3. Egipcios apellidados Kane ¿Quién escribe esta realidad?

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Aqua

—¿Carter Kane? ¿Pero qué clase de nombre es ese? Parece el de un egiptólogo en una película del año 2000.

-OK. -Traté lucir fría y amargada, pero parecía más asustada que un pavo en navidad.

-Muy bien, cariño. Ahora, adiós. -Agitó sus dedos y salí disparada hacia un remolino.

Cuando el remolino me vomitó (aunque no creo que yo sepa tan feo), caí en el césped. Al frente de mí vi la mansión rara que soñé. Escuché movimiento que seguro viene de la mansión. Me paré y casi vomité. Me dolía el estómago. Gracias, Hera, si tu plan fracasa será por mis nauseas. ¿Acaso no se le ocurrió hacerme aparecer y en vez que transportarme en un remolino? Ja, dioses griegos...

Vi una maleta de viaje y me acerqué. Contenía ropa, dinero mortal, una cadena con un dije de plata en forma de dos anillos entrecruzados, (Apuesto mi espada a que es un símbolo que Hera quiere que use para "vigilarme"), y lo más importante, la perla que Percy "me dio" cuando caíamos, entre otras más. Empaqué de nuevo todo y me acerqué a la puerta de la mansión.

Toqué la puerta, esperando que los egipcios no estén vestidos como en su época. (¡Créeme si no fuera por un taparrabos andarían calatos!). Esperé durante un minuto y nadie me abría. Me empecé a desesperar y tocaba más fuerte. Cuando ya había perdido las esperanzas, un chico de tez oscura me abrió la puerta.

- ¿Quién eres? -preguntó.

—Aqua McCartney... aunque ese no es mi verdadero apellido si preguntas por nombre legal. En la escuela mi madre adoptiva me puso Aqua Jackson, y mi primer padrastro me inscribió como Aqua Bercovich, pero...

- Iré con Aqua McCartney, ¿de dónde eres?

- Manhattan, Nueva York... -Me miró raro. - Uhm, ¿Estados Unidos?

-Ah, debes venir por lo de la grabación en el casillero.

Mamá me dijo: "Fake it til you make it".

-Sí, eso creo.

- ¡Sadie! -gritó. - ¡Tenemos a una iniciada!

Nadie le respondió.

- ¡Sadie Kane! -gritó el chico.

Miré dentro del vestíbulo y vi a niñitos de tres años garabateando unos cuadernos de dibujo. Había niños en edad escolar. Parecía una escuela. Pero también había gente por entre los veinte-tantos, tipos que deberían de estar en la universidad. Yo pensé que el chico estaba llamando a una de ellas o a una de las cuarenta y algo... pero no... llamó a una chica de más o menos mi edad, 15 años.

Una chica rubia con un mechón azul se nos acercó. Todos pararon de hacer lo que habían estado haciendo.

Los niños de tres años pararon de "dibujar". Un niño de ocho años dejaba hablar con un ¿pingüino? Los mayores dejaron de conversar. Toda la sala se quedó mirándome como si esperaran a que aparecieran Bob Esponja y Patricio Estrella detrás de mí y nos pongamos a cantar.

- ¡Reunión!, ¡ahora! -gritó la tal Sadie y se acercó a una puerta, que supongo será del comedor y la abrió. Todos entraron como si fuese una estampida.

- Toma esto y escribe tu nombre -dijo el chico que me abrió la puerta tendiéndome una tarjeta de: Hola, soy...  (Germán... xD).Traté de llenarla lo mejor que pude en inglés.  Tenía que llenar mi nombre. Luego la senda de... ¿qué? ¿De qué senda me están hablando? Decidí dejar en blanco eso último y pasé a llenar lo demás. ¿Estatus?, supongo que iniciada después de lo que el chico me abrió la puerta lo dijera.

Después de llenar la tarjetita, el chico me dio algo así como un imperdible y lo incrusté con el papalito en mi blusa. El chico se fue y entró al comedor. Me quedé pensando. ¿Cómo presentarme a unos tipos de otra mitología (sin mencionar que les quitamos algo de territorio en una guerra)? Miré "disimuladamente" (o sea como la chica del Exorcista) hacia la puerta que estaba entreabierta.

Hey, me dije, debes ser valiente, no por nada leíste los libros de Harry Potter aún con dislexia. Abrí la puerta.

-Entonces... -la tal Sadie estaba en la cabecera de la mesa y me miraba- ¡Espera!, ¿en qué idioma está escrito eso? -preguntó mirando mi nombre.

- ¿Inglés? Bueno, eso se supone.

-Linda... caligrafía -dijo un chico, aguantándose la risa.

¿Tan fea es mi letra? Recuerdo que en primaria todo el mundo decía que mejorara mi letra y todo eso... pero ¿cómo te vas a preocupar por la caligrafía cuando tienes un trillón de experiencias cercanas a la muerte? ¿Y encima con dislexia? Bueno, en fin...

-Gracias -respondí con una sonrisa fingida (¿ya se me apegó lo de Hera?).

Todos se sentaron y Sadie me trató de presentar:

-Bueno y ella es... -trató de entender mi letra.

-Aqua McCartney -dije.

-Tienes...

-... 15 años.

-Hey, yo también tengo 15 -dijo y me sonrió.

Luego de presentarme ella dijo a todos que regresen a hacer lo que estuvieran haciendo. La chica esta, la tal Sadie, me caía bien. Ella me dijo que me mostraría mi cuarto para mi estadía.

Mientras caminábamos (y de paso me presentaba a un trillón de personas que rápidamente olvidé sus nombres apenas los decía) ella me contaba los detalles importantes de su vida. (Que no era nada normal y al fin creí conocer a alguien tan parecida a mí). Ella dijo que había derrotado a Apofis (el dios egipcio del caos) hace un año con su hermano (y casi pierde la vida un ciento de veces, hey ésta chica es demasiado parecida a mí). Que había estado enamorada de un dios (Ohhhhh.) que ahora compartía cuerpo con un tal Walt... (De nuevo: Ohhh... Definitivamente esta mitología es muy rara) Y ése dios era nada más y nada menos que... (tan, tan, tan) el dios del papel higiénico (ja, ja... no... era de los funerales) llamado Anubis.

Llegamos a una habitación diseñada para mí. Era toda pintada de aguamarina. (Sí, es un color, yo no sabía...) ¡Pero extraño el azul! En fin,  había un mini-refri lleno de Coca Cola Cereza Azul, Pepsi Blue, entre otras bebidas azules. Había algo así como un snack bar. Un closet lleno de ropa (Envídienme, hijas de Afrodita) en diferentes tonos de azul (No es mi culpa que me guste tanto ese color, casi me apodan "la pitufo" en el campamento.) Había una repisa llena de libros (Oh, olor a libros nuevos... ¿Envidia, hijos de Atenea? Yo sé que me envidian). Tenía una ventana que enfocaba un río. (Linda vista.) Había un micrófono. (¿Acaso alguien quiere escuchar mis desafinaciones?), entre otras cosas muy cools.

Sadie me dio una bolsa que contenía pijamas (¿Es la hora de dormir?), unas cosas con forma de signo de interrogación, un tipo de masa extraña y una varita de marfil.

También me entregó una llave pequeña.

-Aww, gracias -dije. —Pero no sé conducir aún.

Noté que en serio quería mantenerse serena, aunque su mano intentará ocultarme la mitad de su rostro.

—No es para un auto, es para... oh dioses... es para un locker. Es para que guardes todos tus objetos importantes, como diarios, joyería, dinero, cosas que sean fáciles de perder... o que tengan un valor monetario superior a cien dólares.

—Claro, ya lo sabía. —No, en verdad, ni enterada. —Solo estaba jugando contigo. Ja, ja, ja. —¡Practica mejor tus risas falsas si intentas sorprender a Hera! —Mal chiste.

Finalmente vi que un chico (el tal Walt con un dios que lo poseía de vez en cuando) que estaba en el pasillo, se acercó a la puerta y al notar a Sadie, corrió hacia ella le dio un beso en la mejilla.

- ¿Quién es ella? -preguntó al notarme calentando la cama como típica tercera rueda.

-Una iniciada. ¿Dónde estuviste?

-Solo salí a caminar un rato. —Pero cuando me miró de frente, él dejó de sonreír. Spooky.

—Bueno, gracias por todo, Sadie —comencé. Quizás este tipo con un dios adentro podría malograr mi estadía. —Te hablaré si necesito algo.

—Oh sí, claro. Quieres que te demos privacidad.

—No, de hecho ella nos quiere dar privacidad, cariño.

En primer lugar: guácala. Y en segundo lugar: guácala al cuadrado.

Sadie le pateó la pantorrilla de casualidad mientras se iban y yo me reí.

𝖗𝖊𝖕𝖚𝖙𝖆𝖙𝖎𝖔𝖓 (𝐶𝑟𝑜𝑠𝑠𝑜𝑣𝑒𝑟 𝑅𝑖𝑜𝑟𝑑𝑎𝑛𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora