Mira y Aprenderás

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-Mira mamá ese señor tiene un gorro raro- llamaba una niña de dos años a su mamá.

-Madeline deja de estar diciendo tonterías- agarro a su hija saliendo de una panadería.

La chiquita miro donde tendría que estar el señor de gorro raro y no estaba. Como si por harte de magia hubiera desaparecido.

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-Disculpe señorita me podría decir la hora?- una mujer rubia y muy linda con una extraño atuendo se le acerco a una niña de 5 años cumplidos.

-Son las  16:15 señora- la niña miraba fijamente a la señora que tenía un parentesco al señor que vio hace unos años.

-Oh gracias, ten un regalo- saco un palo de su bolsillo y por harte de magia apareció un caramelo.

-¡Eres una bruja!- dijo feliz agarrando el caramelo.

-Shh pero no le digas a nadie, los muggles no saben de nosotros, y tu pequeña tienes algo de magia adentro.

-¡¿Madeleine donde estas?!- gritaba su mamá saliendo de una librería.

-Hasta luego pequeña- y con un movimiento de su palo desapareció.

-Mamá mira una señora me dio este caramelo que hizo aparecer con un palo- le mostró a su mamá pero ella lo agarro y lo tiro.

-Que te dije de hablar con extraños y de hablar de esas tonterías- la agarro fuerte de su brazo y se la llevo- No vuelvas mas a hablar de esas tonterías o te castigo, ok?

-Si mamá- con la cabeza agachada obedeció a su mamá sin que ella sepa que había levantado el caramelo.

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-¡Madeleine baja a comer ahora!- una mujer, algo cansada, llamaba a una niña de 7 años.

-¡Voy!- la pequeña estaba curando la pata de un gato negro que encontró en su patio. Su mamá odiaba a los animales pero ella quería cuidarla. Este gato era algo especial, no le tenia miedo pero se comportaba un tanto serio- tu pata esta mejor, ahora tengo que ir a comer ya vuelvo, te dejo leche.

Bajo y comió rápido para ver si el gato se había ido. Pero recibió un golpe de su mamá.

-¡Come bien! ¡Eres una mujer no un animal! Sube a tu cuarto- con la mejilla roja y algunas lagrimitas subió. Corrió hasta su cuarto y se acostó en la cama llorando. Siempre se preguntaba ¿Por que su madre era así? ¿Por que no la amaba?.

De pronto sintió como algo se caía en su cuarto, levanto la mirada y vio unos libros tirados. No entendió que había pasado. El pequeño gato estaba acostado en una silla viéndola. Fue raro.

Decidió descansar y no pensar tanto. Durmió hasta que el sol desapareció.

Un ruido la despertó de golpe ¿Otras vez esos libros? Pero no, vio como el gato que cuido por semanas se transformaba en una señora de mirada sería.

-Gracias Madeline por haberme cuidado. Pude haber usado mi varita pero se me perdió. No se como me pasan a mi estas cosas- se masajeo la cien.

-¡Eres una bruja también!- la señalo.

-¿Haz visto a alguien más con mi vestimenta?- se sorprendió.

-¡Si! Y me dio un caramelo que hizo aparecen con un pa..varita- sonríe la pequeña.

-Pues por algo será que no borro tu memoria. Eres una bruja Madeline, por eso libros se cayeron- ella la miro con felicidad y asombro- Tal vez estés pasando por cosas feas pero en un tiempo serás una bruja increíble y especial- Señalo su corazón- Soy la profesora McGonagall de la escuela de magia Hogwarts.

-Vaya..- la miro fijamente- ¿algún día podre ir a esa escuela?

-Tal vez, pero ya debo irme, espero volverte a ver Madeleine- se despidió y se volvió a transformar en un gato saliendo de la ventana y perdiéndose entre los árboles.

-Ojala el tiempo pase volando- se apoyo en la ventana deseando ir a esa escuela mágica.

Pero la magia se va con el paso del tiempo. El padre de Madeleine que siempre viajaba tuvo cáncer al corazón y murió. La depresión de su madre hizo que sea más cruel con la pequeña y siempre la golpeaba. En el colegio nadie le creía de que existían las brujas y la marcaron como rara y loca.

A los 11 años le enviaron una carta de esa escuela mágica, que tanto anhelaba ir, pero con el paso de los años entendió que por culpa de eso nunca disfruto de su infancia, con rabia, rompió la carta y se olvido de ese mundo.

Pero no terminaba el infierno para la pequeña, paso un tiempo y el buylling era peor cada año.

 En un día que fue demasiado para la pequeña sintió como su cuerpo expulsaba mucho poder, mucha magia.

Sintió como algo controlaba su cuerpo y empuja con fuerza a los niños, causándoles muchos daños. Pero solo el grupo de niños pudieron ver eso. Las maestras llegaran cuando Madeleine se encontraba desmayada en el patio.

Los niños no podían explicar que había pasado, entre lagrimas solo pudieron culpar a la niña. La madre al enterarse de esto, decidió que le enseñaría en casa.

-Pero mamá no se que paso, solo sentía mucho enojo y- no pudo terminar porque obtuvo una cachetada de su madre.

-¡Cállate! Claro que no sabes que te sucedió, eres un fenómeno igual tu padre. Ojala nunca hubieras nacido- esas palabras hirieron de forma permanente a Madeleine.

-¡No entiendo porque me odias tanto! ¡Papá no era un fenómeno, era un persona que me amaba mucho!

-Ese no era tu padre niña estúpida- la niña quedo en shock al escuchar eso. Su padre, el que murió hace tiempo ¿no era su verdadero padre?- naciste de un monstruo que abuso de mi. Por eso te odio.

Y de nuevo esa explosión, ese poder. Sintió odio a su madre, dolor por su padre y rabia de porque le pasaba todo esto. Un grito escapo de su boca y se vio envuelta otra vez en una oscuridad que la cegaba. Esta vez fue peor, destruyo todo su hogar.

Junto a su madre. La madre recibió un hechizo y en el acto falleció.

La niña no sabia como parar- ¡MAMÁ!- empezó a escuchar gritos de la gente que pasaba por ahí y intento huir. Ellos vivían cerca de un bosque, se escondió hasta poder tranquilizarse.

Había matado a su madre, fue un accidente. Ella no quería, a pesar de como fuera, ella no quería...

Cayó arrodillada llorando, ahora estaba sola.


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