Capítulo 22 parte 2

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- Habla Karls-

Apoyado en la barra que se encontraba cerca de los servicios, me hallaba vigilando los movimientos de Ania por toda la sala. La veía charlar con varios chicos que pena que ninguno de ellos fuera yo, la hecho de menos y cada vez me duele más el pensar que no volveré a ser capaz de abrazarla o de tan siquiera mirarla.

Antes Lucía me llamó por teléfono comentándome como estaba la situación y recuerdo como de mi mano caía a la suavidad de la cama mi teléfono móvil sonando de fondo la cálida voz de mi amiga. La noticia me había dejado pálido, rígido, incapaz de reaccionar. Como iba a afrontar que Ania se iba, no estaba preparado, debía hablar con ella y lo sabía pero..., lo que no sabía era ni el momento ni la hora correcta para hacerlo.

Recuerdo que volví a recomponerme después de semejante noticia y le pedí humildemente a Lucía que me asesorara y me dijera que debía hacer..., pero ella esta desconcertada al igual que yo. Por lo que apenas llegamos a realizar un plan de inicio, decidimos ir a la fiesta haber si así lográbamos hablar con ella.

- EN LA FIESTA -- AUN HABLA KARLS -

Bueno os voy a situar un poco en el lugar donde nos encontramos. Como recordareis anteriormente Yo junto con mi acompañante Lucía llegamos a la fiesta por la puerta principal. En un primer momento todo parecía normal, chicos hablando en una esquina mientras se fumaban un cigarro, chicas hablando cerca de la barra del bar sobre sus vestidos, que por cierto haré un hincapié en que sus vestidos me parecieron lo bastante cortos como para asegurar que a una, en un leve movimiento se le vio su ropa interior, pero no me hagáis mucho caso.

Seguí mi trayectoria y en ella se cruzó Jessie, con un traje que parecía haber encogido tras el lavado, y desteñido por haber sido mezclado en la lavadora con otras ropas de color. Me imagino que en un primer momento se tuvo que tratar de un traje blanco, porque en algunas zonas resaltaba, pero se veía a leguas que el día que fue a lavarlo lo mezclo con ropa roja y de ahí su color rosa claro.

Bueno cosas aparte, intenté esquivarla para buscar a Ania que en esos momentos había entrado por la puerta, me arriesgue, eché valor y fui a pedirle un Baile. Estaba junto a Jonatam, si ese presuntuoso exnovio de ella..., dios como lo odiaba, me acerqué la tomé del brazo y le sugerí que si podría concederme el último baile. Tampoco quería atosigarla.

- Hola Ania, estas preciosa con ese traje - la miraba de arriba abajo-

- Gracias karls - se comenzaba a sonrojar -

- Me concederías al menos el último baile, antes de que ambos desaparezcamos de la vida del otro - Me miraba extrañada-

- Me lo pensaré - notaba como dudaba -, ya nos veremos a lo largo de la noche - se alejaba a la barra mientras veía como yo me iba alejando, agachando la cabeza y sentándome en un banco de fuera a la intemperie de la noche -

Mierda, no he conseguido nada y para colmo noto que tiene el orgullo bastante subidito, no se como haré para que me escuche y más aun para que me crea. Creo que voy a sentarme un poco en el banco a contemplar las estrellas seguramente ellas me den la solución que tanto busco.

- HABLA ANIA -

Porque está tan solo ahí karls, no esta con él la odiosa, amarga y remilgada de Jessie. No se si acercarme..., pero si me acerco perderé mi dignidad, pero si no lo hago me arrepentiré por ello toda la vida. Debo escucharlo, al igual que el hizo conmigo, dejemos que se defienda. Puede que escuchándolo sepa realmente que pasó aquel día

Me acerque a él, le toque el hombro en señal de que pensaba sentarme a su lado, le tomé la mano y le insté a que habláramos sobre el tema

- Ania, gracias por dejarme defenderme

- No me des las gracias solo hago esto porque tu lo hiciste en su momento conmigo - le agarraba la mano -, bueno creo que es hora de que me cuentes tu historia.

- Haber Ania, lo primero jamás te cambiaría por Jessie, ella es... tu sabes algo ligerita. Dejemos lo ahí no quiero insultarla demasiado, la cosa es yo a esa niña siempre la he visto como una amiga, jamás me la habría imaginado de pareja. Aquel día ella me estaba contando un tema de un chaval que le gustaba y que no sabía como pedirle salir, pero en el momento que tu apareciste y yo iba a ir a buscarte ella se me tiró al cuello y me dio un beso. Yo jamás la abría besado, no sois un hijo puta insensible. Ania enserio te quiero mucho como para hacerte eso, eres demasiado importante para mi, los días que he pasado sin ti han sido horribles, por no decir insoportables. Por favor créeme y vuelve conmigo, la vida sin ti no tiene sentido.

Me miraba super nervioso a esperas de mi contestación que le iba a decir, que si que le quería le amaba por encima de todas las cosas, pero lo siento mucho ya he reservado mi plaza de la faculta lejos de aquí porque creí nunca más volver a estar contigo. Dios como le iba a decir eso y romperle el corazón de nuevo.

- Karls - este me miraba con mayor intensidad, lo que hacía que me pusiera más nerviosa -, yo te quiero muchísimo, eres muy importante para mi y es cierto una vida sin ti no me la imaginaría ni en mil años. Se que soy una inmadura y a veces puedo llegar a ser muy cabezota..., pero aun así lo único que busco es una estabilidad y contigo la había logrado. Pero debo decirte algo....

- Ya lo se Ania, me lo ha contado Lucía, te vas mañana por la mañana a estudiar fuera. No te preocupes prometo esperarte siempre que tu prometas esperarme a mi.

- Claro que lo haré y lo siento mucho, se que ahora parezco una egoísta pero si hubiera sabido que lo íbamos a arreglar no hubiera pedido la matricula en esa facultad. Ahora me siento culpable por todo.

- No lo sientas, yo en cuanto termine esta graduación comenzaré mi carrera y me pondré a trabajar con mi padre, espero que tras ocurrido los cuatro años que dura la carrera ambos hayamos madurado y podamos definitivamente estar juntos que es lo que ambos deseamos.

- Gracias Karls - comencé a besarlo. El beso se fue haciendo cada vez más fiero, como si ambos necesitáramos el uno del otro. Le ama, nos amábamos que más podía pedir. Me dejé llevar por el momento y decidí jugar al juego de la lujuria y la pasión. Nos fuimos a casa de Karls, me cogió en brazos para entrar por la puerta como si de una princesa tratase y una vez dentro fuimos besándonos mientras subíamos las escaleras en dirección al cuarto.

Abrió la puerta y me dejó caer cuidadosamente sobre la cama, blanca y reconfortante. Nos besamos intensamente mientras nuestras lenguas parecía danzar en sincronía al compás de nuestros corazones. Comenzó a bajarme la cremallera del traje mientras besaba cuidadosamente mi cuello y formaba pequeños surcos de calor en el, me quitó el enganche del sujetador mientras desabotonaba su camisa botón a botón.

Le quité la camisa dejándola caer sobre el suelo frío del cuarto mientras contemplaba su figura tan bien trabajada. Él comenzó a mirarme de arriba abajo como si de una pieza de museo se tratase. Comenzó a deslizarse suavemente por mi cuello, pecho y espalda, mientras me levantaba para ponerme en su regazo mientras me movía sobre su miembro masculino marcando un ritmo continuo y constante haciéndome casi alcanzar la cima. Acabó por sacarme el traje por completo y yo desvestirle a él por completo. Encajamos nuestros cuerpos a la perfección como si de uno solo se tratase y de una sola estocada le sentía dentro, era tan cálido y placentero que deseaba que nunca acabase.

Comenzó a moverse de arriba y abajo acelerando cada vez más los movimientos hasta que ambos llegamos al climax y acabamos abrazados hasta la llegada de aquel preciosos amanecer que nos separaría por un tiempo, pero que más tarde nos volvería a unir.







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