Obsesionado||Kanato Sakamaki||©

C A P Í T U L O 1

|Kanato's Point Of View|

Aun me acuerdo de como la conocí. Me acuerdo como si apenas hubiera sido ayer, un recuerdo tan cálido y agradable que hasta el día de hoy sigo añorando. Una niña de cabellos blancos y ojos celestes, algo sumamente raro en estos días, cautivo mi mente como si su solo recuerdo me llenara de un sentimiento reconfortante. Ella estaba tan llena de vida, que en estos momentos desearía haberle arrebatado en aquel momento toda su escancia.

Recuerdo que en un inicio la llegue a odiar, ya que todo lo que tiene vida me causaba malestar. Odié lo positiva y amable que era ante todo, siempre con una radiante e inocente sonrisa. Pero a la vez, irónicamente, me sentía irremediablemente atraído hacia su persona.

En especial, su cabellera blanca, tan especial y diferente a los demás.

Tan hermosa, que hubiese sido maravilloso convertirla en una muñeca de mi colección. Era perfecta para ese papel.

Aunque me hubiera gustado hacerle muchas cosas en ese entonces, de repente un día su presencia ya no rondaba alrededor de mi. Como si ella fuera fuego, poco a poco se fue extinguiendo hasta no dejar rastros de que alguna vez estuvo ahí, solo recuerdos de cenizas. Hasta ahora no paro de pensar que aquella niña me haya dejado sin siquiera despedirse, como mi madre.

—Son tan crueles... ¿Cierto, teddy?—El no respondió con palabras, con su silencio entendí perfectamente.—Deseo verla... Deseo verla de nuevo, teddy.

Aun recuerdo ese momento, el momento en el que la conocí. Son lindos recuerdos que aun se aferran en aquella parte infantil que persiste hasta hoy.

Caminaba por los jardines de la mansión en el que vivía. Luego de que mi madre, Cordelia Sakamaki, me hubiera ordenado cantar la misma canción de siempre, "Scarabough Fair". Mis hermanos están dentro de sus respectivas habitaciones, de seguro escuchando los mandatos que nuestra progenitora ordenaba. Yo, felizmente, me había librado de sus manos por un momento, el cual aprovecharía para jugar o explorar por donde sea.

Me dirigí al bosque detrás del enorme hogar que compartíamos, donde se encontraba un hermoso lago de aguas cristalinas. Era de día, así que aproveche esa oportunidad para meter mis pies en aquel lago mientras tarareaba una canción infantil.

Estuve un par de minutos con mis pies bajo el agua, disfrutando de la frescura y calma que me causaba. Desearía haber permanecido en ese lugar todo el día, dejando que el cálido viento y las agradables aguas me distrajeran un poco de la realidad; pero debido a que escuché como algo se movía entre los arbustos, me vi obligado a salarlos al instante y ponerme a la defensiva.

—¡¿Quien anda ahí?!—Grité, atemorizado.

Pudo hacer sido cualquier cosa, desde una pequeña ardilla a un veloz lobo que deseaba arrancarme la piel. Es por eso que estuve a punto de llorar de tan solo imaginarme tal escena.