¡Tu!

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Con pesadez abrió los ojos, la nitidez poco a poco fue regresando a su vista, el cuerpo lo sentía pesado y podía saborear la sangre en su boca, se pasó la lengua por los labios resecos, tenía sed. Levantándose de la cama hasta quedar sentada, sintió una punzada a un costado de su pierna y recordó lo sucedido de la noche anterior, quitó la venda para ver la herida la cual se encontraba abierta y roja.

Se levantó arrastrando la pierna hasta llegar al baño, se metió y empezó a desvestirse, se lavó el cuerpo con jabón y se limpió lo mejor que puedo la herida, salió del baño para después vendar la herida de bala con un pedazo de trapo viejo para que la cubriera del exterior y la tela del pantalón no se manchara de sangre. Le dolía horriblemente, no tenía medicamentos para el dolor y la infección así que sólo le quedaba rezar para que no se le infectará más la herida.

Agarro su bolsa vieja café y se la puso en los hombros, camino a pasos lentos porque si apoyaba con firmeza le empezaba a doler la pierna, con el nudo del miedo perforándole las entrañas hizo caso omiso al hambre ya que no deseaba en lo absoluto toparse con su padre.

El estómago le dolía al igual que la lastimada en la rodilla, pero hizo fuerza de voluntad y aguanto todo el trayecto de ida a la escuela, se sentía caliente y tenía frío así que se puso la chamarra y siguió a delante. Llego a la escuela con tanto dolor que se sentía mareada, vio a los lejos que Lucien estaba molestando a otro chico, —mejor. no es que ella fuese mala y no le deseaba mal a la otra persona, pero no tenía ganas ni fuerza para las bromas de Lucien.

Llego al salón y fue directo a la última mesa donde ella se sentaba en todo el transcurso de las clases, los alumnos empezaron a llegar poco a poco. La clase empezó como siempre, no podía poner atención la vista comenzaba a nublársele y por más que quiso aguantar, los ojos se le cerraban.

Parpadeo cuando vio que la puerta del salón se abría a la llegada del maestro de matemáticas, abrió un poco más los ojos, el mismo hombre de ojos violetas que había visto el día anterior era su maestro de matemáticas suplente, iba vestido en una camisa manga larga color blanca, un pantalón negro de vestir y su cabello negro amarado en una coleta, su rostro estaba bien de tallado como una obra de arte.

— Buenos días –hablo el- como verán seré su maestro de matemáticas por estos días.

Todas las chicas soltaron un suspiro y lo miraban embobadas como ella. Observo como escribía su nombre en la pizarra.

— Mi nombre es Darrow Logan –término de decir– ahora saquen su libro y abran la página veinticuatro

Todos hicieron casa menos ella, no se encontraba muy bien. Oculto la cabeza entre sus brazos y cerró los ojos.

— Desiree –escucho que decían– Desiree...

Abrió los ojos y la figura que tenía enfrente parecía borrosa, se levantó con rapidez, pero sintió vértigo, el cuerpo se le fue hacia atrás hasta que unas manos la agarraron por la cintura.

— Te llevare a la enfermería.

Ella sólo asintió no podía concentrarse en nada, todo le daba vueltas, escucho que decían "basura" "pordiosera" "puta" y otras cosas. Fue depositada en una camilla y a tendida por la que debería ser la enfermera, le dio algo para el dolor y le reviso la herida la cual le curo un rato después.

Entre la vigía y el sueño escucho una conversación.

— no veo el caso de que estés aquí...

— cállate Lirrazt, puedes irte si quieres.

— oh vamos, ella emana tanto dolor que es como un banquete y sé que tú tienes unos gustos raros en las personas.

El silencio fue la única respuesta para la otra persona, se escuchó pasos y después una mano.

— me recuerda a ella.... Su fragilidad.

— Logan esa mocosa es humana, deberías elegir otra persona de la cual alimentarte.

— no es de tu incumbencia, céntrate en localizar a Hex.

— ya, ya, no seas tan gruñón, deberías olvidar el pasado estas peor que Axiel.

— vámonos, ya está empezando a despertar.

— oh claro... Como ya saboreaste su triste y marginal alma ahora si te quieres ir.

Las voces fueron desapareciendo lentamente hasta que todo quedo en absoluto silencio, cuando despertó no estaba segura si todo fue un mal sueño o una ilusión por la leve infección de la herida.

1.-EL DEMONIO Y LA HUMANA. (Evil 1) EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora