Reencontrándose con el hogar

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Reencontrándose con el hogar

Ya solo faltaba un día para la inminente partida. Abigail hubiera querido pasar ese día con Novak, pero un imprevisto por parte de la gente que estaba realizando el envío de sus instrumentos musicales lo traía vuelto loco.

-¡¿Cómo que se les cayó la caja?! ¡¿Pero qué clase de empresa son ustedes?!... Un solo rasguño a mis pertenencias y LES JURO QUE LOS DEMANDO.

Abigail escuchaba los gritos que perpetraba Novak, por toda la casa con el teléfono en mano. Tanto ella como Navi decidieron poner una discreta distancia entre ellos y el mal humor de Novak, así que ambos se fueron a refugiar a la oficina.

-¿Y ya saben que caja es la que se cayó? –preguntó Navi en voz baja.

-Pues la caja se mantiene sellada, pero tal parece que es donde va la batería de Bibi. –respondió Abigail y Navi solo volteó los ojos al cielo como imaginándose la rabieta que se esperaba.

Ambos chicos se mantuvieron alertas a lo que Novak vociferaba, pero después de 20 minutos la revuelta parecía que por fin se había calmado. O más bien eso pensaba Abigail pero en ese instante una voz fúrica llamó por ella -¡Abigail!, ¡Abigail!

Navi volteó a ver a su jefa y ésta, dando un largo suspiro y cerrando los ojos, se paró de su escritorio y salió con paso decidido de la oficina para enfrentar al ogro de su prometido.  

Al llegar a la sala un rockero encolerizado se paseaba de un lado a otro del lugar, mientras un señor con uniforme militar lo veía intrigado y admirado.

Abigail al notar al Señor Flores, se acercó de inmediato hacia él –Señor Flores que gusto de verlo nuevamente –dijo Abigail estrechándole la mano para saludarlo.

-Ahh así que también usted está coludida con todo esto. Debí haberlo supuesto.

-¿De qué demonios habla este señor, Escalante?! –Dijo Novak y el señor Flores nuevamente fijo su vista en el rockero.

Pero Abigail acostumbrada a las tempestades de su novio, decidió mantenerse tranquila. –Por favor señor Flores, tomé asiento. Me supongo que no le han ofrecido nada de beber, permítame. ¡Mari! –llamó Abigail a una chica del servicio –Por favor tráele al señor Flores …

-Solo agua por favor –Dijo el militar tomando asiento.

-Y para el señor O´Farrell –Dijo Abigail viendo de reojo a un muy molesto rockero –Tráele una malteada de chocolate.

Novak le dio media espalda y viendo que el bajista no tenía la menor intención de sentarse ella se acomodó en uno de los sillones para quedar de frente al señor Flores.

-Y dígame señor Flores ¿En qué podemos servirle?

Eludiendo la TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora