4. Operación Rescate.

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Inmediatamente, tras escuchar el nuevo mensaje del líder de El Fuego de la Libertad, todos se pusieron en movimiento, y yo comencé a seguirlos de atrás. Parecían estar dirigiéndose hacia otra de las puertas que se encontraban en esa enorme base subterránea.

Una vez que cruzamos la puerta, la cual se identificaba como "Sector-12", nos encontramos en otra sala, que si bien era más pequeña que la anterior no tenía nada que envidiarle. En ella se encontraban dispuestos los trajes de los distintos integrantes de Los Vigilantes los cuales había sufrido algunas modificaciones desde la última vez que los vi, sin embargo, lo primero que noté es que faltaba uno. Pero, antes de que pudiera preguntar, la voz de Damien cortó el silencio que se había instaurado en el equipo.

‒Estoy seguro de que no soy el único que piensa que esto es una trampa... ‒dijo, y logró que todo el grupo se frenara.

‒Esto es claramente una trampa, pero no por eso vamos a dejar que Amy muera ‒respondió Jax mientras seguía caminando hacía su mejorado traje.

‒Lo sé, lo sé, lo único que digo es que tenemos que tomarnos nuestro tiempo para pensar en un plan ‒contestó de inmediato Damien, mientras que el resto ya se estaba empezando a preparar para vestirse.

‒No hay tiempo, improvisaremos sobre la marcha ‒volvió a responder Jax.

‒Sí, porque eso siempre sale bien... ‒le espetó por lo bajo Damien, ganándose una mirada de reprobación del líder del grupo.

‒¿Y bien? ¿Dónde me cambio yo? ‒pregunté de repente, y todos se dieron vuelta y se me quedaron mirando, con cierta incomodidad.

‒Lo siento, viejo, tu no vas en esta misión ‒respondió Jax por lo bajo‒. Quédate aquí, descansa, acostúmbrate al lugar, nosotros...

‒No, de ninguna manera ‒corté a Exo a mitad de la oración, y por la cara de todos los presentes, supe que temieron que volviera a tener un exabrupto como el que acababa de tener con Damien‒. Mira, Jax, me trajeron aquí por algo... Déjame ayudar.

Hasta yo me sorprendí de la calma con la que salieron esas últimas palabras de mi boca, y supongo que para el resto también fue una linda sorpresa, ya que los que ya me conocían simplemente sonrieron y continuaron con sus cosas.

‒Puedes usar el baño ‒dijo Joel, y acto seguido me dio indicaciones de cómo llegar hasta él‒. Les dejaré un recado a los del departamento de tecnología para que te preparen una vitrina donde poner el nuevo traje que te fabriqué.

‒Gracias, Joel, pero no va a ser necesario... No me voy a quedar tanto tiempo... ‒respondí antes de retirarme.

Nuevamente el joven Green pareció decepcionado, pero inmediatamente quitó un par de botas de aspecto robótico de la vitrina, de las cuales su traje comenzó a extenderse hacía el resto de su cuerpo, él, al igual que todos, sabía que había cosas más importantes sobre las que preocuparse en ese momento.

Seguí las indicaciones que me había dado Joel y, tras perderme por un segundo, logré encontrar los baños. Me adentré en ellos y trabé la puerta, de inmediato me acerqué al lavamanos y me enjuagué un poco la cara. Ciertamente tenía un aspecto demacrado, ya que me habían crecido mucho las ojeras, y tanto mi barba como mi pelo estaban largos y desarreglados, pero no tenía tiempo para pensar en esas cosas en ese momento, así que de inmediato comencé a quitarme la ropa y una vez hecho esto, me coloqué mi uniforme de Archer.

Una vez que estuve preparado, abandoné el baño y volví a reunirme con mis compañeros, y por un segundo casi que no los reconozco. En las vitrinas ni siquiera se notaban lo distinto que eran los trajes nuevos que portaban mis antiguos compañeros.

Mundo de Héroes: El Fuego de la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora