Cap. 3: A la vuelta de la esquina.

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P.O.V. Alexa

Ya había dejado a Bianca en el colegio y estaba de camino a la Universidad. Estoy en el tercer año de la carrera de Veterinaria. Siempre me han apasionado los animales y sabía que mi futuro estaba con ellos.

Iba escuchando Amnesia, de 5 Seconds of Summer, cuando empezó a vibrar el móvil. Miré y era una llamada entrante de mi madre. Desconecté los auriculares y me llevé el móvil al oído.

-¡Hola!-contesté alegre. La echaba mucho de menos.

-¡Hola cielo! ¿Qué tal? ¿Camino a clases?- me preguntó mamá cariñosamente.

-Estamos todos genial, aunque os echemos de menos. Y sí, acabo de dejar a Bi en la escuela y voy camino de la universidad.

-¿Cómo te va con tus hermanos? Espero que se estén comportando...-dijo con la típica advertencia de madre en la voz.

-Me va muy bien, no me dan muchos problemas. Ya sabes, hay cosas que no cambian, como que les cueste despegarse de la cama. Bianca está muy feliz porque la semana que viene va al zoo con su clase y quizás vaya yo de acompañante. Pablo y Sarah... son como son, se llevan todo el día chinchándose... pero con cariño. Y en el instituto les va genial, excepto a Pablo en Historia, no la soporta... pero la acabará sacando.-terminé de hablar y esperé a que contestase. Pero lo único que escuché fue un sollozo al otro lado de la línea.- ¿Mamá, qué pasa?- Dije con la voz preocupada.

-Nada, cariño. Solo es que os echo muchísimo de menos, me encantaría estar allí con vosotros. Pero me quedo tranquila mientras estés tú. Eres estupenda, hija. Deberías estar disfrutando de tus veinte años y no estar haciendo el papel de papá y mamá.- me decía y se notaba en su voz que estaba llorando.- Nosotros estamos bien aquí, nos va bien en el trabajo. Quizás este fin de semana si podamos ir a veros. Además, como el martes de festivo, quizás podamos coger el día libre el lunes y pasar allí cuatro días.-su voz se notaba más animada.

-¡Eso sería genial, mamá!- dije con notable alegría. -Ya estoy deseando que lle...¡Ah!-estaba doblado en una esquina e iba tan distraída que choqué con alguien y mi móvil cayó al suelo, yendo yo detrás.- ¡Lo siento!-dije con la cabeza gacha. Me daba mucha vergüenza enfrentarme con la otra persona.

-No, lo siento yo. Iba distraído buscando una dirección en el móvil y no te vi. ¿Estás bien?- dijo una grave voz masculina. Me puse aún más nerviosa, sobre todo cuando noté que se agachaba a mi lado.

-Sí, sí si, estoy bien. -dije rápidamente, poniéndome de pie, intentando no mirarle a la cara.

Tenía un pequeño gran problema a la hora de relacionarme. Me costaba mucho conocer gente nueva y coger confianza. Poca gente era con la que yo realmente era yo. Cuando alguien que no conocía se intentaba acercar a mí, me pasaba esto. Me ponía nerviosa, se me trababa la lengua y empezaba a sudar, aunque estuviésemos a -10º. Siempre ha sido igual, desde muy pequeña. No por ningún trauma ni nada. No sufrí acoso en el colegio, ni me maltrataban ni nada de eso. A los 15 años fui al psicólogo para que me ayudase, pero acabé dejándolo porque no me estaba ayudando mucho.

El chico cogió mi móvil, que se le había salido la batería, y se puso de pie. Me lo tendió mientras se disculpaba. Cuando miré si estaba bien, vi que tenía la pantalla totalmente rota y no se encendía. Genial. A ver de dónde saco ahora yo un móvil nuevo.

-Lo siento muchísimo, de verás. Iba perdido y tenía prisas... no te vi...

-No te pre-preocupes, yo... yo también i-ba distraída hablando por... por telénofo...teléfono.-Ya empezaba a notar el sudor recorriendo mi frente.-Yo... esto... me tengo que ir-ir. -en ningún momento le miré a la cara.

Aprendiendo a VolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora