1

1.6K 83 2
                                    

Estaba segura de que sería el día más aburrido y cansado de la vida pero no me podía quejar. Así eran mis días. Pedí un taxi hasta la empresa Haner, era una cadena de hoteles y casas de venta muy importante y extensa. Había estudiado turismo y no me iba rendir, no ahora que despidieron a mis padres de su trabajo ya que su única esperanza era yo.
El conductor del vehículo se estacionó a unos cuantos pasos de las grandes puertas de cristal. Mientras caminaba hasta el interior tomé aire, recordé pararme derecha y me di un vistazo en el espejo que ofrecían las grandes puertas.
Entré y el aroma era exquisitamente delicioso una combinación de cítricos parecida al ambiente de mi hogar.
Unas grandes letras grises de acrílico detrás de la recepción daban a conocer el nombre del lugar. Pero no veía por ningún lado a la persona de recepción.

—Señorita—dijo un hombre alto llamando mi atención.—¿Weldon?—añadió dudoso.
—Esa misma.—sonreí.
—Tengo registrada una entrevista de trabajo a las ocho en punto—dijo mirando su iPad.
—Así es—me límite a responder.
—Son las ocho con quince—suspiró—eso no es bueno, pero por ahora el señor Haner le espera en la sala de juntas.

Seguí mi camino hasta la sala guiándome por los pequeños anuncios elegantes que daban indicaciones.
El señor Haner...debía disculparme por llegar tarde, maldito celular. Marcaba las siete con cincuenta y cinco.
Toqué la puerta de roble y una voz me indicó que pasara. Lo hice y me encontré con un hombre increíblemente fino y elegante.

—Cinco minutos antes señorita Weldon, maravilloso—sonrió y me indicó que me sentara.
—Su empleado me dijo que eran las ocho quince—dije sentándome.
—Ese Josh siempre tan bromista—esbozó una sonrisa.
—Incluso estaba planeando como disculparme—sonreí.
—Me gusta tu honestidad—me dijo.

Pasamos aproximadamente dos horas hablando, me contó que la recepcionista había sufrido un accidente esta madrugada y que por primera vez en la historia de la empresa no tenían suplente o plan de emergencia. Joder era mi día de suerte, aunque de alguna manera lo lamentaba por ella.
Me estaba dando su puesto temporalmente, después ella regresaría y buscarían uno adecuado para mi. Acepté, le confesé mi situación y bueno, en vez de entrevista parecía charla entre amigos más mencionar algunos coqueteos que me lanzó.

—¿Qué día podría empezar señorita Weldon?—preguntó ordenando los papeles que acababa de firmar.
—Llámeme Dayan—sonreí levantándome—desde el momento en que lo desee.
—¿Qué le parecería justo ahora?
—¿Bromea?, me encantaría—dije emocionada.

Corrí literalmente hasta la recepción, me senté con una enorme felicidad en la cómoda silla. Radiante de alegría contagiando a los clientes del hotel.
Por fin mis padres estarían orgullosos. Después de tanto trabajo y papeleo mi turno terminó a las nueve de la noche un poco cansada pero entusiasta.
Tomé mi cartera y salí del lujoso lugar, tenía que cambiar un poco mi look ya que no quería asustar a nadie pues era la primera persona que los atendería después del guardia de seguridad pero yo sería quien les registraría e indicara su habitación o condominio.

Me dirigí a casa y le conté lo sucedido a mis padres causándoles ese orgullo hacía mi, si supieran que me contrataban porque me veían como su salvación.
No podía ni dormir del placer que sentía al por fin tener un buen trabajo en un lugar tan caro e importante como lo era la cadena de los Haner.
Haner, Haner, Haner.—no podía pensar en otra cosa—.¿Tenía algo que ver con Brian? , ¿En cual de todos los hoteles trabajaría?. Hace tanto que no le veía. Después de tanto pensar me rendí dormida.

A la mañana siguiente me desperté a las cinco, me puse un pantalón de vestir negro, una camisa blanca y el chaleco azul rey de la empresa que tenía un carnet de color aluminio con la leyenda "Recepcionista de Haner" se leía hermoso.

Pasé al salón de belleza de Stacey para que me hiciera aunque sea un pequeño cambio, dejó lacio mi ondulado cabello mientras su compañera de trabajo me maquillaba.

—Increíble—musitaron al unísono.

Sonreí y me miré en el espejo que estaba frente a mi. Me sentía hermosa, ¿enserio era yo?. Necesitaba capturar el momento así que me saqué una fotografía con las chicas.
Les agradecí y caminé rápidamente hasta el hotel, eran las seis y media así que me senté en la silla acogedora después de que el recepcionista nocturno se había ido.
Mientras acomodaba unos papeles y buscaba el nombre de un cliente en el ordenador sentí la mirada de alguien; cuando giré la vista me di cuenta de que era el señor Brian junto con otras dos personas pero no lograba distinguir ya que miré casi por reflejo.
Seguí en lo mío hasta que el tal Josh me ofreció un café.

*Me voy a dirigir como Brian al protagonista y Brian Señor/Señor Brian a su padre.

Novio Psicópata |Synyster Gates|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora