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Chapter Six

Hermione estaba esperando, sentada delante de la chimenea, a que Ginny regresara de donde hubiese ido. Había mirado en la habitación de las chicas de quinto, pero sus compañeras le dijeron que se había marchado muy temprano y que no sabían donde.

Pensaba que seguramente ya estaba preparando algún plan, al fin y al cabo le había declarado la guerra. "¿No estará pensando en echarme el maleficio de los mocomurciélagos¡Ay! Debería buscarla antes de que se le pase esa idea por la cabeza". Se levantó del sofá y se dirigió a la salida de la sala común, pero no hizo falta salir, antes de llegar a la puerta que conducía al pasillo, Ginny Weasley entró con una sonrisa de oreja a oreja que no denotaba para nada enfado. Hermione no lo comprendió.

-Buenos días, Hermione -saludó Ginny-. ¿Has dormido bien?

-Buenos días -respondió Hermione aún sin creerse que Ginny estuviese siendo tan amable.

Ginny se dirigió al sofá en el que hacía escasos segundos había estado sentada Hermione. Esta la siguió y se sentó a su lado.

-Ginny, quería disculparme por todo lo que te dije ayer.

-No, Hermione. No te disculpes. No serviría de nada. Sé que todo lo que dijiste, lo dijiste de corazón. Y además me he dado cuenta de que tienes toda la razón del mundo. Me he comportado como una niña pequeña.

-Pero no quería herirte...

-Y no creo que lo hayas hecho, no me siento mal por lo que me dijiste. Bueno, un poco, pero no es porque me hayas dicho que lo que siento por Harry sea un capricho, sino porque me has dicho que estabas enamorada de Harry después de mucho tiempo, me lo has dicho porque yo me había enfadado y te había gritado. ¿Pensabas callarte toda la vida para que la pobre niña Weasley no se desilusionara?

-No, me había dado como plazo máximo mi último curso.

Ginny la miró alucinando.

-Lo siento -dijo Hermione-. Pero no quería que te pusieras triste, Ginny. Te he visto crecer, he visto como a la vez crecía tu supuesto amor por Harry, no podía venir yo y desmoronarte por completo. Eres como una hermana para mí, no podía hacerte eso. ¿Me perdonas?

-No. No tengo que perdonarte nada. En todo caso, quién debe pedir disculpas soy yo, ayer también me pasé. Y sí, sinceramente pienso que lo de Harry ha sido un capricho, he estado reflexionando... ¿Entonces, aceptas mis disculpas?

-Gracias, Gin, muchas gracias- dijo Hermione dándole un abrazo a Ginny-. Ya estaba temiendo tu maleficio de los mocomurciélagos.

-¿Tú también? -rió la pelirroja mientras se separaba de Hermione-. ¿Tan bueno es que todo el mundo lo teme?

-¿Qué quieres decir con "tú también"? Es que... ¿Dónde has estado hasta ahora?

-Dando un paseo -contestó nerviosa-. No podía dormir más, y salí a caminar por los jardines.

-Oye, Gin, te dije que es peligroso salir sola. Sabes que desde la vuelta de Lord Voldemort esto es más inseguro. Ya sé que estamos en Hogwarts -dijo cuando Ginny se disponía a protestar-, pero aún así es peligroso. ¿Quién sabe que te haría un Slytherin si te viera andando por ahí sola?

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