26

329 12 0
                                    

Narra Zayn.

Volví a mirarla y recorrí sus mejillas con mi mano. ¿Era ella? ¿Realmente había vuelto? ¿Estaba conmigo? Lissy no cesaba de llorar y sentí que me desvanecería por el simple hecho de tenerla conmigo nuevamente.

-Volvió a casa.-repitió Louis y se aproximó a nosotros.

Pegué a Lissy a mi pecho y reí con suavidad. Había vuelto, estaba conmigo, estaba en casa. La miré nuevamente y entrelazó mis dedos a los suyos sin dejar de llorar. Estaba muy asustada, su rostro estaba lastimado, pero era ella y estaba en casa otra vez.

-Ya está, mi vida. Estás en casa. Estás conmigo. Lissy, ¡Estás en casa!-exclamé y una leve risa escapó de sus labios a la vez que me abrazaba con fuerza.-Estás en casa. Ya estás bien.

Narra Lissy.

Estábamos en la cocina, Liam, Louis, Zayn y yo, cuando la puerta se abrió y se cerró a continuación, de un portazo que logró que me sobresaltara. Me aparté de mi hermano con suavidad y avancé con pasos lentos. Zayn, sin embargo, se negó a apartarse y me siguió al mismo ritmo.

-¡No está!-gritó Niall.- No está en ningún lado. Ella no está, no la encuentro, no sé donde la tienen y...-su voz se quebró y un nudo se formó en mi estómago.- Voy a recorrerme todo el maldito mundo si es necesario.-lloró.-Solo quiero encontrarla.

Al llegar a la puerta de la cocina, lo vi con un aspecto similar al que tenía Zayn cuando salió de su cuarto. Antes de poder pensarlo siquiera, me arrojé a sus brazos. Niall me pegó a su pecho pero aún no parecía reaccionar.

-Me encontraste.-susurré en su oído y las lágrimas volvieron a salir.-Vos siempre me encontras.

Sus brazos se ajustaron a mi alrededor y hundió el rostro en mi pelo. Sus manos me sujetaban con fuerza, como si fuera a desaparecer otra vez. Me aferré a él con fuerza y esperé la tos sarcástica de Zayn, pero esta no llegó, ya no llegó.

-Dios mío.-susurró Niall y me apartó con suavidad, acariciando mi rostro.- Estás acá. Mi vida, mi amor, estás acá.

-Si.-reí entre lágrimas para luego besarlo. Sé que quizás fue bruto al momento de besarme, morder mi labio o pegarme a su pecho, pero lo entendía, después de todo, yo tampoco fui una princesa en ese momento.

Narra Niall.

Pasaron los días y, una tarde, Lissy quiso ir a ver a Harry. Zayn tuvo una larga conversación con ella al respecto. Ambos se sentaron en la sala y estuvieron horas ahí. Cuando fui a ver si estaban bien, Lissy dormía, lo que significaba que no le había caído bien la noticia y que había llorado entre los brazos de su hermano.

-¿Qué le dijiste?-pregunté sentándome frente a ellos.

-La verdad. Que Harry se fue hace una semana. Que no soportaba que ella no estuviera y se fue.

-¿Va a estar bien?-pregunté, temeroso.

-¿Vas a quedarte?-cuestionó en respuesta a mi pregunta.

Narra Lissy.

El espejo se rompió bajo mi puño y los cristales se rompieron, tanto en lo mano como en mi brazo y en mis pies descalzos. Maldije en voz baja y me enjuagué las lágrimas, manchándome el rostro con sangre. Quería gritar, llorar, romper todo y a todos, pero solo pude caer de rodillas, llorando sobre el piso del baño manchado con mi sangre. Lo había perdido para siempre y lo sabía. Harry se había marchado, otra vez, sin mi. Y no regresaría. Había llamado tantas veces como su cordura se lo permitió y luego tiró su teléfono al río. Harry Styles había desaparecido del mapa y ahora lo sabía.

Todo era culpa de Benjamin y yo lo sabía. Entonces volví a sentir sus manos en mi piel. Me sentí sucia, asquerosa, repugnante. Tomé uno de los cristales y comencé a pasarlo por el lateral de mi cintura, una y otra vez, quitando la piel e ignorando el dolor. Con la herida abierta y la carne a la vista en ese lugar, el cual mi mano tenía problemas para cubrir por su tamaño, me sentí mejor. Había retirado esa piel que él había tocado y me sentía mejor. Repetí esa acción una y otra vez hasta que ya nada estuvo bajo mi control. Al menos así podía borrar las huellas de sus manos en mi cuerpo, y sentía alivio. Si. Yo permanecería pura para Niall, pura para Harry por si decidía regresar por mi.




No confío en él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora