- No. Pasó. Nada. Nada de nada. Ni dijiste nada de lo que tengas que arrepentirte o avergonzarte, ni hiciste nada que no hubieses hecho sobria.

Lo cierto era que ella realmente no había hecho nada, Kate estaba temiendo que hubiese metido la pata cuando el que lo había hecho había sido yo.

Agarrando el polo, se levantó para cambiarse en el baño. Me sentí algo culpable por omitirle varias cosas de la noche anterior. Además, era cuestión de tiempo que se fuese acordando de ellas. Simplemente esperaba que no lo hiciera. Pero cuando se giró hacia mí con el ceño fruncido, sabía que mis esperanzas eran en vano.

- ¿Un puñetazo en la frente también es nada? - aghhh por supuesto que se iba a acordar de eso- ¿o es que acaso una puta- escupió la palabra - no merece saber la verdad?

- Oye Katherine....- sabía que nunca debía haber dicho esas cosas, pero arrepentirme no era uno de mis puntos fuertes. - ayer...- ¿estaba completamente furioso y pagué mis celos llamándote puta? - yo no quería decir eso- Y era cierto. Fue algo que se escapó de mis labios. Cosa que nunca solía pasarme y desde que la conocí pasaba continuamente. Estaba perdiendo toda mi profesionalidad en todos los sentidos.

- ¿Ah no? ¿Y qué querías decir? ¿Por qué yo creo que quedó muy claro lo que pensabas de mí?- nada. Estaba claro que no pensaba dejar el tema. Muy bien, si esto es lo que quería, esto es lo que tendría.

- Mira Katherine - dije con el arrepentimiento ya completamente fuera- Sabes que no pienso que seas una puta- era ridículo. ¿Quién podía pensarlo si quiera? Era más bien todo lo contrario. - Simplemente ayer estabas comportándote de una manera, no sé supongo que propia de una niña chica- mierda, eso no es lo que quería decir- de una niña de tu edad, una- allá vamos - una adolescente inocente.

Cómo si la hubiese insultado sentí como mis palabras se clavaban en ella. No entendía por qué si solo estábamos hablando verdades. Esperé paciente en la cama a que esa cabecita suya maquinase lo que fuese que estaba pensando antes de soltarme cualquier cosa.

- ¿Es que tú nunca te has emborrachado? -soltó al fin completamente cabreada.

- Tienes dieciséis años y ...

- DIECISIETE - me interrumpió exaltada.

Sabía perfectamente la edad que tenía pero intentaba engañarme para auto convencerme que sí era una gran diferencia. El hecho que fuese menor debía ser el primer gran pero.

- Bueno diecisiete, lo que sea. Tienes diecisiete años y hasta ahora no habías bebido.- No sabía si iba a entender muy bien por dónde iban los tiros pero le di tiempo para intentarlo. Su respuesta sin embargo, me pilló completamente desprevenido.

- ¿De verdad piensas que por no beber soy una niña chica? - ¿Pero qué estaba diciendo?- Pues mira- estaba embalada. Era uno de sus ataques de sinceridad, no había manera de interrumpirle hasta que terminase. -No bebo ni tampoco fumo y soy virgen.- ¿Qué? ¿A qué venía aquello? Peor aún, ¿por qué me alegraba escucharlo? - y muy orgullosa estoy de las tres cosas. Y me da igual lo que diga la gente porque no voy a cambiar. Pero pensaba que tú eras diferente. ¿Sabes qué? A lo mejor eres tú el inmaduro, porque si piensas que por eso soy una niña chica, estas equivocado. Así que adelante piensa de mi lo que te dé la gana.

Buff. No podía negar que aquel discursito, aunque no viniese a cuento y hubiese malinterpretado mis acusaciones, me tenía completamente fascinado. Verla usando el poco carácter que tenía, hacía cosas ilógicas en mí. Pero nunca debía mostrarlo.

- No pienso que seas una niña chica porque fumes o bebas y mucho menos porque seas virgen...- todavía me costaba entender qué le había llevado a creer que yo pensaba eso.- Desde luego no sé qué te habrá llevado a pensar que eso es lo que yo había dicho- me levanté de la cama y anduve hacia ella. - Pienso que eres una niña chica porque acabas de decir que te sientes orgullosa de no beber- cuando usaba su carácter, por mucho que me gustase, necesitaba recordarle quien tenía la delantera. Recordarme qué efecto tenía en ella. Y a por eso es a lo que iba. - Lo que te estaba diciendo es que llevas toda tu vida sin beber y ayer bebiste. Y lo hiciste porque pensaste que eso iba a evitar que fueses una niña chica, al menos creíste que yo pensaría aquello.- Había sido ridículamente gracioso la manera en la que desfilaba frente a mí la noche anterior, ensalzando lo copa en su mano. Aunque a decir verdad, pocas veces acababan dirigiéndose mis ojos hacia sus manos cuando pasaba por delante. - Lo que te convierte en una. - había que rematar la jugada.

SecuestradaWhere stories live. Discover now