En el cuartel central existían dos renombrados alquimistas quienes habían pasado por demasiadas dificultades para llegar al puesto en donde ellos se encontraban actualmente.
A pesar de todo, ellos pudieron cumplir con la mayoría de sus cometidos.
El Coronel Roy Mustang y Edward Elric trabajaban juntos en el cuartel.
Roy estaba al mando de Edward junto a sus otros subordinados.
Aunque en los encuentros que tenían Roy y su pequeño problematico subordinado era casi inevitable que por cualquier razón discutieran, aunque si debían admitir a veces ni siquiera ellos mismos entendían porque actuaban de esa manera. Quizá Edward solo pensaba en él como un sujeto pretencioso y arrogante que aprovechaba cualquier oportunidad para burlarse de él y eso sin lugar a duda le molestaba demasiado y El coronel ... pues a él simplemente le divertía esas reacciones coléricas del chico.
Al lado de Roy siempre estaba una leal, fuerte y bella mujer con una actitud fría y calculadora al observar de los demás, su mano derecha la teniente Hawkeye quien era la que ponía en su lugar al "Coronel desorden" como muchos en el cuartel solían decirle, dando orden y velando porque este cumpliera siempre con todo su trabajo; Lamentablemente o afortunadamente no sabría decirlo con certeza el Coronel, pero esta fue llamada para un entrenamiento al sur de Amestris y permanecería fuera de central por un buen tiempo dejando solo y a su suerte.
Edward se encontraba en Xenotime este había sido enviado a una misión ya hace unas semanas atrás, era una asignación importante del estado, ya había terminado toda su inspección con mucho exito y estaba a punto de volver a central para presentar su reporte al Coronel Mustang, aunque a éste le molesta el solo pensar que tendría que rendir cuentas con él sabiendo como termina todo entre ellos.
El Coronel Mustang llevaba unos pocos días y ya tenía mucho trabajo pendiente por hacer y con más problemas que nunca por la falta de su mano derecha, él siempre supo que el trabajo de la rubia no era nada fácil pero ahora que lo vive en carne propia no ve el momento en que regrese y puede seguir siendole de gran ayuda, tomaba los papeles para leerlos y mientras firmaba maldecía por bajo a los altos mandos al ver como en su escritorio había una gran pila de papeles que se acumulaban cada vez más con reportes y otros documentos que iban llegando.
Comenzaron a escucharse pasos que se acercaban a su oficina, era el General de Brigada Hughes, siendo su superior, su mejor amigo y secuas de muchas historias y aventuras, este abrió de golpe la puerta muy animado y feliz como siempre se caracterizaba.
Hughes: ¡Hola! ¿Cómo has estado Roy?
Roy: ¡Estoy muy ocupado Hughes con todos estos papeles de reportes e investigaciones pendientes! -Decía con cierto fastidio muy notable soltando un gran suspiro y colocando su mano en su frente - y justo en este momento que hay mucho trabajo se les ocurre mandar a la Teniente a un entrenamiento especial y además sera por más de dos meses esto es realmente frustrante - Expresaba para volver a sus papeles firmando cada uno de ellos apilandolos uno tras otro en su escritorio, Hughes solo le observaba dibujando una sonrisa en su rostro como señal de lo divertido que le parecía ver a su amigo frustrado y trabajando tan alocadamente, ver toda esa energía y el como se esfuerza demasiado en lo que hace hizó venir a él un pensamiento.
"Roy necesita a alguien que lo cuide, alguien que lo llevé por mejor camino, porque la vida que había estado llevando no era precisamente la mejor".
Hughes: ¡Oye! ¡Creo que necesitas una esposa! - Solto Hughes seguido de una gran carcajada para animar a su amigo.
Roy: ¡Vete al demonio!
Pero este dejo de sonreír al notar el repentino cambio en el rostro de su amigo, también había dejado de escribir, solo dejaba ver un rostro lleno de desilución y angustia, sin duda alguna le hizó poner en alerta, pues el sabía que ese hombre frente a él podría demostrar un gran valor y determinación cuando se lo proponía, pero dentro suyo también había un tipo frágil que sentía que en cualquier momento podría quebrarse, es muy entendible muchas cosas han sucedido en su vida y la mayoría siempre venían con dolor en su alma. Los segundos pasaban y el cuarto que hace un momento sonaba el choque del lapicero con las páginas ceso, sin lugar a dudas el de lentes se estaba preocupando pero no se atrevió a preguntar nada, suponía que lo que sea que Roy este viviendo se lo contaría en su momento.
