—Ese día le ofrecí tener sexo en una camilla de hospital, fue la primera cachetada real que me dio una mujer —dije tocándome la mejilla recordando el golpe de Renny.

— ¿Por eso saliste de tras de ella?

Me mordí el labio recordando como Renny inspiro hondo, sus pupilas se dilataron y pude ver el deseo, las ganas que tenía de montarse encima de mí en esa puta camilla de hospital. No sabía que era virgen, no sabía que ya me pertenecía desde ese entonces. Fue cuando la primera mentira aterrizo en nuestras vidas.

— ¿Le pregunté si ya la conocía? sus ojos, su cabello, su aroma... todo en ella era un deja vu. Solo no sabía a donde es que me llevaba. En ese momento me obsesione con tenerla.

—Ella respondió que no, no me conocía.

Ahora que lo pienso ¿Sera que alguna vez me fue sincera?

—Rees, ella perdió a sus padres en un trágico accidente cuando tenía ocho años. Debe de tener traumas y resentimientos. No puedes culparla por eso, por no decirte la verdad, no puedes enojarte eternamente con ella.

Cerré los ojos al recordar las imágenes de ese avión en medio del océano hecho una mierda. Papá nos contó que los cuerpos estaban completamente destruidos que había sido mejor quemarlos. Recordé los detalles del funeral y el entierro, de cómo Renny buscaba siempre mi cariño, mi protección como si fuera su...

—Ella me creía su héroe...

Caer en la realidad que el amor de tu vida, tu complemento estuvo en tu vida mucho antes de lo que creías, caer en la realidad que pudiste protegerla de tanta mierda que tuvo encima, darte cuenta que la amabas desde ese entonces era un golpe fuerte. Uno que rompió con cada tejido de mi piel y músculos.

Grité de dolor. Grite de frustración.

—La amo Lou, la amo ¿Esta bien? La amo como si mi vida dependiera de ella, la amo como si no hubiera pasado ni futuro. Solo el presente que es lo único que vale en esta vida.

Comencé a llorar, ignorando el hecho que estábamos a media calle. Varias personas pasaban frente a nosotros con sus sacos largos y sus bolsos Prada. Todos ellos viviendo sus vidas normales mientras la mía se venía abajo.

—Vamos adentro. Te preparare un té. También necesitas comer algo.

Tomé el brazo de mi mejor amigo deteniéndolo. Lo abrace como los hermanos lo hacían y susurre a su oído.

—No le digas aun a Holly quien es, guárdame un poco más el secreto en lo que encuentro que hacer, no soportaría que la juzgara, no ahora. Esto tiene que tener una salida, tiene que tenerla.

Entramos al apartamento somatando la puerta. Holly pego un brinco viéndome con los ojos muy abiertos. Quería decir que podía caminar a la perfección, que no estaba estúpidamente bolo. La verdad era que estaba como echo una mierda, si no fuera porque Louis me estaba sosteniendo, quizá estaría en la perdición total.

— ¡Sisi! —grité viendo a mi hermana cruzarse de brazos.

— ¡Me jodes la puta vida! —gritó muy molesta. Claro que iba a enojarse conmigo y probablemente mañana me tiraría mierda todo el día, pero por ahora estaba observándola perder el control. Le cague su cena ¿Y qué? Ella se cagaba en mi vida cada vez que llamaba a Renny mortal. Ya iba siendo hora que lo superara.

—Es un honor, Sisi, joderte la vida es mi maldito placer —dije caminando a la cocina. Tomé un vaso el cual se resbalo de mis manos. Por algún milagro este no se rompió pero Holly estaba encima de mí pegando de gritos.

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