Mientras...

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Mientras iba a clase de Química, oí una voz, que hubiera reconocido en cualquier lugar, llamar mi nombre. ¡Era Lucas! Al principio pensé que escuché mal o que lo había imaginado, por lo que seguí caminando como si nada. ¡Pero no! Volví a escuchar aquella voz llamarme, esta vez más fuerte. Me paré en seco, como si me paralizaran. No podía creerlo. ¿Cómo es que conocía mi nombre antes? Yo pensaba que él ni siquiera conocía de mi existencia. Y allí estuve, dándome la vuelta como una idiota sin poder creerme que él me hubiera llamado.

Pero no os ilusionéis, resulta que me llamó solo para pedirme que le ayudase con la Química porque no le iba bien. Y no es por presumir, pero yo puedo decir que era la mejor en esa asignatura. De hecho muchos en clase fingían mostrar interés en tener una amistad conmigo solo para aprovechar mis conocimientos. Pero les ahorraba el doble trabajo y simplemente les ayudaba. Acepté en ayudarle y habíamos quedado en vernos en su casa acabadas las clases. Estaba muy nerviosa, ya que era la primera vez que iba a casa de un compañero, y más encima de Lucas. Y a eso le añadimos el hecho que yo no sabía relacionarme con la gente. No sabía de qué hablar con ellos, cómo empezar una conversación. Hasta pensé en no ir, pero al final me armé de valor y decidí acudir. ¿Total? Solo sería una hora o dos explicándole conceptos, no es la primera vez que hago esto. ¿Entonces por qué sentía como si por dentro todo temblara? Intenté arreglarme lo mejor que podía, pero al ver mi escasa variedad de ropa, opté por unos simples pantaloncillos con una camiseta de los ''The Beattles''. Aún tengo esta camiseta, qué recuerdos.

Ya en su apartamento, Lucas me recibió, me invitó a su cuarto (¡vaya cuarto amueblado!) y comenzamos a estudiar. Al haber cumplido 18 años, sus padres le permitieron vivir solo y como regalo de cumpleaños le alquilaron un piso, me explicó Lucas al ver que miraba perpleja a su apartamento. Cuando él intentaba charlar conmigo, yo evitaba la marcha y le comenzaba a explicar cualquier cosa sobre química. ¿La razón? Temía soltar una barbaridad y quedar en ridículo. Pero el muy listo no quería dejarlo así y al final comencé a soltarme sin querer. Era mucho mas fácil de lo que pensaba, simplemente tenía que ser yo misma y decir lo que opinaba. Aunque en temas de música, actores y bandas, realmente resalí como una auténtica estúpida. Os cuento un secretito: cuando él me invitó a lasaña que le sobraba, quise prenguntarle qué era eso, porque no sabía qué era. Idiota, ¿verdad? Ya veis lo ignorante que era. En fin, acabamos de repasar todo y salí de su casa tres horas después con una sonrisa de oreja a oreja. Era la primera vez que lo pasaba tan bien con alguien. Y lentamente algo en mi interior se fue cambiando, este simple encuentro, sin que yo quisiera admitirlo, estaba dejando alforar un sentimiento muy bonito dentro de mí. Y no solo era amor, porque si antes estaba colada por Lucas, al tratar con él y mirarle a los ojos poco a poco me fui derritiendo, sino también que dentro de mi nació otra vez ese sentimiento que en un instante te sube al cielo; al otro te parte en dos: la esperanza.


Durante las siguientes semanas comenzamos a saludarnos y a hablarnos. Y más tarde, íbamos a las clases juntos y hasta merendábamos en la misma mesa. Me sentía muy feliz porque al fin tenía un amigo. No me importaba que fuera el chico del cual estaba descolocada hasta los zapatos, algo era algo. ¿Para una chica que su vida solo estuvo pintada con colores grises de tristeza? Era el paraíso. Pero todo lo bueno trae consigo algo malo... Al menos conmigo ese era el sistema.


Su pandilla un día decidió gastarme una broma pesada. Llegando al colegio, noté que la gente me estaba mirando y cuando les devolvía el gesto, apartaban la vista de mí y comenzaban a reírse. Otros al verme comentaban algo a los que estaban cerca de ellos, y estos como si estuvieran en busca de un tesoro, me buscaban con la mirada nada disimulada, y al hallarme, se partían de risa. No entendía nada y eso comenzó a molestarme ¿Qué demonios les pasaba ahora? Me miré de arriba para abajo, pero no vi nada raro. No tenía mancha en mi ropa, ni tenía pintas de loca. ¿Por qué se reían de mí? Me pregunté. ¿Por qué de repente me volví el centro de atención de todos?

Cuando llegué al tablón de anuncios para enterarme de anuncios (lo hacía cada mañana), lo vi.

Era una foto, y la que salía en ella era yo. Estaba sentada en una clase y miraba hacia arriba, postura de estar pensando. Pero eso no era lo peor, lo peor era que cerca de mi cara aparecía una viñeta en forma de pensamiento y dentro del pensamiento salía la cara de Lucas. O sea que la foto editada me mostraba estando supuestamente pensando en Lucas. ¿ Y sabéis qué es lo peor de todo? Que cerca de esta foto estaban pegados trozos de papeles en los que estaban escritos mis poemas dedicados a Lucas. ¿Os podéis imaginar cómo me sentí al ver que todo el colegio leyó los poemas que escribí a Lucas? ¿Poemas que jamás permitiría que él leyera? ¿Poemas en los cuales revelaba mis sentimientos hacia él y en los cuales abría mi corazón? ¿Poemas que eran de propiedad privada? Al imaginar que Lucas ya vio esto y se enteró que yo estaba enamorada de él dejó mi alma bajo los pies. Me sentí desnuda, violada, humillada. Las lágrimas comenzaron a brotar por mis mejillas; sentí que no podía estar un minuto más entre toda esa gente que se osaba de burlarse de mis sentimientos. Me estaba ahogando en mi propia vergüenza. ¿Cómo pudieron ser tan crueles? ¿Cómo pudieron jugar así con mis sentimientos? ¿Cómo pudieron humillarme de esta forma delante de todos, delante de Lucas?


Salí corriendo del colegio sin dirección fija, sólo quería irme lo más lejos posible. Las lágrimas quemando mis mejillas, mi alma partida en trozos. Quería que me tragase la tierra, quería desaparecer. ¿De verdad alguna vez tuve la esperanza de que él se fijase en mí? ¿Solo porque nos hicimos amigos? ¡Qué tonta! ¡Qué tonta! Quizás se acercó a mí como agradecimiento por haberle ayudado o simplemente porque mi notable soledad le daba pena. ¡Sí! ¡Era eso! ¡Qué tonta fui! Lucas jamás fue mi amigo, era una ilusión falsa que permití que se sembrara en mí, no dejándome ver que lo que realmente le unía a mi era pena y lástima.

En mi corrida hacia ningún lado en particular, me choqué con Lucas. Al mirarle a los ojos quise morirme. Lo vi en su mirada, lo sabía ya. No quería ver en sus ojos el mensaje de "Oh pobrecita, está enamorada de mí" Así que simplemente me aparté de él y seguí corriendo. Le escuché llamarme pero ni le hice caso, lo que menos necesitaba era que él se burlara de mí o que se compadeciera; cualquier cosa menos eso. Al final paré cerca de un árbol del patio trasero del colegio para respirar. Menos mal que allí no había gente, porque necesitaba estar sola. Estaba tan dolida; ¿cómo pudieron hacerme eso? ¿Qué derecho tenían? ¿Les gustaría que revelasen algún secreto suyo ante todo el colegio para que todo el mundo se burlase de ellos? No quería volver al colegio, no podía. Ya no era mi lugar de escape. Me quitaron el único lugar donde podía encontrar algo de paz y serenidad conmigo misma. Con qué cara lo iba a volver; no podría mirar a Lucas a los ojos. Ellos me quitaron al único amigo que tenía. Sí, puede ser que sus intenciones no fuesen reales, pero yo quería vivir esa falsedad. Yo quería pasar mis recreos comiendo con él, mis noches de sueño hablando con él por teléfono, en las clases ayudarle con sus dudas. Yo solo quería compañía y que alguien notase mi presencia, porque puede que él no quisiese ser mi amigo al final del día, pero me dedicaba su tiempo. Porque él reconocía que yo existía, y me ofrecía la compañía que tanto he añorado por todos estos años.

Y ahora no tengo ni esto. Me quedé otra vez sola.

Todos estos pensamientos daban vueltas en mi cabeza mientras lloraba recostada en el tronco del árbol hasta que...


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HOLA :D :D :D


¡Gracias por leer! No olviden comentar lo que os pareció el capítulo y darle un voto si os gustó :3. Os agradecería de corazón si la recomendasen porque está en sus comienzos y pocos la han leído hasta ahora :3.


Muchas gracias otra vez y hasta la próxima.


†Kris Wayland†


Mi última carta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora