Capítulo 6

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Estaba en mi desordenada habitación al igual que todas las noches, acostada boca abajo en mi cama  abrazando uno de los muchos almohadones que descansaban sobre mi colchón mientras repetía el vídeo en mi computadora una y otra vez

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Estaba en mi desordenada habitación al igual que todas las noches, acostada boca abajo en mi cama  abrazando uno de los muchos almohadones que descansaban sobre mi colchón mientras repetía el vídeo en mi computadora una y otra vez. No entendía muy bien por qué, pero tenía el presentimiento de que había algo más en ese maldito video, algo que estaba ignorando, como siempre sucedía en las películas de acción: el protagonista repetía el vídeo una y otra vez hasta que descubría algo que cambiaba totalmente el giro de las cosas. Esas eran las lecciones que me había dado Jake Peralta en las seis temporadas que había visto de Brooklyn 99 y no pensaba desperdiciar tal conocimiento.

El reloj del pasillo marcaba la hora que Travis y Houston ingresaron a la oficina del director, diez minutos antes del horario de salida. Haciendo memoria recordé que ese mismo día del robo yo había sido castigada de último minuto,  pero no había visto nada de lo que sucedió en el lugar porque apenas ingresé al aula me quedé dormida, había sido una de las mejores siestas de mi vida. Lo único que había quedado en mi mente eran los que estaban en el salón, a quienes por suerte Frederick me ayudó a buscar sus nombres: Houston y Travis, los que ya sabíamos, pero también estaban Liam Finnegan, Jared O'Connor y Silena Boone. Después de eso entendí porqué el hecho de que Emily Finnegan se encontrara fuera de la oficina del director significa tanto para Frederick.

—Mostrame algo, vamos video de mierda —murmuré molesta mientras mordía mis uñas por el nerviosismo, no había podido controlar mis impulsos.

Por accidente toqué algo en el teclado de mi computadora provocando que la maldita se tildara, pero antes de que pudiera arrojarla por la ventana me percate que se había detenido en un muy buen momento: justo cuando Emily estaba dando sus primeros pasos para ponerse al lado de la puerta del salón de música que quedaba frente a la oficina una figura estaba pasando enfrente suyo. Llevaba puesto un vestido floreado y el cabello recogido en una trenza que descansaba sobre su hombro, por el parecido que tenían por medio segundo pensé que se trataba de Cassandra, pero si no me equivocaba era la mismísima Lexi Golden.

—Al fin —festejé justo cuando la puerta de mi habitación se abrió de repente y lo único que pude hacer  fue cerrar mi computadora, casi ni lucía sospechosa.

—Beth, se que estás haciendo tus cosas raras de investigadora barata o perdiendo el tiempo quién sabe cómo, pero necesito que hagas silencio, estoy intentando estudiar —pidió Hellen, casi podía ver la vena de su frente palpitando de la ira apunto de explotar—. Si no apruebo este examen voy a tener que dar una lección oral con el profesor que más odio y si eso ocurre te voy a atormentar hasta el día de mi muerte.

—Está bien, me quedo callada —prometí intentando dar por terminada esta conversación, necesitaba que se marchara para que pudiera festejar tranquila—. Avísame cuando está la cena, por fis.

Hellen asintió de mala gana y apenas cerró la puerta detrás suyo me levanté de mi cama para cerrarla con llave por las dudas de que a alguien más se le ocurriera entrar sin siquiera tocar tal como había hecho mi perfecta hermana mayor, luego regresé a mi cama, me senté con la espalda apoyada contra la pared y coloqué mi computadora en el regazo. Necesitaba hablar con Frederick sobre esto, era demasiado importante como para guardarlo hasta la próxima vez que nos reunamos, por eso sujeté mi teléfono y decidí hacer una videollamada con él, necesitaba ver su expresión cuando le dijera que Lexi había pasado por ese mismo pasillo, podría no ser nada, pero sentía en mis huesos que no era una casualidad y quería que él también me lo confirmara.

Una investigación por BethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora