10. Rupturas y helado.

Start from the beginning
                                    

— Tu hermano debe saberlo. De todas formas, no sería una historia que no hubiéramos visto antes si eso fuera verdad. — asentí, de acuerdo con ella. — Como sea, deberíamos irnos ya o llegaremos tarde.

***

Terminaron las últimas dos clases y nos dirigimos a la salida, me despedí de Diana y subí al coche, donde me esperaba mi hermano.

Al llegar a mi casa, dejé mi mochila en mi cuarto y me recogí el pelo. Al encender mi móvil, recordé que Chris dijo que vendría a entrenar.

Realmente no logré enterarme de nada de la pelea, por lo tanto no tenía otra opción que preguntarle a mi hermano. Bajé las escaleras y fui al salón.

— James — le llamé, y se giró en mi dirección. — ¿Qué ha pasado hoy en el recreo?

— ¿En serio no te has enterado de nada? — negué, a la vez que me sentaba a su lado — Él y Madison se han peleado, no sé si han roto o no, pero Chris no parecía estar lo que se dice bien, así que dudo que venga.

Asentí y volví a mi cuarto. Realmente no sabía qué pensar; no era que Chris ahora me cayera bien, pero pensé que odio no era lo que él más necesitaba en ese momento.

En cuanto a Madison, tampoco había alcanzado a saber por qué lloraba, pero seguramente se hacía la mosquita muerta. Al fin y al cabo, sigue siendo la misma Madison que se ha acostado con casi todo el instituto.

— ¡Annie! — gritó mi hermano, sacándome de mis pensamientos — Me voy a pasear con unos amigos, ¿quieres venir?

— No, gracias. Nos vemos luego. — respondí, desinteresada.

Cuando James se fue, me quedé mirando vídeos sobre cualquier tontería en mi portátil, hasta que tocaron el timbre de nuevo.

Bajé, me dirigí a la puerta principal y la abrí, dejando ver a un Chris bastante diferente.

No tenía signos de haber estado llorando, pero bastaba con ver que su sonrisa no era la misma sonrisa pícara que siempre para saber que no estaba bien.

— Adelante. — murmuré, y me lo agradeció con una leve sonrisa.

Nos dirigimos al jardín, y Chris se sentó en el borde de la piscina mientras yo golpeaba la pelota contra la pared.

Mientras tanto, analicé la situación en mi cabeza. Adam, el capitán del equipo de fútbol, era el chico con el que Madison había engañado a Chris.

Chris siempre fue alguien reservado y tímido. Así que a todos nos tomó por sorpresa cuando, de un curso para otro, su personalidad dió un giro de 360 grados.

Hormonas, o necesidad de encajar. Cualquiera de las dos opciones era válida.

Pero él sabía quién era Madison. Y, sin embargo, confió en ella. No creo que alguna vez hubiera estado totalmente enamorado de ella, pero definitivamente le importaba.

Tampoco me sorprendió mucho. Al fin y al cabo, todas las chicas babeaban por un trozo del capitán del equipo de fútbol.

Después de unos minutos, dejé la pelota y me senté a su lado, a pesar de que éste seguía sin levantar la cabeza.

Realmente no sabía qué hacer; siempre que intento animar a alguien acabo estropeándolo más, así que solamente me quedé ahí, sentada a su lado, compartiendo el mismo silencio.

— Chris. — murmuré después de unos minutos, haciendo que éste levantara la cabeza y me mirara — ¿Quieres... quieres tomar algo? — asintió, y me levanté para dirigirme a la cocina a buscar algo.

A ese paso, acabaría buscando en Google cómo animar a alguien.

Volví al jardín con un bote de helado de chocolate y pañuelos, y me senté a su lado, causando que levantara la cabeza de nuevo.

— Se supone que esto es lo que se come cuando se está de bajón, ¿no? — pregunté, frunciendo el ceño y entregándole el helado —, porque yo como galletas, no sé tú.

— Eres la persona más rara que he conocido. — rió Chris, a la vez que cogía el helado — Sólo tú eres capaz de darle helado de chocolate a un chico cuando está deprimido.

— Eh, raro es bueno. Pero, si no quieres el helado... — empecé a decir.

— Claro que sí. Y el helado me lo quedo, gracias — sonrió y empezó a comerse el helado. Sonreí levemente; al menos le había animado un poco.

Me levanté de nuevo y empecé a pasear por el jardín mientras pateaba la pelota.

Todavía recordaba la vez que Madison se le confesó a Chris delante de todo el instituto. Hasta hacía algunas semanas, no había notado las miradas curiosas por parte de la chica hacia Chris. Y al parecer, no fui la única. Chris parecía realmente tomado por sorpresa mientras alternaba su vista entre la chica que tenía en frente y su grupo de amigos.

Hasta ese día, tampoco había notado interés alguno por parte de Chris hacia Madison. Tampoco era como si me importara; cada semana estaba con una chica diferente, de todas formas. Y cada semana una chica acababa llorando en el aseo femenino.

Quizás eso de que los polos iguales se repelen no era tan cierto, al fin y al cabo.

Unos minutos más tarde se levantó, me quitó la pelota y se fue corriendo en sentido contrario, sacándome de mi trance.

— ¡Hey, tú tendrías que estar comiendo helado y viendo telenovelas! — le grité.

— No podía dejar que siguieras dando vueltas alrededor de la piscina como una retrasada. — gritó de vuelta, y empecé a correr detrás de él para tratar de quitarle la pelota.

Acabamos jugando a una partida de fútbol, tirando la pelota a la piscina cada dos por tres, y el tiempo pasó tan rápido que no nos dimos cuenta cuando mi hermano llegó.

— ¡Ya estoy aquí, Annie! — gritó mi hermano, nada más entrar — Ah, y hola, Chris. ¿Cómo te encuentras?

— Mejor, gracias a tu hermana. — sonrió, a la vez que se giraba para mirarme. Se lo pensó unos segundos y rió, volviendo su mirada a James. — Qué va, fue gracias al helado.

James se empezó a reír, puede que al imaginarse a Chris comiendo helado en el sofá mientras veía telenovelas. Somos hermanos, al fin y al cabo.

Sólo que yo más lista y atractiva.

Fui a la cocina, preparé unas palomitas y volví al salón, donde se encontraban Chris y James sentados. Me senté en el sofá junto a ellos, dejando el bol de palomitas sobre la mesa, y nos quedamos viendo algunas películas. La verdad es que nunca pensé que yo, Annie Smith, acabaría animando a uno de los chicos más idiotas del instituto.

Nadie más y nadie menos que el chico más idiota del instituto.

No soy tu princesa.©Where stories live. Discover now