Más que amigos |DBZ Fanfic| GokuxBulma

25: Los Juegos de Cell: Santas Esperanzas.

Seitai era un joven bastante tranquilo e inteligente. A veces pecaba de ingenuo, al igual que Goku, pero había una única cosa que le hacía perder los estribos, y era que lastimen a alguno de sus amigos. Cell había atacado a Misti, la mejor amiga de Seitai, y el joven no podía tolerar que aquel individuo toque a su Misti. Seitai cargaba energía, su ki aumentaba a pasos agigantados, parecía estar poseído. Cell sonreía, su última acción, algo miserable y lasciva, había dado sus frutos pues ya tenía lo que quería, un Seitai enojado y colérico.

Aisha voló hacia Misti y la cargó en sus brazos. La joven solo estaba desmayada debido al brutal ataque del androide orgánico. Misti era una chica muy fuerte para su edad, muy poca gente era capaz de sobrevivir a tamaño ataque. Aisha tumbó a la pequeña sobre el pasto para que recuperase su energía poco a poco. Seitai, ya utilizando el cien por cien de su poder se decidió a atacar a Cell.

Cell aumentó su poder y comenzó una batalla aérea contra Seitai. Desde la posición de Míster Satán lo único que podía distinguir era una maraña de puños y patadas entre ambos contrincantes. El presentador de televisión y los discípulos de Satán huyeron del lugar, dejando solo al campeón mundial de artes marciales. El hombre se cobijó en unas rocas y continuó presenciando aquella épica batalla.

Varios minutos después Cell y Seitai aterrizaron sobre el piso. Cell pisó los restos de la cabeza de C-16, aquel pobre androide de corazón puro, creado para asesinar a un buen hombre. Aquel gigante androide de pelo anaranjado había demostrado que lo único robótico que tenía era su apariencia, puesto que su corazón albergaba sentimientos plenamente humanos. 

—Peleas muy bien chico, me lo estoy pasando muy bien.

—Disfruta del poco tiempo que te queda sobre la faz de la Tierra, te voy a destrozar miserable. 

—Por muy poderoso que seas nunca podrás derrotarme, poseo las células de los mejores guerreros del universo, entre ellas las de tu mismo padre y las de tu querido Piccolo. 

—No eres más que un parásito, un ser repugnante creado a base de trozos de otros guerreros. Eres igual que Frankenstein, un puzzle humano, por mucho que quieras nunca serás un humano, seguirás siendo un androide. 

—Francamente, nunca antes había oído un comentario similar, me has dejado fascinado. Pero eso no será suficiente para derrotarme —voló hacia Seitai y le pateó la quijada. 

Seitai recibió aquel golpe de lleno. Escupió algo de sangre y lanzó un potente Kamehameha a Cell. El androide lo pudo desviar, pero se hizo daño en un brazo. Seitai sonrió y comenzó un nuevo asalto. Bulma observaba aquel combate atentamente, tenía mucho miedo porque su hijo estaba peleando. aquel niño asustadizo peleaba mejor que un hombre, le estaba plantando cara a aquel monstruo.

Cell decidió tomar la iniciativa e inició el último asalto para aquel apoteósico combate. Lanzó un enorme y muy potente Kamehameha a Seitai, el cual respondió con su mejor técnica, el Masenko. En el centro del campo de batalla se veían dos enormes ráfagas de ki, una azul y la otra amarilla forcejeando para ver cuál solaba a la otra. Seitai tenía su brazo izquierdo dañado, y el cansancio empezaba a acuciarle. 

El androide orgánico veía que Seitai le iba a carbonizar, por lo que recurrió a otra de sus artimañas. Comenzó a inflar su cuerpo como si fuera un globo. Pretendía detonar y auto destruirse como si él mismo fuese una bomba. Un atento Vegeta se acercó al androide, sin que nadie notara su falta.

—¿Qué pretendes hacer inflando tu cuerpo?

—En exactamente tres minutos detonaré, destruyendo la Tierra y a todos los que vivís aquí.

—Maldito seas, no te lo pienso permitir.

Vegeta se acercó al androide y le despistó usando su Big Bang. Cell expulsó todo el aire que había tragado y con él también expulsó a los hermanos C-17 y C-18. Krillin corrió hacia los dos y los tumbó en el piso junto a Misti. Seguían vivos, pero estaban extremadamente débiles. Cell había perdido gran parte de su energía debido a que ya no contaba con la energía que le aportaban aquel par de androides.