Capítulo 1

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No recordaba cómo había llegado hasta aquí. Toda esa oscuridad de la que siempre hui me ha atrapado y me ha corrompido el alma. Ya no me reconozco a mí misma, siento como mi cuerpo tiembla al pensar en que acabo de hacer. Acabo de elegir un camino del cual no hay retorno y en el cual no quiero estar. Si solo pudiera volver atrás y cambiar todo lo que ha pasado.

-Belle, estas bien? – Lo escucho, pero soy incapaz de responder, me siento paralizada. Se acerca y ve lo que he hecho, no soy capaz de mirarlo a la cara, no podría aguantar ver la decepción en su cara.- Ya paso todo. Se ha acabado. – Dice agarrando mi mano y abrazándome. Lo único que hago es cerrar los ojos y recordar como todo comenzó.

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Veo como resbalan las gotas de agua por mi ventana, no entendía porque se a puesto a llover si hace un segundo el sol brillaba con fuerza. Esto era frustrante, el primer día de vuelta al lugar donde nací y pase mis primeros años, Jacksonville, y tengo que estar encerrada en mi habitación por culpa de la lluvia.

Me voy a mi cama y me tiro en ella pero para mí mala suerte caigo fuera, cayendo en mi brazo derecho. Me lo toco con cuidado y veo que esta rojo, creo que mañana tendré un moratón y no precisamente pequeño. En serio soy la persona con más mala suerte del mundo.

-Belle Donovan, donde estás? – Escucho gritar a mi madre. Rápidamente me levanto del suelo y me pego a la puerta.

Sus tacones resonaban por el suelo de mármol. Esta casa a la que nos habíamos mudado es gigante, solo la primera planta es un pasillo lleno de pasillos. Escucho sus pasos cada vez más cerca hasta que para delante de mi habitación.

Hacía un rato que me había escapado de mi madre, esto de la mudanza me tiene agotada. Si no estuviera lloviendo ya me habría ido a explorar por la cuidad. Pero no, tuvo que llover y lo único que se me ocurrió fue esconderme en MI habitación, donde NADIE puede encontrarme. A veces creo que soy tonta o algo.

Uno, dos y tres golpes se escuchan en mi puerta. Me pego más a la pared y contengo la respiración como si así no me pudiera encontrar. Tocan por segunda vez y repito la misma acción. Cuando creo que se va a ir escucho como coge el picaporte de la puerta. Me doy por vencida y tengo intención de salir cuando escucho como mi madre habla con alguien más.

-La señorita Belle está en el ala norte ayudando con la mudanza.- dijo una voz que hace mucho que no oía.

-Segura, la llevo llamando un buen rato y no aparece.- como siempre mi madre dudando de todo el mundo. Yo por dentro rogaba para que se fuera.

-Bueno, vamos a ver si se encuentra ahí, primero dejo esta caja así luego la sigo.- después de esto escucho los tacones alejarse y la puerta abrirse.

-Gracias Susan.- digo abrazándola por detrás provocando que se asuste y que casi se le caiga la caja.

-Cuidado señorita, o esta caja acabara rota y tendrá que rehacer su colección de bolas de nieve.- cuando dijo eso me separe, cogí la caja y la deje sobre la mesa.

-No, me costó mucho reunir las que tengo así que mejor ponerlas seguras.- le sonreí.- Susan, por casualidad no tendrás las llaves de oda la casa ¿Vedad?- le pregunte.

-Si las tengo.- dijo seria.-¿Pero para que las quieres Belle?- me dijo mirándome con desconfianza.

A Susan no podía mentirle me conocía desde pequeña al igual que mi nana, pero tuvo que volver desde Londres aquí hace dos años. Ese día llore mucho, para mí es como una hermana mayor.

-Solo quiero salir a dar una vuelta y luego vuelvo a ayudar. Te lo prometo.- dije poniendo las manos juntas.

-Está bien, pero de vuelta en dos horas, sino ya te puedes ir despidiendo de mi para siempre.- me dijo divertida dándome las llaves.

-No creas que te libraras de mi tan fácilmente, aun te queda mucha Belle que soportar.- dije cogiendo la llaves y dándole un beso.

Con cuidado Salí de la habitación. Esto es increíble parezco una ladrona en mi propia casa. Pero a diferencia de ellos yo quiero salir de aquí. Conseguí llegar al recibidor sin ser vista, solo me faltaba coger el abrigo y el paraguas pero un grito me susto.

-SOIS TODOS UNOS INÚTILES.- esa voz la reconocería hasta dormida. Mi madre no se corta un pelo cuando se trata de dar órdenes y menospreciarte. Me puse mi abrigo negro, metí las llaves y mi móvil en el bolsillo, cogí el paraguas y salí. Por desgracia esto no era solo una casa, tenía un jardín delantero inmenso y el trasero ya ni te cuento. Mire a mí alrededor viendo cuantas puertas tenía el jardín.

Sabía que había dos en el jardín trasero, y por lo que veo delante hay tres. Me dirijo a la más cercana a paso rápido. Cuando estoy en la calle me siento libre. Para mi mala suerte esta casa estaba a las afueras de la ciudad por lo que eche a caminar hacia el centro de la cuidad.

Cogí el paraguas con una mano y con la otra saque el móvil. Le mande un mensaje a Emma, mi mejor amiga, diciéndole que ya estaba aquí. Recibí su respuesta a los cinco minutos.

Emma Carter:

"Nos vemos en el parque del centro en 20 min.

Que emoción, por fin estas aquí, Ashley yo

Estamos deseando verte.

Emma."

Yo también estaba muy emocionada de verlas, eran mis dos mejores amigas desde que somos bebes. Gracias a mi padre había conseguido acabar los dos últimos años en el mismo instituto que ellas, en Redlands High. Mi madre casi me mata pero mi padre logro convencerla. Para mi madre que vaya aun instituto público es una tragedia, por esa razón me he pasado la mayor parte de mi vida en institutos pijos en los cuales no encajo. No es mi culpa que la mayoría sean rubias plásticas que no piensan y yo siempre he sido demasiado directa.

Por suerte encontré gente que como yo no era tan superficial y conseguí sobrevivir. Pero a pesar de eso siempre me peleaba con la misma persona; Audrey Morgan. Era la jefa de las rubias plásticas pero lo más irónico era que ella era morena, no rubia. Al menos al final salí de todo eso y por fin pudo decidir algo de mi propia vida.

Sin darme cuenta había llegado al parque. Era el parque más grande de la ciudad así que iba hacer difícil encontrarlas. Cuando iba a mandarle un mensaje a Emma escuché dos gritos. En cuanto mire en esa dirección vi a mis dos mejores amigas.

-Chicas. – grite mientras nos abrazábamos las tres.

-Belle. – gritaron las dos a la vez.

-Os extrañaba mucho chicas, no sabéis lo que es vivir con gente tan falsa como lo es la élite inglesa.- dije al borde del llanto.

-Eh, no llores, ya estás aquí así que a celebrar.- dijo Ashley.

Al abrazarnos habíamos tirado los paraguas mojándonos enteras.

-Por qué no vamos a una cafetería y nos cuentas que has hecho estos tres últimos meses?- dijo Emma

-Eso, has estado desaparecida. Que has hecho que te tenía tan ocupada como para decirnos por lo menos "Hola".- dijo Ashley levantando una cara con mirada picara.

Las tres nos dirigimos a la cafetería más cercana y no estuvimos como tres horas hablando sobre todo lo que habíamos hecho en estos tres meses que estuve desaparecida.

A las diez de la noche me despedí de ellas y me fui a casa. Saque el móvil y vi que tenía cinco llamadas perdidas de mi madre. Sentí un escalofrió recorriéndome de la cabeza a los pies, ahora si estaba en problemas. Cuando iba por la calle mayor sentí un golpe en la nuca, después todo se volvió negro. 

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FOTO DE BELLE DONOVAN EN MULTIMEDIA

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