-Bueno, pues para malograrte tu objetivo te dejaré hacer lo que quieras, si quieres puedes salir del yate, aunque... claro... con supervisión.

-Hey, técnicamente soy mayor de edad, sé cuidarme sola.

-No lo eres y aquí tampoco.

Lo odié. Carter jode-planes Kane. Ojala se muera.

-Bueno... entonces... déjame en paz y deja de tratar de ser bueno o malo conmigo -dije.

-Está bien -dijo y se marchó con su regalo.

Me carcomía saber qué era.

-Oye, solo por curiosidad, ¿qué era mi regalo?

-Sabía que lo preguntarías -dijo y se volteó.

Me tendió el "regalo" y arranqué las hojas que lo cubrían. Era un libro. El libro que lo vi leyendo ayer. ¿La ramipide orja?

- ¿Qué dice?

-La pirámide roja -dijo y me levantó la cabeza. Cómo odio que me haga eso. -Fue la primera aventura que Sadie y yo realizamos. Fue el comienzo de todo. Lo tradicional es que lo prestábamos a los iniciados, pero como es tu cumpleaños, supongo que sería una ocasión especial.

Ay Carter, ¿acaso quieres recalcar más lo que ya lo hiciste? Entiende que a nadie le importa.

Sostuve el libro y le di las gracias a mi estilo, o sea le di un golpe en el estómago.

- ¿Qué fue...?

-Gracias -dije, mientras guardaba el libro en mi mochila.

- ¿Por qué nunca sacas nada de ahí? -soltó la pregunta como bomba.

En mi mochila estaban muchas cosas: la perla de Percy, mi bitácora (no es diario, por favor, entiendan), mi súper sexy lapicero destripa-monstruos, el collar de Hera. (El cual, por cierto, nunca me lo puse). Si Carter abría y se encontraba encontraría todo lo que no quiero que sepa. Es que acaso nadie puede tener una vida privada.

-Es que... mi madre decía que jamás desempaque porque yo era muy olvidadiza y que tal vez me olvide algo muy importante y luego... bueno en fin, es una costumbre.

- ¿Decía? ¿Tu madre está... muerta? -preguntó preocupado.

-Es... -lo pensé dos segundos y respondí. -A ti no te importa.

Me alejé de la mochila y salí corriendo al baño. Como cada vez que me pasa esto.

Siempre que tenía que hablar de mi madre después de su muerte tenía esa necesidad extraña de vomitar.

Carter me persiguió y preguntó si estaba bien. ¿Qué si estaba bien?

-Me dan ganas de llorar, de gritarte, de matarme, de matarte, de... -pero lo dije en mi cabeza por lo que nadie pudo oírlo.

Me quedé en silencio porque sabía que si hablaba, lloraría.

Vomité todo lo que comí ayer. TODO.

-Déjame, estoy bien -grité, tratando de no llorar.

-Aqua, abre la puerta.

-No, estoy bien.

-Voy a tumbarla -amenazó.

-Ya salgo -grité y jalé la palanca del wáter.

Me cepillé los dientes a lo loco y salí por la puerta.

Carter empezó a preguntar sobre por qué no le decía la verdad y todo ese rollo.  Bla, bla, bla, qué aburrido. No estaba enojado, sino preocupado. Eso no me servía para nada.

A las once de la noche empezó mi súper-plan para tomarle la foto a Carter.

Me vestí con esto:

Y salí haciendo mucho ruido para despertar a Carter.

- ¿A dónde crees que vas? -preguntó tirando de mi brazo.

- No te importa. Soy mayor de edad.

- Pero yo soy mayor que tú y no es cierto que seas mayor de edad.

- Entiende que quiero salir a la ciudad, ¿acaso quieres esconderme? -Estaba a punto de sacar mi cámara, pero el muy hijo de playa sonrió y me dijo que estaba bien, mientras que él me acompañe. Me iba a negar cuando... entendí que  hay una forma en la que él se sentirá mucho más enojado.

Accedí y él se cambió de ropa. Se puso un saco de esos que usan en los matrimonios.

Le dije que me lleve a una discoteca. Quería saber cómo eran esos lugares. (Jamás he entrado en una durante toda mi vida).

- ¿Acaso estás loca? -preguntó.

-Mi locura es sagrada, así que no me toques.

El me miró mal, pero no se opuso. (Las ventajas de que sea mi cumpleaños.) Cuando entramos a una, un tipo que parecía gorila nos miró extrañado pero nos dejó pasar. (Maldito racista.)

La verdad... ¿mi opinión sobre este lugar? Pues, es muy deprimente. Cuando entras hay un ciento de hombres que te quedan mirando como una mosca ve a la luz. Las mujeres esas que bailan en el tubo parecen tener casi cuarenta y encima la gente les aplaude como si fueran gimnastas profesionales. (O sea son unas hijas de playa...) Una chica sentada en un bar miró a Carter y lo invitó a tomar algo. Obviamente sabía que esto terminaría mal. Pero no me importo. Que él resuelva solo sus asuntos. Carter aceptó la oferta y yo me quedé sola. Hasta que un chico de ojos verdes me miró y preguntó si sabía hablar portugués. Asentí. (Las clases de Jeffrey deberían servirme de algo.)

Comenzamos a hablar en una mezcla de español, portugués e inglés.

- ¿Tomar usted cerveza? -preguntó.

-OK.

Bebí dos sorbitos, luego el vaso entero, después dos botellas, y no me acordé de nada más.

𝖗𝖊𝖕𝖚𝖙𝖆𝖙𝖎𝖔𝖓 (𝐶𝑟𝑜𝑠𝑠𝑜𝑣𝑒𝑟 𝑅𝑖𝑜𝑟𝑑𝑎𝑛𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora