Cuatro.

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Cuatro.

Le encanta el frío, desde pequeña le emocionaba ver nevar por la ventana para colocarse las botas y salir corriendo a dejarse nevar.

Cuando se da cuenta y levanta la vista de las ahora caligrafiadas paginas de su libreta el té esta frío, y es la señal de que debe volver a la realidad.

Muchas veces a pensado en huir, pero la encontrarían y entonces no tendría tan siquiera la libertad de un sucedáneo de felicidad efímera caminando por el paseo marítimo.

Se levanta a la vez que guarda su libreta y observa tras ella al joven sentado como cada mañana en la mesa de la cafetería.

Todas las mañanas tiene entre los dedos de la mano derecha un trozo de carboncillo con el que traza finas lineas, observándola.

Ella sonríe bajando la vista y sueña que aquel joven chico la salvara de esa triste vida de esclavitud.

NeónWhere stories live. Discover now