Capítulo 7

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Me queman los ojos. Pensó Christian. Martha la enfermera estaba totalmente desnuda, el Sargento Grey tenía ganas de vomitar y no dudo ni un segundo en hacerlo. Se agachó y devolvió lo poco que había comido en el cubo de la basura, que estaba en su despacho.

- ¿Grey estas bien? - Martha al ver que estaba vomitando se abrochó la gabardina y acercó a él para ver como estaba. - ¿Quieres que te traiga agua?

- Solo vete y desaparece, no vuelvas hacer esta estupidez... - Dijo Christian mientras cogía un pañuelo y se limpiaba la boca.

La enfermera, humillada por la reacción que había tenído el Sargento se fue del despacho cabizbaja.

- Es lo más asqueroso que he visto en mi vida...- Susurro Christian.

En el otro lado del Campamento se encontraba Anastasia escribiendo una carta para su familia.

Querida Kate.

Ha pasado una semana desde que me fui y os echo muchísimo de menos. Espero que papá este mejor y que lo estés cuidando. ¡Y también cuida a mamá! Por lo que he leído, has conocido a un chico... Espero que no sea, como los demás novios que has tenido... Idiotas. Y que esta relación dure más que la anterior, por que la que tuviste con Jeff, fue un rollo de una noche, y aunque nuestros padres son comprensivos, los vecinos no. Ya sabes como se puso la vieja de al frente... Debe saber que ya no estamos en esos tiempos donde los padres elegían con quién casarán a sus hijos. Aunque aún hay sitios donde lo hacen así... Creo que todos debemos elegir a la persona con quien casarnos y formar una familia, aunque el presidente te diga que no. Nosotros no mandamos en nuestro corazón.

Creo que me estoy yendo de tema. Estoy bien Kate, algo cansada... Ya sabes como son aquí. No soy la única mujer, tengo dos compañeras una más loca que la anterior, pero son muy majas. Me han tratado muy bien y los entrenamientos.... que te puedo decir que no sepas... Son duros si, pero me esfuerzo mucho por ser una de las mejores. No me "liado" con nadie, todos aquí parecen un poco... salidos.

Te llamaré pronto cuídate mucho.

¡Te quiero MUCHO!

Besos Ana...

Metió la carta en un sobre, le puso el sello y se dirgió a la entrada del Campamento Pendlenton, a tirar la carta por el buzón.

- ¿A quién has escrito la carta Anita?- Preguntó el inepto de Phil acercandose a ella. - ¿A caso tienes un noviete en tu ciudad?

Anastasia estaba cansada, a si que no se molesto ni siquiera en contestarle, le ignoró completamente y comenzó andar hacia su cabaña.

- Preciosa te estoy hablando... - Phil corrió hasta llegar la lado de la Soldado Steele. - Eres una chica dura, pero nadie se resiste a los encantos de Phil Mason.

- No me dirijas la palabra. - Anastasia siguió caminando y el pesado de Mason también. - Deja de seguirme. - Ana comenzaba a resultarle muy molesto que Phil, este encima de ella todo el rato.

- Esto podría ser una bonita historia para nuestros hijos, contarles de que su madre me odiaba antes de se enamorase de su padre. - Ana puso cara de horror.

- ¿Yo tener hijos contigo? Ni en tus mejores sueños Phil.

Comenzó andar rápido y dejo atrás al fastidioso de su compañero de pelotón. Que estaría pensando ese tipo... Pensó Anastasia. Quizás se había enamorado de ella, y como ella antes había dicho nosotros no mandábamos en nuestros corazones, eso es lo que le paso a Phil. Se había enamorado de Ana, pero él pensaba que era atracción sexual, el solo pensaba que la castaña debía ser suya a toda costa.

- ¡Preciosa, yo siempre estaré aquí para ti! - Gritó Phil, dió media vuelta y se marchó.

Anastasia, pasa de largo junto a su cabaña y se dirigió directamente y discretamente al despacho de Christian.

Toco dos veces y al no escuchar nada, giró el pomo de la puerta, esta se abrió dejándo paso a un Sargento pálido.

- Christian. - Susurró bajito Ana.

El Sargento levantó la cabeza e intentó sonreír al ver a la dulce soldado. Pero le salió una mueca, que a Anastasia le resultó bastante divertida.

- Ana... - Dijo Grey, mientras levantaba una mano haciendo que pase. - Yo... - Comenzó a darle a arcadas y rápidamente Anastasia fue a su lado.

- ¿Estas bien Christian? - La voz de Ana, sonaba preocupada y lo estaba.

- He visto cosas horribles y la palabra horrible se queda corta...

- ¿Q... Qué has visto?

- Yo... - Christian abrazó a Anastasia, muy fuerte dejándo a esta casi sin aire, poco a poco se fue calmando e hizo que Ana se sentará en su regazo. - Vino la enfermera Martha y... Solo llevaba... - Trago saliva, solo de recordarlo le.daban ganas de vomitar. - Nada, no llevaba nada. Ana fue muy traumatisante, no se si podré olvidar esa escena de mi memoria...

La soldado Sr rió levemente, el Sargento Grey, que parecía un hombre fuerte, inteligente que no tenía piedad, ahora se mostraba asustado por una imagen de una mujer desnuda. Parecía una niña que acababa de ver mil cucarachas y una araña.

- No te rías. Ha sido asqueroso. - Está vez Christian, estaba más tranquilo y su objetivo era ver a Ana reírse.

- Me preguntó... Si llegase a pasar, cómo te pondrías si me vieras, a mi desnuda.

- Créeme que eso sería muy, pero que muy diferente... Me ha gustado levantarme esta mañana a tu lado...- Christian intentó cambiar de tema, para que sus pensamientos de Ana desnuda no lo hiciesen pasar un momento bochornoso.

- Y a mi, aunque me asusté al verme en otro sitio que no fuera mi cama y además me dolía mucho la cabeza.

- ¿Ah sí? - Dijo el Sargento Grey, ocultando su culpabilidad.

- ¿Tu sabes algo, no es cierto? - Preguntó Anastasia, en modo detective. No todos los días te sale un chichón en la cabeza y no sabes de donde ha salido.

Estaban tan cerca que sus respiraciones se hacían una, Christian se acercó un poquito más a ella, hasta llegar a sus labios. Y así desviar la pregunta que le acababa de hacer Ana. Una vez que sus lenguas se unieron, ya nada existía a su alredodor.

Podía entrar el Papa de Roma y ellos no se separarían, por más que el mundo intentase que Anastasia Steele y Christian Grey se separasen, no lo lograrían.

El Sargento Grey dió gracias por haberse tomado una pastilla mentolada, si no hubiese matado a Ana con el aliento a vómito.

- ¿Sabes que te quiero verdad? - Preguntó Christian muy seguro.

- Se que me amas Sargento Grey...

- Y sabes que nunca jamás te engañaria... Lo eres todo para mi.

- Lo sé Christian... - Se abrazarón.

El tiempo se detenía cuando estaban juntos. Y la gravedad no existía, era como estar en un mundo paralelo al nuestro, solo que en ese mundo ellos estaban juntos y felices, muy felices y en este debían esconder su amor.

- La amo soldado.

Antes de que Anastasia pudiese responder a Christian, la puerta se abrió, dejándo paso a una desconocida para Ana, pero a una persona que Christian conocía muy bien.

- No me lo puedo creer. - Se puso las manos en la boca, intentando no parecer muy sorprendida ante la imagen de Ana sentada en el regazo del Sargento Grey.





La amo, SoldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora