Capítulo 4: Hechos históricos

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Lejos de sentirse ofendida, Cenicienta sonrió pícaramente.

-Bueno, quizás no te lo crees, pero es que verdaderamente soy una princesa. Mi marido es el príncipe Enrique del reino de Verre.

Blancanieves abrió mucho los ojos y su sonrisa se ensanchó.

-¿De verdad? ¡Vaya! Yo también soy una princesa, bueno más bien lo era... Aunque prefiero no serlo, francamente. De hecho, el mejor año de mi vida lo pasé como fugitiva. Es largo de explicar.

-Bueno, tenemos nada menos que un año antes de que me gradúe. Estaré encantada de escuchar tu historia, Blancanieves.

Blancanieves abrió mucho los ojos.

-¡Oh, Cenicienta! Nadie había sido nunca tan gentil conmigo y yo... -Se interrumpió al recordar algo-. Espera un momento... ¿De dónde dices que eres?

-Del reino de Verre. ¿Por qué? ¿De dónde eres tú?

-Ah, vaya, es que resulta que en un reino vecino hay un río llamado así, río Verre. Debe de ser una coincidencia, supongo. Yo soy... Bueno era, la princesa de Bruderde.

Cenicienta pegó un pequeño chillido y todos los de su alrededor se giraron hacia ella.

-¿Bruderde? ¿Bruderde? ¿Eres Blancanieves, la legendaria reina de Bruderde? ¿La doncella más hermosa que el mundo jamás ha conocido? ¿La que cayó en un sueño eterno por la manzana envenenada?

Blancanieves estaba avergonzada en ser el centro de atención así que trató de hablar bajito.

-Sí, Bruderde. Bueno, de momento sólo la princesa... Sí, por desgracia eso decían de mí y... No. ¿Qué manzana? No me han envenenado con ninguna manzana... O eso espero. Oye, ¿y tú cómo sabes eso, Cenicienta?

Cenicienta estaba dando saltitos en su asiento sin poder contener la emoción.

-Verás... Yo... Tú... Tú y yo somos... A ver, ¿cómo te lo explico sin asustarte? -Cenicienta parloteaba sin cesar y Blancanieves no entendía nada-. Bien, escúchame, Blancanieves. ¿Tú en qué año naciste?

-Nací el uno de enero del año mil cuatrocientos treinta y nueve. ¿Por qué? ¿Qué me estoy perdiendo?

-Vaya, quién diría que tienes tantos años siendo tan chiquitina... -comentó Cenicienta risueña.

-¿De qué me estás hablando, Cenicienta? Me estás asustando.

-Eso es justo lo que no pretendo. Aunque entenderé que te asustes. Verás, Blancanieves, tú y yo somos de reinos vecinos... El reino de Verre se construyó alrededor de la fuente del río con el mismo nombre, el río que tú conoces. Se fundó en el año mil seiscientos veintitrés. Y yo... a ver como te lo digo... Menuda cara estás poniendo, y eso que no sabes lo mejor... Ahí va: yo nací en mil ochocientos doce.

Blancanieves no dijo nada durante un rato. Se quedó mirando su plato vacío sin atreverse a alzar la vista hacia Cenicienta.

-Caray -dijo al fin- Eso... Eso quiere decir que... ¿al venir aquí he viajado en el tiempo?

Cenicienta le mostró una sonrisa amistosa.

-Tú no. Todos. Todos hemos viajado en el espacio y el tiempo para venir aquí. Aquí, en Fidgetweed no existe el tiempo. Por eso los estudiantes venimos de cualquier lugar y cualquier época. Por eso se podría decir que aunque yo sea visiblemente mayor que tú... Bueno, tú tienes unos cuatrocientos años más que yo.

-Caray -repitió Blancanieves, esta vez fascinada.- Entonces... ¡Entonces tú puedes contarme mi futuro! ¡Antes me has dicho que soy una legendaria reina! ¿Es eso cierto, acabaré siendo reina? ¿Y qué es eso de la manzana envenenada? ¿No me moriré por eso, verdad? ¡Dime que no me moriré por culpa de una manzana, las manzanas son mi perdición!

Fidgetweed [[Parada temporalmente]]Where stories live. Discover now