Intentó tranquilizarse, tomando respiraciones hondas y únicamente centrando sus pensamientos en Louis, en nada más. En los bonitos ojos azules, que ahora se ensombrecían debido a la desesperación y preocupación, en el ceño fruncido que tenía, intentando descubrir que lo había hecho llorar, que lo había lastimado. En sus finos y bonitos labios que ahora se encontraban presionados en una línea recta.

Agachó la cabeza, mirando como sus manos aún temblaban sobre su regazo. Cerró los ojos mordiendo su labio inferior para contener más sollozos que querían escapar de su boca. Buscaba calmarse, no quería preocupar más a Louis.

De repente, una mano robusta se posó torpemente en su cabeza, sin moverla, sin saber que hacer; pero eso fue más que suficiente para él, causándole un sentimiento de alivio y confort.

Harry alzó la mirada, encontrando el rostro inquisitivo de Louis. Le dedico una pequeña sonrisa, dándole a entender de qué lo estaba haciendo bien, que se sentía mejor al sentirlo ahí con él.

Louis negó con la cabeza, acercándose más a él y bajando la mano que tenía sobre su cabeza por su cara, descendiendo en una suave caricia, pasando por el cuello y el pecho, hasta llegar al abdomen. Metió la mano con lentitud por la playera, posando la cálida palma en su estómago, justo donde estaba el tatuaje. Louis se acostó en la cama, para después acomodar con cuidado a Harry sobre su pecho, colocando nuevamente la mano sobre el tatuaje por debajo de la playera.

Y Harry sonrió un poco, esta vez de manera más sincera. Porque esa era la manera de Louis de decirle que estaba con él, que no lo dejaría solo.

Cayó dormido, sintiendo las suaves caricias de Louis en su abdomen.


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A Harry realmente no le dio tiempo de pensar en lo ocurrido con Nick a la mañana siguiente. Louis lo despertó con suaves besos en la mandíbula y cuello, provocando que riera y sus hoyuelos aparecieran. Después de eso ambos se separaron, Louis fue al patio a partir rocas, y Harry a la cocina a comenzar a hacer el almuerzo. Partir los panes y limpiar la cocina le hizo distraerse hasta la hora de la ducha, que fue el momento del día al que temía llegar, por suerte Nick no apareció ahí, y Louis acabó pronto su trabajo -seguramente apurándose para alcanzarlo en la ducha, porque se veía ligeramente agitado y había sudor en su frente y pecho, esto sólo hizo a Harry sonreír y quererlo abrazar y darle las gracias por no querer dejarlo solo el día de hoy-.

Louis se metió a la misma ducha que él, y tal vez Harry lo sintió más sobreprotector que de costumbre. Y sabía, por la respiración acelerada y la manera suave que el mayor acarició su cuerpo que veía los moretones que adornaban sus caderas, su espalda y sus muslos. Los rasguños que recorrían su pálida piel. Sabía que Louis los veía, pero no dijo nada. Y Harry agradeció enormemente eso.

El almuerzo transcurrió normal, con Louis sentado a su lado, envolviendo el brazo en su cintura y quitando bruscamente la mano de Niall cuando éste quiso acariciar sus rizos, ganándose una carcajada del rubio. Y Harry no reprochó su comportamiento esta vez, ya que realmente el día de hoy no podía consentir que nadie lo tocara -a excepción de Louis-.

También noto como Zayn no se atrevía a subir la mirada de su plato, y evitaba su mirada.

Cuando todos comenzaron a salir al patio hizo una mueca. Aún se sentía adolorido y cansado, además de que no tenía el ánimo para estar rodeado de tantas personas. Por lo mismo se sorprendió cuando Louis, como si leyera sus pensamientos, puso una mano en su espalda y camino al sentido contrario, conduciéndolos a su celda.

Al llegar Louis lo ayudó a subir a la litera de arriba para acostarse ahí, el mayor cerró la puerta de la celda para después subir la escalera de metal y acostarse a su lado, arroparlos a ambos con la sábana. Harry rápidamente se acurrucó contra él, apoyando su cabeza en el pecho de Louis y aspirando su olor, ese olor que lograba tranquilizarlo en segundos.

—Gracias— susurró antes de caer dormido, al fin sintiendo como comenzaba a regresar en sí, como la bruma a su alrededor comenzaba a menguar.


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Cuando Harry despertó se dio cuenta de que debían ser ya las seis de la tarde. Su frente seguía apoyada en el pecho de Louis, sintiendo la respiración tranquila de este. Los brazos de Louis rodeaban su cintura, y las piernas de ambos estaban enredadas bajo las sábanas.

—Ahora, quiero que me digas quién fue— escuchó la suave pero firme voz del mayor. Su cuerpo se tensó. Se quedaron minutos en silencio, lo que Harry agradeció porque necesitaba ordenar sus pensamientos y tranquilizarse antes de decirle cualquier cosa.

—Yo, yo sólo...— susurró, apretándose más contra el cuerpo de Louis—. Lo siento Lou, robé tu navaja.

Louis soltó un suave suspiró— Y eso estuvo bien, bebé. Esa navaja la deje ahí para ti.

Frunció el ceño, confundido.

—Para... ¿mi?

—No eres bueno fingiendo estar dormido— le dijo—, y sí. La deje ahí para ti. No es como si yo la necesitara para defenderme. Así que ahora dime qué pasó.

Mordió su labio inferior, cerrando con fuerza los ojos,

—Eh...— susurró — Me lastimó, Lou. Él me hizo daño.

La mandíbula de Louis se tensó, y sus manos se hicieron puños en la espalda de Harry.

—¿Quién?

Cuando abrió la boca para responder los golpes con las macanas de los guardias sobre los barrotes de las celdas los interrumpieron.

—¡Levántense todos! ¡Es día de revisión de celdas! ¡Apúrense!— gritaban, sacando a todos de las celdas y comenzando a acomodar a los presos en fila.

Harry vio a Louis respirar profundamente un par de veces, buscando calmarse, antes de separarse de él y bajar de la litera, ayudándolo después a él.

Notó que los guardias acomodaban al azar a los reclusos en dos filas. Quedando mirando de frente.

A él lo pusieron entre un chico castaño y un hombre mayor, y a Louis en la otra fila, frente a él. Cuando los guardias se alejaron un poco sintió como el chico castaño que estaba a su derecha se movía de lugar, que fue reemplazado rápidamente por otra persona.

Hola, amor— susurraron en su oído, y Dios, esa voz hizo que sus manos comenzarán a temblar por el miedo. Buscó con desesperación los ojos azules frente a él, para no tener otro ataque de pánico. Y es que si los guardias no estuvieran a unos pasos de ellos ordenando a los reclusos que no se movieran, ya estaría escondiéndose entre los brazos de Louis.

Cuando dirigió su vista al frente vio las miradas que se dedicaban Nick y Louis... Y de inmediato supo que esto no terminaría bien.
   
  

consume me | l.s.Where stories live. Discover now