Luciana

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Jack se sentó en mi cama. Bueno, no era mi cama. Era suya.

-¿Te puedo hacer una pregunta?-asentí.- ¿Por qué vives con Cameron?

Esperé unos segundos antes de contestar. Si bien la muerte de mis papás ya la había superado, nunca tuve la necesidad de contárselo a alguien. Nunca se lo había contado tan libremente a nadie.

-Mi papá falleció hace unos años y yo solo me quedé con mi mamá, y hace dos meses, mi mamá falleció también. -una lágrima cayó por mi mejilla, Jack la secó con su dedo y luego se lo limpió en su remera.

Me abrazó y yo se lo devolví. Sentí sus grandes manos en mi espalda. Una electricidad recorrió todo mi cuerpo, haciéndome sentir millones de cosas.

Sin dejar de abrazarme, él me miro y me sonrió.

-Eres mucho más bella sonriendo. No llores, por favor.

Y como si eso hubiera llamado al destino más lágrimas comenzaron a salir.

Lo abracé más fuerte y él hizo lo mismo.

-Los extraño mucho. - sollocé. - ¿Sabes lo difícil que es para una chica de mi edad haberlo perdido todo? 

-No lo perdiste todo. Aún lo tienes a Cameron. Y me encantaría ser tu amigo para que sepas que también me tienes a mi.

-Gracias Jack. - lo miré con una sonrisa. - Me encantaría ser tu amiga.

Se le escapó una lágrima del ojo.

-¿Por qué lloras tonto? - dije y acaricié sus hombros.

-Te mentí, me siento un gran idiota.

-Hey, - dije haciéndome la ofendida. - no importa, dime, ¿qué pasa?

-Mi hermana...ella es ciega, por eso no viene aquí. Mi madre murió y mi padre tiene otra familia. Lo siento, no quería mentirte. -nos quedamos en silencio unos segundos. - Pero me da vergüenza decir que mi papá nos abandonó por saber que su hija estaba ciega y que mi mamá ni siquiera se encargaba de su familia. No es la clase de familia que me hubiese gustado tener.

-Pero la tienes y tienes que aprender a vivir con eso. Jack no debes avergonzarte de tu familia. Tu padre quizás sea un idiota pero a él le tiene que dar vergüenza haber hecho lo que hizo no a ti. No cargues con los errores de otro.

-Mi madre... se avergonzaba de mi y de mi hermana...

Pasé mis brazos por sus hombros y lo apegué a mi. 

Nos quedamos así unos segundos. 

-Lo siento, te conté mi vida y... oh por Dios, que estúpido. -comenzó a pararse pero lo detuve agarrándolo del brazo.

-No importa. Está bien Jack. - él me miró unos segundos hasta que volvió a sentar en la cama. Se acercó a mi y me besó. Me besó. Sus labios se movían lentamente sobre los míos. Él empezó a abalanzarse sobre mi lo que hizo que me acostara en la cama con él encima mío.

-Jack... -dije entre medio de besos.

Él me sonrió y yo también.

-Lo siento, fue el impulso... - estaba ruborizado. Que tierno. - Te dejaré dormir, ¿sí?

Asentí torpemente. Mis manos me temblaban.

Se despidió con un beso en la mejilla.

Me acosté con una sonrisa plantada en la cara. Pensaba en lo duro que era tener una hermana ciega y no tener padres. Lo duro que debía ser para la hermana.

Me desperté con un rayo de luz en la cara. Bufé y me levanté lentamente. Me asusté al ver otra casa pero después me di cuenta que era la casa de Jack. 

Jack. Que lindo nombre, iba con la persona.

Fui al cuarto de la hermana y busqué algo de ropa. Su cuarto era de un color pastel, estaba muy bien decorado. En las fotos se veía realmente linda. Había una foto que estaba junto a Jack de pequeños. Eran muy parecidos.

Agarré un top negro que me llegaba por la cintura, uno short de color blanco y una campera color gris.

Bajé las escaleras y Jack estaba ahí, preparando él desayuno.

-Te ves preciosa. - me miró de arriba a bajo lo que hizo que me sonrojara.

-Gracias, espero no te haya molestado que agarre la ropa de tu hermana.- él negó con la cabeza varias veces. - ¿Cómo se llama?

-Luciana, pero le decimos Lu. -sonrió sin siquiera mirarme. Se veía que la quería. ¿Hubiera sido muy distinta mi vida con un hermano?

Una chica entró por la puerta al lado de un hombre vestido de negro.

Él hombre soltó su agarre y ella entró despacio.  Tenía anteojos de sol y algo parecido a un bastón.

Jack se sorprendió lo suficiente como para que se le cayera lo que tenía en la mano.

-¿Jack? ¿Eres tu?- preguntó. Su voz era muy dulce.

Supuse que era Luciana.

Jack corrió a abrazarla y ella lo abrazó también.

-Ella es Dana, la sobrina de Cameron.

-Hola. -la saludé con un abrazo.

-Hola -me respondió con una sonrisa-, vine a saludar. Ya me voy, tengo que ir a jugar con unos niños ciegos, son muy amables todos y me hace bien pasar el tiempo con ellos.

-Me alegra escuchar que estés bien. Antes de irte, te tengo que dar un regalo. - dijo antes de echarse a correr escaleras arriba. Parecía un niño emocionado por su primer diente caído.

Nos quedamos solas y me animé a decir:

-Sé que no nos conocemos, pero me encantaría que algún día podamos charlar o ir a tomar un café o algo, ¿te parece?

-Sí, sería genial. - dijo aunque un poco dudosa.

-Si quieres te doy mi número. Pero llámame, no puedo contestar mensajes. - agregó con una sonrisa tierna. No sabía si reirme o no.

Me di cuenta de lo horrible que había sido toda mi vida, sin ayudar a nadie, quejándome siempre de todo cuando en realidad lo tenía todo. Hasta que también lo perdí todo cuando todavía no lo valoraba. 

-Okay.

Intercambiamos nuestros números y hablamos un poco más de cosas sin sentido hasta que Jack bajó.

-Ten, si quieres lo abro por ti.

Jack lo abrió y le dijo feliz:

-Es él cd de Ed Sheeran.

Ella soltó un gritito de emoción y abrazó a su hermano.

¿Por casualidad no hay uno de más para mi?

No soy una rubia más |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora