Ψ Capítulo 16 Ψ

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Conocemos a Hades.

El viaje por el inframundo fue muy deprimente. Navegábamos entre las ilusiones perdidas y los sueños que no se cumplieron de la gente.

Y entre todo eso, tuve la mala suerte de encontrar aquello.

Justo por nuestro lado pasó flotando un traje de bailarina y un trofeo.

Cuando les vi, no dudé en cogerlos, cediéndole mi espada a Grover.

-¿Qué pasa Mary?- dijo Percy- ¿Te encuentras bien?

Yo negué con la cabeza mientras los ojos se me llenaban de lágrimas.

-¿Qué es eso?- preguntó Anna.

Quise contestarle la pregunta pero cuando abrí la boca para hablar, el único sonido que se oyó fue un sollozo ahogado.

Percy cogió el vestido y lo inspeccionó.

Yo negué, dándole a entender que no emcontraría ninguna pista ahí y le cedí el trofeo.

Concurso de ballet XXVI. Primer premio. Valeria Twain.»- leyó Percy.

Se quedó pensativo un rato y después abrió bastante los ojos.

-¿Era...?

Yo asentí y las lágrimas comenzaron a descender por mi mejilla mientras Percy me abrazaba por los hombros.

-Os lo explicaré en otro momento, chicos- dije al ver las caras de confusión de Grover y Annabeth.

Ellos asintieron y Percy volvió a dejar que el trofeo y el vestido de bailarina flotasen alejándose de nosotros. Y en unos momentos, las ilusiones de mi abuela volvieron a confundirse con las de los demás. Acaricié el collar.

-No se me permite ir más allá- dijo el barquero frenando poco a poco la barca.

Nosotros bajamos y alzamos la vista. Un imponente castillo negro se alzaba ante nosotros.

Grover me devolvió la espada.

-Sabes utilizarla mejor que yo- dijo guiñándome un ojo.

Yo sonreí.

-¿Listos?- preguntó Anna

-Puede...- contesté.

Entramos al castillo.

Dos perros del tamaño de un oso y con fauces de lobo se nos tiraron encima.

Por allí apareció una chica, no muy mayor. Pronunció unas palabras en latín y los perros se fueron.

-¿Qué queréis?- su voz sonó fría.

-Queremos... Queremos ver a Hades.- dije.

-Seguidme...- dijo dándonos la espalda.

La seguimos a través de aquel lúgubre castillo hasta la sala donde se encontraba Hades.

Él se giró al notar nuestra presencia.

-Bueno, bueno, bueno... Bienvenidos sobrinos.- sonrió.

Nosotros desenfundamos las espadas.

-Oh, no. Tranquilos, por favor... No voy a haceros nada.- dijo al vernos hacer eso.

-¿Dónde está el rayo?- preguntó Percy.

-Ah...- dijo con una sonrisa-Habéis venido a por el rayo...

-Básicamente.- dije yo sin soltar mi espada.

-¿Y qué me vais a dar a cambio del rayo?- preguntó Hades.

Nosotros nos miramos. No habíamos pensado en que accediese tan amistosamente. Habíamos pensado en que tendríamos que luchar o algo por el estilo.

-¿No traéis nada?- preguntó

Nosotros negamos.

-Entonces elegiré yo...- dijo sonriendo y mirándome- Quiero... Eso.

Me señaló.

-¿Me quieres a mí?- pregunté, procurando que no me temblase mucho la voz.

-No.- dijo acercándose- Quiero esto.

Entrelazó sus dedos con el camafeo de mi abuela.

-Escúchame, María. Podemos intentar de otra forma, no es necesario que accedas...- me susurró Percy.

-No- dije- Está bien.

Hades sonrió.

Me quité el camafeo y se lo entregué. Él, sorprendentemente, me entregó el rayo.

-Iros ya- dijo, mientras miraba el camafeo con una sonrisa.

La hija de Zeus (Percy Jackson #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora