Capítulo 2

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Christian se dió cuenta que se tenía que desenamorar de Ana. Él se tomaba su trabajo muy enserio. Le costo mucho que le dejasen instruir a los próximos marines, ya que sus superiores pensaban que no tenía suficiente experiencia. Pero viniendo de una familia donde casi todos los hombres fueron marines y que su padre es unos de los almirantes más reconocidos a nivel nacional, eso le dio puntos para ser uno de los instructores más jovénes, del campamento Pendlenton. Pero ahora tenía un problema, hace unos meses aceptaron a las mujeres en la marina, a el no le importaba, pero ahora si. No podía dar le un trato mejor a Anastasia, iría en contra de sus principios.

Su pelotón volvió de dar las 5 vueltas, en total habían 26 nuevos aspirantes pero sabía que ni la mitad llegarían acabar los duros 4 años que se les vendría encima. Y las tres chicas que se habían inscrito no pasarían ni de las vacaciones de Navidad del primer año.

Llegaron todos, Christian les hizo repetir el lema de los Marines de Estados Unidos. Lo repitieron dos veces y luego hicieron 20 flexiones. Cada grito que daba no podía quitarle  la mirada a la aspirante Steele. Se notaba que lo estaba dando todo el primer día. 

- Bien grupo. Es todo por hoy - Grito el Sargento Christian. 

Ana se quedo un rato, mientras todos se retiraban a las cabañas, por si el chico que había conocido en el tren se dignaba a saludarla, como amigos. Pero nada de eso paso, Christian paso a su lado pero ni de reojo la miro.

- ¿Oye Steele, vienes? - Preguntó Olivia. 

- Sí, sí. - Con la cabeza gacha regreso donde estaban sus nuevas amigas. 

- Vamos a ir al pueblo que hay lado del Campamento, ¿te ha puntas? - Hannah se veía muy emocionada ante la idea, Ana solo hizo una mueca, no le hacía mucha gracia ir. - Irán los chicos - Dijo alzando las cejas, haciendo que Anastasia sonriera.

- Sí, venga Steele... Nos lo pasaremos bien. 

- Esta bien, pero no me quedaré mucho tiempo... Mañana hemos de estar junto el lago a las 7 de la mañana y yo si no duermo, no soy persona. 

- Pues vamos arreglarte un poco... -Dijo Hannah mientras rebuscaba entre su maleta.

La maleta de Anastasia consistía en tres cosa: Libros, ropa y libros. Sí que tenía ropa para ir de fiesta, y todavía se preguntaba como es que se dejo engatusar por su queridíssima hermana Kate. Ella le "ayudó" hacer la maleta y con eso quiero decir que le metió vestidos y ropa de fiesta... Hannah sacó unos pantalones campana y un vestido muy holgado de color blanco.

- No me pondré eso - Dijo Ana señalando la prenda blanca.

- ¿Quién te dijo que te pondrías el vestido? Eso me lo pongo yo. Para ti he sacado el pantalón. - Ana se ruborizo y asientió. Cogió el pantalón y se lo puso, el pantalón le tapaba el ombligo y le gustaba como la parte de abajo se abría ante sus pies.

- Te - Dijo Olivia y le paso un top con estampados florales.

Anastasia se lo puso y cuando se miro en el espejo sonrió, no entendía porque Christian la había ignorado, no se sentía fea con ella misma, y tampoco le dio esa sensación cuando estabán los dos en el vagón del tren.

- Listas - Dijo, Olivia. Sus dos amigas iban muy bien vestidas y se veían muy guapas.

Las tres salieron cinco minutos antes de las nueve, para coger el bus que las dejarían en el pueblo. Al entrar, el conductor se quedó perplejo al ver subir a tres mujeres en medio de tanto hombre, las enfermeras del campamento nunca iban en bus, entonces recordó que las mujeres habían sido aceptadas en la marina estadounidense.

La amo, SoldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora