Capítulo 20.

10.3K 924 302
                                    

POV LOUIS

Las siguientes semanas fueron de lo más ordinarias. Volví a mi rutina, hacer cosas en el apartamento por la mañana e ir a la pizzería por la noche. No había vuelto a hablar con Trish y tampoco habían vuelto a pedir una pizza. Me había encargado personalmente de mirar todos los pedidos todos los días. No nos habíamos dado los números de teléfono, solo tenía el de Ariel, y tenía la sensación de que, aunque la llamara, ella no querría hablar conmigo. Se lo noté la última noche, en la despedida. Estaba hecha un lío y pude ver el temor en su mirada. Quería darle tiempo para que se recompusiera, no quería forzarla excesivamente, las aguas tenían que volver a su cauce por sí solas pero yo ya no aguantaba más. Llevaba unos días que me subía por las paredes. Había vuelto a la monotonía y, si continuaba así, iba a tocar fondo pronto. No me podía permitir eso. Si tocaba fondo me resultaría muy complicado volver a la superficie.

-¡Louis! -me llamó el encargado de coger las llamadas-. Cuando salga el pedido tienes que llevarlo al número ocho de Frederick Road -asentí con la cabeza y me puse el abrigo para salir a la calle. El pedido no tardaría en salir.

Entregué la pizza media hora más tarde, en un barrio bastante alejado del centro. Al volver a la moto, noté cómo mi teléfono sonaba en el bolsillo de mi pantalón y me sorprendí de que lo estuviera escuchando porque nunca lo oía. Sorprendentemente, el que me llamaba era Ariel.

-¿Sí? -hablé con desconfianza.

Era verdad que él parecía ser un buen tío y, por alguna extraña razón, se llevaba bien conmigo, pero hacía semanas que no sabía nada de él, ni un mensaje.

-¡Louis! -exclamó al otro lado de la línea-. ¿Cómo estás?

-Bien, trabajando.

-¿Te pillo liado? -inquirió y por su tono de voz supe que esperaba que mi contestación fuera un...

-No -respondí y le pude imaginar sonriendo.

-¡Genial! Han venido unas amigas de Trish de la universidad a Londres y han quedado porque hacía tiempo que no se veían. Me han dejado tirado -se rió avergonzado -. No sabía a quién llamar. ¿Tienes algo que hacer esta noche?

Estaba impresionado. ¿Quería salir conmigo? Esto era absurdo, una inmensa gilipollez pero, tal vez, con suerte, podría ver a Trish al final de la noche.

-No, tranquilo. Podemos quedar. Salgo a las doce pero tengo que volver a casa y cambiarme.

-Claro. ¿Quedamos a la una en Picadilly? ¿En la boca de metro?

Fijamos la hora y el lugar, y nos despedimos. Eran las diez y media. Quedaban menos de tres horas y no sabía cómo iría la cosa. Algunas veces había quedado con él en su apartamento, precisamente, para tomarnos una cerveza o en algún bar de la zona. Aprovechaba que él no tenía muchos contactos en Londres para juntarme a él y estar más cerca de Trish, era puro interés. No me agradaba quedar con el actual novio de mi ex novia pero, por lo menos, no era un gilipollas, era alguien bastante decente. Aún así, nunca habíamos quedado por la noche y no sabía lo que haríamos.

*

A la una y diez salí del metro y vi a Ariel apoyado en una de las barandillas. Nos saludamos y empezamos a andar hacia la zona de los pubs.

-¿Sabes algún sitio al que podamos ir? -preguntó. Las calles estaban infestadas de gente.

En otra época sí que me hubiera conocido los bares y discotecas de la ciudad como la palma de mi mano pero ahora no, apenas conocía uno o dos. Siempre iba a los mismos y, para colmo, estaban en la otra punta de Londres.

Fast: IgnitionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora