18. Gracias, Parker.

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― ¡Me da igual, nadie va a quitarme lo que es mío! ― exclamó Madison, y pude verla levantarse. ― Estoy segura de que se hace la inocente, pero sabe que ella es la culpable de todo.

Oh, ya sé de que va todo esto.

Al ver que esto no iba a acabar bien, me alejé lentamente, luego me di la vuelta y volví sobre mis pasos.

― Creo que es mejor que volvamos. ― anunció Chris, y asentí. Su ropa seguía mojada, al igual que la mía.

Pasamos entre los árboles para volver a la carretera que llevaba a la ciudad y nos subimos en nuestros skates.

Tratando de no caerme, observé a Chris. El flequillo mojado le caía sobre los ojos, y sus ojos verdes parecían aún más oscuros gracias a la puesta de sol.

Al notar mi mirada sobre él, me miró y sonrió, y esperé que hiciera algún comentario egocéntrico innecesario, pero no lo hizo.

¿Cuál es el problema con todos últimamente?

Cuando llegamos a la ciudad, avanzamos hasta llegar a la casa de Chris, que era la que estaba más cerca, y éste frenó.

― Annie. ― me llamó, y me dí la vuelta ― ¿Quieres pasar? Deberías cambiarte, tu casa queda algo lejos, no querrás resfriarte. Ah, y mi hermana está en casa.

― No sé, es tarde, y no quiero molestar a tu madre. ― me excusé, a la vez que frenaba también y cogía mi skate con una mano.

― Tú no eres educada, y mucho menos te importa molestar a nadie, así que mejor que pases. ― bromeó, y reímos a la vez, para después entrar en el edificio.

Subimos en el ascensor hasta la sexta planta y Chris llamó al timbre de su casa. Se oyeron unos pasos y, segundos después, alguien abrió la puerta.

― ¿Chris? Venga, pasa, son las siete y media. ― su madre dirigió su mirada hacia mí, y me dedicó una gran sonrisa. ― Oh... ya veo, adelante cielo, pasa.

Espero que no se haya pensado que soy su novia o algo por el estilo.

Nada más entrar, Zoe me saludó, moviendo su mano izquierda con energía, a lo que la sonreí, y seguí a Chris hasta su cuarto.

Abrió su armario, y permanecí inmóvil en la puerta.

― Tengo algo de ropa que se dejó mi prima la última vez que vino aquí, si no te importa. ― explicó Chris, y me dio una sudadera y unos pantalones grises.

― Gracias, eh... ― respondí, dejando la frase colgando.

― Puedes ir a cambiarte en el baño. ― ofreció. ― Y no hay de qué. ― sonreí, y me dirigí al baño.

CHRIS' POV.

Annie entró en el baño y decidí cambiarme de ropa también. Me puse unos pantalones negros y una camiseta azul, y encendí mi móvil.

Zoe empujó la puerta ya entreabierta, entrando en mi cuarto, y hizo un intento de subirse a mi cama, pero finalmente apagué mi móvil y la senté en mi regazo.

― ¿La chica que ha venido con Chris es Annie? ― asentí, sonriendo. ― Ah... ¿Annie es tu novia?

A veces me sorprende la inteligencia de esta niña.

Me sorprendí ante la pregunta y agaché la cabeza. Negué lentamente y la volví a levantar para mirarla.

Al parecer, Zoe quedó satisfecha con ese simple gesto, por lo que sonrió, dio un salto para bajarse de mi cama y se fue a la misma velocidad a la que vino.

A los pocos segundos, entró Annie, con la ropa que le había dado anteriormente puesta y el pelo recogido en un moño.

― Gracias de nuevo, Parker. ― sonrió, sentándose a mi lado.

Y... volvemos a mi apellido.

― Si te hace ilusión, puedo cambiar mi nombre a Parker. ― reí.

― Era broma. Bueno, creo que es mejor que me vaya, ya es...

Mi madre abrió la puerta, interrumpiéndonos, y yo solté un suspiro porque ya me imaginaba lo que estaba por venir.

― Abbie, ¿no quieres quedarte a cenar? He hecho macarrones. ― preguntó, y sonrió amablemente. Oh no, no por favor.

― Gracias señora, pero mis padres estarán esperándome, no quiero que se preocupen. Y es Annie, por cierto. ― sonrió a modo de disculpa, y se levantó.

― Ah, no hay problema, si quieres les llamo para avisarles. ― hizo un ademán con la mano, restándole importancia, y se dio la vuelta, dispuesta a irse.

― ¡No! ― exclamó Annie, haciendo que mi madre la mirara. ― Es que... mañana tengo comida familiar y tengo que llegar antes de las ocho a mi casa.

― Tienes media hora, te basta y te sobra. ― anunció alegremente. ― Va, chicos, se os van a enfriar los macarrones. ― informó, y salió de mi cuarto.

Maldita sea. Tierra, trágame.

Fuimos a la cocina, donde Zoe y mi madre ya se encontraban comiendo. Al otro lado de la mesa, había dos platos más.

Nos sentamos y Annie inspeccionó el plato de comida con la mirada.

― Espero que te guste, es mi receta especial; macarrones rellenos de pescado. ― ¡No, la receta no! ― Es una receta que ha ido pasando de generación en generación en esta familia.

Annie hizo una mueca, se llevó uno de los macarrones a la boca, y me rasqué la nuca esperándome lo peor.

Pero no hizo nada. No puso cara de asco, ni escupió los macarrones. En vez de eso, le dedicó una pequeña sonrisa a mi madre y se metió dos más a la boca.

Dios, esta chica es increíble.

Basta conciencia, déjalo ya.

Al contrario que cuando vino Madison a mi casa, Annie se terminó todo el plato y le ofreció una gran sonrisa a mi madre en agradecimiento.

Madison... bueno, nada más probar los macarrones los escupió y empezó a toser.

A mi madre nunca le agradó Madison, básicamente porque siempre se me estaba insinuando y, según ella, tenía cara de tonta.

No se lo niego.

Algo bueno era que Annie parecía haberla caído bien, por lo que no debía preocuparme por eso.

Cuando terminamos de comer los dos, Annie fue a por sus cosas y la acompañé hasta la puerta.

― Oye... gracias por lo de hoy, Chris. ― susurró, y sonrió.

― No hay de qué. ― no pude evitar sonreír también. ― Te veo muy agradecida hoy, ¿seguro que estás bien? ― rió y negó con la cabeza, a la vez que pulsaba el botón del ascensor.

― Que alguien pueda aguantarme más de dos horas se agradece, en serio. ― la puerta del ascensor se abrió y dio un paso. ― Nos vemos el lunes, idiota. Sólo para que no te emociones demasiado con mi extraña amabilidad. ― añadió, antes de que se cerrara la puerta.

No soy tu princesa.©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt