Testosterona

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En la misma sala de recepción había un hombre vendiendo rosas rojas. Me quedé atónita cuando Jess nos condujo hacia él para comprarme una.

- Una novia así tendrá que cuidarla – le contestó el vendedor.

- Desde luego – replicó Jess.

Me extendió la rosa y antes de que fuese mía, se pagó el regalo robándome un beso. Fue fugaz, sencillo y breve. Pero fue un beso. No pude evitar pensar que aquel había sido el segundo chico en toda mi vida que me había besado. Y con ese pensamiento, un ataque de genio llegó hasta mi puño izquierdo que se levantó instantáneamente para hacer justicia. Por supuesto, Jess se adelantó a mis movimientos y cautivó mi mano en la suya.

- No creo que un puñetazo sea la forma de agradecer a tu novio un detalle así – volvió a susurrarme recordándonos que estábamos rodeados de gente que pensaba que realmente éramos novios. Además entre mis pintas, los tres pivones y la compra de la rosa, habíamos montado una buena escenita que tenía a todas las personas de aquella sala expectantes. Sonreí falsamente y me encaminé a la puerta. Donde Kevin nos esperaba con una gran sonrisa junto a un no muy sonriente Jared.

Enseguida Jess estuvo a mi lado, pero esta vez me negué a darle la mano. Pronto estaríamos fuera del hotel y podría gritarle dos o tres verdades. Por lo visto no era la única que lo tenía en mente.

- ¿Qué cojones ha sido eso? - preguntó Jared enfurecido cuando estuvimos lo suficientemente lejos del hotel para que nadie nos asociase, ni fuésemos parte del perímetro de las cámaras.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Jess fingiendo intriga

- Sabes perfectamente a que me refiero. Déjate de gilipoyeces-

- Vamos Jared, relaja la raja. Ha sido simplemente una escena más en toda esta farsa. Credibilidad a nuestras identidades.

- Una escena que claramente sobraba. Y que ha puesto a Kate innecesariamente en el punto de mira.

- Kate ha estado en el punto de mira de todos, desde el momento en que ha salido así del cuarto.

Seguía sin encontrar el coraje suficiente para intervenir en este tipo de discusiones. Kevin, esta vez decidió mantenerse al margen. Cruzado de brazos entre ambos, controlando supongo, que la agresión no llegase a una física. Yo me escondía tras Jess, siendo perfectamente consciente de todo lo que decían.

- ¿Y por eso has creído conveniente llamar más la atención?

- La única atención que he llamado ha sido la tuya- lo dijo en un tono tan calmado que todos podíamos percibir la seguridad con la que hablaba.

- No sigas por ahí – le advirtió Jared, acercándose lentamente hacia él.

- ¿Por qué no? - le contestó él desafiante, encontrándose a medio camino.

- Creo que este asunto ya lo hemos zanjado esta tarde. No hay que darle más vueltas.

- La única que se ha creído semejante trola, ha sido ella.

- Jess, estás agotando mi paciencia. Soy yo el que está al mando, no quiero utilizar mi ranking, contra ti. Ni contra ti – se giró hacia Kevin. Agradecí al menos, que no estuviesen discutiendo en otro idioma. – Pero el próximo que vuelva a tergiversar mi preocupación de control, por celos va a tener que...

- Así que lo único que te importaba era que estábamos llamando la atención- le interrumpió Jess con ansias

- ¿Qué sino?

Y antes de que ninguno nos pudiésemos imaginar qué estaba haciendo, los labios de Jess volvieron a estar junto a los míos. Había sido un impulso tan repentino que ni si quiera ellos lo habían impedido. Y aunque la sorpresa había sido bastante grande, esta vez no tenía que fingir ante nadie. Iba a recibir un doble tortazo por su imprudencia.

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora