Lo que conozco de ti.

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Voy tarde, la noche ha caído y sigo sin llegar al bar. Me dirijo con pasos apresurados a la parte trasera del establecimiento, puedo escuchar la música desde un par de cuadras antes, tendré que decirle a alguien que se encargue de esto para no tener problemas después.

Me abro paso entre la gente hasta llegar a la barra, no puedo disculparme con Dante por la tardanza no me escuchará por el sonido, me dedico a atender a los chicos que tengo más próximos.

Una hora después, la gente al parecer a saciado un poco su sed de bebidas embriagantes. Limpio la barra y entonces la veo. Está ahí, de pie su mano derecha sostiene su hombro izquierdo y le da una mirada a todo el lugar. Su vestido corto se ciñe en la cintura y en los muslos, su cabello rubio cae en una trenza despeinada a lado izquierdo de su cara, una par de chicos rubios y otra chica de cabello negro están justo a sus espaldas, el chico más bajo y delgado señala una mesa libre y los demás lo siguen, el rubio alto toma de la mano a Alex, y ella cada que camina se baja un poco el vestido discretamente; probablemente no es suyo.

Enseguida que las dejan en la mesa, ambos chicos se acercan y piden tragos; Dante se apresura y los atiende. Me hubiese gustado atenderlos yo, así podria escuchar un poco su conversación.

Bailan y la chica morena obliga a Alex a tomar unos cuantos tragos, esta se niega al principio pero termina por aceptar y ¡quién lo diría!, al parecer está acostumbrada pues no veo que el alcohol se afecte en lo mínimo, al menos por ahora.

Una sonrisa se me escapa al pensar en ella como una chica mala, puedo observarla a la perfección desde mi lugar; sus movimientos son medidos sin embargo siguen siendo sensuales y tentadores. Quiero acercarme y bailar junto a ella, pero alguien más lo hace.

El chico rubio más alto la toma por la cintura, al parecer la toma por sorpresa porque suelta un grito y se defiende, él pega su frente a la de ella, y bailan juntos. Cambio de lugar con Dante y me dedico a ver otra cosa; el baile de la chica ha dejado de ser interesante.

A las tres de la mañana, su novio se despide y ella lo observa irse, parece que tiene una relación estrecha, en toda la noche han estado juntos y él no tiene ojos para otra chica que no sea Alex.

La chica morena amina a Alex a beber todavía más y yo quiero sacarle los ojos, es peligroso andar sobrio por la vida, ahora borracho es peor.

-Alex está muy triste. Un par de imbéciles le robaron cosas importantes -explica la amiga-. La he traído aquí para que se distraiga, se ha pasado las noches llorando. Hemos venido desde muy lejos a verla, y ella quiere pasarse todo el tiempo con esos niños y los ancianos. ¿Es necesario?

A Alex le tembló la barbilla y lagrimas amenazaron con brotar de sus bellos ojos. Pasé saliva con dificultad. Ambas se encuentran en la barra; Alex no tiene buena pinta, su maquillaje se ha corrido y su cabello esta despeinado como si acabara de levantarse, un pensamiento pervertido llega a mi mente y lo espanto pensando en cualquier otra cosa.

La morena, llamada Key habla y habla sin parar y yo me aprovecho un poco de eso; al otro día no recordarían nada, por otro lado Alex no dice ni pio, se limita a contemplar el liquido ambarino de una botella de cerveza, y después se quedo dormida.

-Entonces, ¿ellos llevan mucho tiempo juntos?

-¿Alex y Demian? Se podría decir que sí, han sido mejores amigos de toda la vida, él siempre ha estado enamorado de ella y en cuanto Alex acepto salir con él, no perdió ni un segundo en hacerla feliz. Es un buen chico, se ven bien juntos pero te diré un secreto -se acerco a mí y hablo entre susurros-, siempre he creído que no están hechos el uno para el otro, son distintos.

Niño rico más niña rica, combinación perfecta, no veo algo distinto entre ellos dos. Simplones.

-Es hora de irnos Key

-Por primera vez estoy de acuerdo contigo querido Eric -Key le sonrió y soltó un sonoro suspiro.

Le dio una mirada a las chicas y después una a mi cargada de preocupación.

-Hermano ¿podrías ayudarme? no puedo con las dos y no quiero dejar a Alex sola mientras llevo a Key.

-Seguro -dejé el vaso que estaba limpiando en su lugar.

Alex estaba inconsciente por lo menos no hizo cosa de otro mundo.

La cargue, su cuerpo se sentia ligero y cálido en mis brazos.

Por un momento abrió los ojos y sonrió, una sonrisa efímera y cerró los ojos de nuevo.