No es fácil

18 2 0
                                    

A las 19:00 es el inicio oficial de las fiestas. Esa es la hora en la que todos los habitantes del pueblo se juntan en la pequeña plaza aplastandose unos a otros. ¿Por qué le habré dicho que saldría? Me odio a mí misma. Aún tengo media hora para prepararme. Voy a mi habitación y saco la falda azul del armario. Me queda enorme. Es el triple de grande que yo. Ajusto la goma como puedo. La falda me llega un poco más arriba del tobillo. Mejor larga que corta. Me pongo unas mallas cortas por debajo, y una camiseta de manga corta que me queda grande. Me pongo mis zapatillas negras, de las cuales núnca me separo, y me preparo la mochila con el móvil  y pocas cosas más. Mis abuelos me han quitado las llaves de casa, asi que sólo necesito el móvil. Al final decido no llevar mchila. Me meto el móvil en el bolsillo de la falda, mando un mensaje a mi abuelo  y salgo de casa. Faltan quince minutos para que empieze todo, pero la plaza ya está llena hasta arriba. Dios. No sé a dónde ir. Me siento en un banco y observo cómo la gente ríe, disfruta. Ojalá yo pudiese.

Narra Eñaut

Entro en la plaza por delante del grupo junto co Leire.
   -¿Estás seguro de que era ella? Te puedes haber equivocado.
   -No no no. Estoy seguro de que éra ella. Estubimos hablando. Tiene que estar por aquí- Estamos en el centro de la plaza mirando a todos lados. No la encuentro. Miro acia los bancos. Sólo hay niños. Y una persona. ¿Es ella? Si.
   -Allí -le digo a Leire señalando a Naiara. Me abro paso entre la gente hasta llegar a los bancos. Me quedo en blanco. No sé qué decir. Miro atrás. Leire me dice que avance. Lo intento.

Narra Naiara

Un niño medio rubio pasa por delante. Me recuerda a Eñaut. Debería ir a buscarlo. Levanto la cabeza y lo encuentro ahí. Parece que tiene miedo a acercarse. Me hace gracia, hace unos años era yo la que tenía miedo de acercarse. Al mismo tiempo que me levanto, empeza a acercarse a mí. Estamos a menos de un metro.

   -Cuanto tiempo a pasado -si, tres años, pienso.

   -¿Qué tal te ha ido? Te he hechado de menos -no pienso callarme nada, no ahora.

   -Yo también te he hechado de menos. Me ha ido muy mal. No respondiste ninguno de mis mensajes. Estaba desesperado. Creía que te había pasado algo...

   -No te voy a mentir, me ha pasado algo.

   -¿Me quieres contar?

   -No sé si estoy preparada, pero te lo debo Fuiste tú quién incoscientemente me ayudó. Te lo contaré, pero no aquí. La gente sólo nos mira, y no quiero que nadie se entere. No se lo he contado a nadie. Repito NADIE. Y nadie más debe saberlo de momento, ¿vale?

   -Vale


Sufrimiento contínuoWhere stories live. Discover now