Capitulo 22: verde

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La mañana siguiente, cuando ya estaba de pie, aseado, con ropa y dispuesto a ir a la escuela, recordé lo que había pasado la noche anterior. Nos dormimos juntos, no me sorprendió el hecho de despertarme y no encontrarlo a mi lado, era lo que él hacía, vi el cajón de mi ropa interior abierto, los bóxer que ocupo solo ocasionalmente estaban esparcidos y se veía como si hubiesen estado hurgando por allí. Antes de que yo mismo tomara un baño, pude ver que él lo había hecho también. Refregué uno de mis ojos bostezando mientras bajaba las escaleras encontrándome completamente solo, no estaban ni mamá ni papá en casa, probablemente ambos habían ido a trabajar, o quizá a follar con sus respectivos amantes, no tengo ni idea. Mi cabello era un desastre de desorden, me puse una falda hoy, no me encontraba arrepentido por ello a pesar de que las cicatrices, por mucho maquillaje que haya usado encima, seguían siendo visibles.

Escuche voces afuera de mi casa, me alarmé, al principio, hasta que distinguí la voz de Harry. Mis ojos cansados, se dirigieron a la puerta justo cuando escuche decir a una persona desconocida. — ¿Qué haces en la casa de los Tomlinson? ¿Estas follando con su hijo?

Me tensé, la voz de aquel tipo no parecía amable, para nada. Fui hacia la puerta mirando sobre el cristal que ocupaba la parte de arriba, tenía que ponerme sobre las puntas de mis pies para que  mi visión pudiese ser total, pero, el vidrio era algo borroso, sin embargo pude ver la espalda de Harry, más el rostro del chico que estaba hablando con él. Fumándose un cigarrillo, con el pelo negro cayéndose hacia uno de sus ojos, que, eran de un color gris azulado, lo podía notar aun teniendo la visión algo nublada.  Me vio, él lo hizo, frunció el ceño hacia mí, por lo que tuve que abrir la puerta para que no quedar como un fisgón.

Indiferente, apenas el ruido de la puerta siendo abierta se escuchó, Harry volteo hacia mí para enviarme una mirada confundida. —Pensé que seguirías dormido.

—Y yo pensé que te irías. ¿Quién es él? —el chico está examinándome con detalle, sus ojos se ven más grises de lo que vi antes, y está intimidándome que no despegue sus ojos de mí.  Pero, terminamos mirándonos por un rato extenso, Harry lo nota, por lo que decide hablar antes de que este absurdo juego de miradas siga mucho más.

—Nadie importante, alguien con quien hago negocios.

Él, con voz falsamente ofendida, dice. — ¿Cómo que nadie importante? Soy Zed, y por negocios, se refiere a que le vendo toda la droga que consume.

—Louis no necesitaba saber tú nombre. —gruñó, lo hizo con la facciones de su rostro mostrando ligero enfado, yo no tenía idea a que se debía.

—Pero él pregunto y yo no voy a negarle mi nombre a un chico lindo solo porque te lo estas follando. —mi boca se abrió ligeramente antes de formarse en ella una sonrisa avergonzada. Volvimos a topar miradas, no podía dejar de seguir viendo sus ojos porque son hipnóticos y creo que esto fue suficiente para Harry. Quien se removió con rabia de donde está, dándome la espalda.

—Tú, bastardo, estas literalmente sacándole la ropa con la mirada. —presiono su dedo en el pecho de él quien ni siquiera se inmuto, no estaba asustado. Volvió hacia mí, con el rostro algo decaído. —Y tú le estas siguiendo el puto juego.  Solo para que sepas, Zed, no estoy follandomelo. Ni siquiera hemos follado, él es más que solo una jodida follada. Pero si quieres, ve y hazlo tú,  parece que no te dirá que no.

Se fue y corrió mi mano cuando intente tocar su hombro para que habláramos, caminando más rápido, sacando el mismo frasco de pastillas como lo había hecho la vez anterior, en mi cama. Se perdió de mi vista luego de un tiempo, donde lo seguí con la mirada. —Que celoso de mierda.

— ¿Uh?

—Harry, se nota que le importas mucho, míralo. Hace mucho no lo había visto así, no desde-hm... —mi cabeza se ladeo un poco con curiosidad pero entonces, cambió el tema. —Te recomiendo que no vayas por él, está drogado, sé que le gusta drogarse por las mañanas. Así que es muy posible que intentar calmarlo no sea una buena opción.

— ¿Cómo conoces tanto a Harry?

—Somos amigos.

Suelto una carcajada. —No lo parece.

Una sonrisa se forma en sus labios a medida que sigue observándome, es incomoda, o al menos para mí, la situación. — ¿Por qué Harry no te ha follado ya con lo bueno que estas?

—No me digas esas cosas, luego Harry va a enfadarse, yo no quiero que se enoje más de lo que ya está. —bajé la mirada, con toda la vergüenza que sus palabras me causaban a pesar de que yo no me comportaba así normalmente ante los cumplidos.

—Yo puedo decir lo que quiero, no dejes que él te maneje. No le permitas que te use como a su títere, haz lo que quieras mientras tú y él no son nada, porque créeme, Harry hará lo que quiera aun si a ti te molesta. —le dio una calada a su cigarrillo, botando el humo minutos después, era apuesto, bastante. No pude dejar de notar ese detalle. —Estoy casi seguro de que ahora mismo, solo de la rabia de imaginar que te quedaste conmigo y no fuiste con él, va a buscar a cualquiera que se vea follable, lo va a usar para sacarte celos.

—Es lo más seguro.

—Sí, es bueno que lo sepas. —se quedó un segundo inmóvil, humedeciendo sus labios, que estaban algo agrietados y secos. — ¿Por qué alguien como tú, se involucró con un perdedor como él?

—No lo sé, —suspire, sonoramente y continúe lo que iba a decir. —Supongo que eso me hace un perdedor también.

Mis palabras lo callaron temporalmente, pero ni siquiera esperé a que me respondiera, porque ya no quería involucrarme con él, no porque Harry se sintiera enfadado respecto a eso, sino porque su forma de ser me resultaba inquietante. Cerré la puerta de casa detrás mío, y me fui, dejándolo allí sin necesidad de una despedida.

Cuando llegué a la escuela, pude observar que lo que dijo Zed era lo correcto, ahí está Harry, con sus manos sobre un chico lindo, mucho más lindo de lo que yo podría llegar a ser alguna vez. Él lo mira con ingenuidad, completamente flechado, hundiéndose en sus ojos verdes. Y Harry, él ni siquiera lo mira, esta con sus ojos puestos en mi dirección, mirándome a mí exactamente como el chico lo mira a él.

Es divertido, muy divertido.

Sonrío de lado y le guiño un ojo, solo para que le quede claro que yo ya he jugado este juego un millón de veces y que ganar no me va a resultar difícil. Me sonríe de vuelta, pero por más torcida que me parezca la intensión detrás de eso, ni siquiera me preocupo o temo sobre el movimiento que haré.

Tú empezaste, Harry...

drama king  _ larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora