Dalas, Miare y yo.

El perro de la suerte.

No sabía si mirar alguno de sus vídeos o no hacerlo.

Ya que después cuando me lo cruzara podría ser incómodo, yo sabría quien es él, pero él no sabria quien soy yo.
Y si le decía que los había visto pensaría que soy una fan loca, y no me volvería a hablar.

Cerré el ordenador y me fui a dar una vuelta, cuando entonces volví a ver al perro.

En la calle de noche hacía frío,  y el perro iva sólo, con la cabeza gacha. Al principio pensé que quizás Dalas estaba con él, paseando. En cuando se acercó a mí me dí cuenta de que estaba sólo, se había perdido.

Agarré a Argos por collar y lo llevé hasta su casa, una vez ahí piqué al timbre.

Dalas salió.

-He encontrado a tu perro andando por la calle de mí casa - le dije.

-¡Argos! - lo acarició.

Me invitó a entrar mientras me explicaba que como la verja de la casa era baja, aveces se escapaba.

Su casa era grande, bastante parecida a la mía, sólo que con un baño más.

-Muchas gracias, Laura - me dijo.

Me tocó el brazo.

-De nada, no pasa nada..- dije un tanto nerviosa.

Nos sentamos en el sofá y estuvimos hablando, hasta que nos dieron las 12.

-Dalas, debo irme - le dije.

- No, quédate - dijo él.

Entonces una chica no muy alta, con el pelo blanco liso y muy delgada entro por la puerta.

- Hola Miare - Dijo Dalas - Esta es Laura.

-Encantada -respondió ella mirandome a mí - Soy su novia.

Espera...¿QUÉ? ¿NOVIA?