𝐔𝐋𝐓𝐑𝐀𝐕𝐈𝐎𝐋𝐄𝐍𝐂𝐄
❝¿Podrías dejar de mirarme como si estuviera loca?❞
𝐃awn Grey era una de tantas mentes brillantes - pero ella no era una persona normal: si no una mutante. Una telépata con el poder de controlar ca...
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DAWN NI SABÍA PORQUE SE ENCONTRABA DORMIDA EN LOS BRAZOS DE CHARLES. Tenía en claro que al entrar al avión no le dirigiría la palabra hasta llegar a Rusia. La rubia fresa se despertó por una pesadilla, aunque se sorprendió por el hecho de no haber gritado. Pero las lágrimas le corrían por las mejillas. Charles se mostraba atento, observando a la rubia fresa desde la oscuridad.
—¿Nunca te cansas de las pesadillas?—preguntó Charles en voz baja, a modo de susurro.
Dawn le miró fijamente entre la oscuridad e intentaba descifrar su expresión, pero no lograba ver nada—No es muy simple escapar de tus demonios, Charles—respondió la joven siendo en un susurro.
—Tu mente puede convencerse a sí misma, no es real.
Dawn soltó una ligera carcajada y se separó de su amigo—Tú no sabes lo que es estar atrapada en tu propia cabeza.
—¿Eso crees?—preguntó él en un susurro—. Cuando era pequeño, no lo entendía. Todas las voces, era algo que me atormentaba.
Dawn Grey miró a Charles de manera deliberada—¿Cómo aprendiste?
—Debes buscar tu manera, Dawn. Así lo controlarás y podrás dejar de temerle a tu poder.
La joven se recostó y colocó su cabeza en el pecho de Charles, se sentía más confortante—No quiero herir a alguien, Charles, pero siempre lo hago—el telepata abrazó a Dawn lentamente y ella rodó los ojos—. ¿Qué estás haciendo?
—Abrazo a mi mejor amiga para que no vuelva a tener otra pesadilla.
—Aja, claro...—murmuró ella mientras ponía los ojos en blanco—. Buenas noches, Charles.
—Descansa, cielo.
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Retiro Militar, Rusia.
Al bajar del avión, Dawn sintió que el frío le calaba los huesos, intentando de congelarla completamente. Se sentía fresca y no tan cansada. Miró hacia atrás y se encontró con el joven de ojos azules. Él junto con Erik y Moira, salieron del mismo y se dirigieron a un camión con soldados. En el camino, Dawn, Charles y Erik se encontraban en un camión cargado de soldados americanos, dirigiéndose a la casa donde se encontraba aquel general ruso. Charles sintió los golpes que producían las personas que estaban adelante, corrió la tabla y se encontró con Moira.
