¿Lo sentiste?

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Capítulo 10

Desperté, pero... realmente no me sentía yo; Me dirigí a la nevera y tome las primeras cosas vi y empecé a comer.

Eran mis ojos, pero mi cuerpo... no, no era yo... estaba prisionero dentro de mí mismo y de repente esa voz...

— Deen... ¿eres tú?

— Valla, valla, niño que listo.

— Es lo único que harás... ¿Comer?

— Mira niño, tú no sabes cuantas cosas no existen en el infierno, así que no me tientes...

— Bien, bien, porque no me dejas dormir esta noche y en la escuela puedes probar lo que quieras.

— Niño, no sabes que fastidio eres.

— Es dejarte salir en el día, ¿no está mejor?

— Eres muy convincente niño.

— A parte si sigues comiendo así me dejaras obeso.

— Si yo siempre he cuidado muy bien mi figura, tu cuerpo es algo rechoncho.

— ¡Cállate!, no sabes nada.

— Haha, tranquilo niño yo te daré estilo.

— Eso veremos, maldito demonio.

— Ya duérmete pequeño gusano.

Me fui a la cama y me recosté, pero me sentía tan lleno que me dieron ganas de vomitar, corrí al baño y tire todo lo que ese maldito comió.

— ¡Oye niño que te pasa eso era mío! — Dijo Deen molesto.

— Lo siento Deen, para mí no es normal dormir así.

— Ustedes los humanos son tan extraños.

— Y ustedes los demonios son tan feos.

— Acaso no te has visto en un espejo, ustedes tienen la piel por fuera, no tienen garras y son tan débiles.

— Eso mi querido amigo se llama normalidad entre los humanos.

— ¿Y todos son tan desagradables como tú?

— Yo solo conozco una persona que es igual a mí.

— Ya veo tu noviecita.

— Amm... no, no es mi novia es mi amiga.

— Si claro lo que diga niño.

De pronto escuche un ruido, giré la cabeza y vi una sombra moverse tan rápido.

— Deen... ¿lo sentiste?...

— Si niño, ¿olvidas quién soy?

— Un papanatas

— ¿A si? ¿Eso crees niño?

Deen tomó mi mano y la coloco en mi cuello y empezó a apretar

— Ya, ya, retiro lo dicho Deen.

— Recuerda que tú mandas en tu cuerpo, pero no tienes la fuerza contra mi niño

— Agh... — Me sobe el cuello y en mi mente dije (Maldito demonio).

— ¿Recuerdas que estoy dentro de ti niño? Puedo escuchar tus pensamientos.

— Genial, tendré que vivir siempre con esto. — Hice gesto de desagrado y volví a lo que estaba.

En fin me fui a recostar nuevamente y sin darme cuenta cuanto tiempo había transcurrido cerré los ojos y 1...2...3...4... Sonó la alarma así que me levante y la arrojé a la pared.

— Esto es tú culpa Deen.

— Descuida niño tu podrás descansar yo usare tu cuerpo en la escuela

— Bien, solo tomare una ducha antes, me cambio y yo manejo no quiero que me metas en problemas.

— Bien, oye niño quiero enseñarte algo... — Dijo Deen en tono alegre como su fuera a hacer otra de sus bromas, así que me prepare para lo peor.

Deen tomó mi cuerpo y convirtió mi mano en la suya, con garras grandes y afiladas, parecían pequeñas dagas, eran más fuertes que el diamante y de su palma saco una espada tan hermosa y brillante una catana.

— Esa espada...

— Es para ti niño.

— ¿Para mí?

— Si, estarás vulnerable para los demás demonios, así que tendrás que protegerte, es una espada para matar demonios, menos a mí porque eres mi propiedad y mis manos te ayudaran para cuando haya demonios en público con mis garras los mataras.

— Y ¿cómo sabré cuando haya demonios?, si solo los puedo ver cuando duermo.

— Con mis ojos niño, puedes usar cualquier parte de mi cuerpo en el tuyo.

— Que genial.

— Valla, veo que te gusta.

— Pues tiene su ventaja.

— Bien niño, que llegamos tarde.

— Eres muy desesperado.

— Vamos niño no seas aguafiestas.

— Bien, bien.

Me subí al carro y me fui a la escuela. Llegue a la escuela y como siempre la entusiasta Cristy me estaba esperando ahí.

— Hola Nedd

— Hola preciosa haha.

— Tú no eres Nedd...

Viaje astralWhere stories live. Discover now