Capítulo XII: Su Sombra

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Allison:

Estoy lo suficientemente cómoda como para levantarme hacer pis. La gente no debería de despertarse a plena madrugada para ir al baño, no entiendo al organismo humano y estas cosas. Otra razón por la que odio tomar. Necesito levantarme urgente antes de que me haga encima.

Abro los ojos arregañadienta y me quejo desde lo más profundo de mi garganta por la molesta sensación de ir al baño. Puedo hacer una lista inmensa de las cosas que odio y creo que no acabaría nunca, parece que nací odiando al mundo. El piso esta frio y afuera llueve, yo debería de estar durmiendo pero mi vejiga parece no aguantar una estúpida cerveza.

Camino por el pasillo intentando adivinar cuál es el baño, abrí una de las puertas pero todo está oscuro, escucho los ronquidos de Michael, tapo mi boca con la mano para no reírme y no despertarlos, pruebo con la otra puerta y era la habitación de Emily que también está dormida profundamente, parece un ángel o lo poco que vi del "Ángel", me aproximo a la próxima puerta y ¡Bingo! Esta si es, enciendo la luz y esta hace un ruido lo suficientemente fuerte como para sobresaltarme a mí y despertar a todos.

- ¡Mierda! -Mascullo pero parece que nadie me ha oído.

Me aseguro de que no haya nadie en la costa y cierro la puerta del baño detrás de mí. Hago mi necesidad urgentemente y después me lavo las manos, me miro en el espejo y recuerdo que es mala idea dormir con el maquillaje puesto, ahora mismo podrían creer que soy el doble del wason. Lavo mi cara y me seco con una toalla que está cerca del lava manos. La luz hace que detecte una sombra detrás de la puerta y por alguna razón, dada las circunstancias y que son exactamente las 4:00 am, mi corazón comienza a latir fuerte. Respire profundo y calme mis pensamientos que comenzaron a volar. Abro la puerta y de nuevo la oscuridad inundo el lugar, no quiero apagar la luz y encima el celular lo deje en la habitación.

¡Fuck!

Corro hasta la habitación y caigo en cuenta que deje la luz encendida, capaz fue una mala jugada de tu mente Allison, cálmate. Volví para apagar la luz y de nuevo eche a correr a la habitación cerrando rápido. Me siento como una cría, esas épocas en las que corría al baño y de regreso a la habitación han vuelto a mis veintidós años.

Me vuelvo a escabullir debajo de las sabanas y siento el leve choque de un puño contra la puerta ahora cerrada. ¡Maldita sea! Odio ser tan cobarde. Ignoro el hecho de que tocaron e intento convencerme de que todo ha sido una mala jugada de mi mente, pero fue inútil cuando repitieron el patrón de toques.

- ¿Quién es? -Pregunto con la voz temblorosa.

- Nick. -Dicen del otro lado de la puerta y dejo escapar un suspiro.

- ¿Qué pasa? -Pregunto levantándome.

- ¿Podemos hablar? -Pregunta despacio.

- Son las cuatro de la mañana Nick, el sol sale dentro de poco, por favor...que sea más tarde. -Suplico, de verdad necesito dormir.

- Por favor. -Insiste y a mi mente viene una imagen de un perrito solo abandonado y con frio. Revoleo los ojos por ser tan blandengue con él y me levanto abrirle.

- ¿Qué pasa? -digo una vez que abro la puerta pero segundos después sentí como sus labios se chocaron con los míos, rompiendo el interior de mi labio inferior por aquel arrebato.

Sus manos estaban en todas partes de mi cuerpo y yo solo intentaba respirar, quería luchar pero me era inútil, mi cuerpo es fiel a él. No es algo que yo no sepa pero sigue siendo un poco frustrante. Abro la boca con facilidad y escucho el golpe de la puerta cerrándose con brusquedad, su lengua se encuentra con la mía al mismo tiempo que mi espalda choca con el suave colchón de la habitación, jadeo en el momento que me suelta para volver a poseer mi boca pero no puedo detenerlo, no quiero tampoco. Se coloca de horcajadas encima de mí y mi cuerpo se mueve al ritmo de él, arriba y abajo, el frio de la habitación había cesado y ahora habita una gran atmosfera de calor que nos cubría. Lo salvaje de su arrebato, nuestras lenguas consiguiéndose constantemente en una lucha posesiva por saber quién puede resistir más tiempo esto, el sabor a mí sangre y el calor hicieron que todos los músculos debajo de mi ombligo se tensaran de una manera deliciosa.

Una Segunda Oportunidad [JCA 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora