Ψ Capítulo 14 Ψ

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Última perla.

Llegamos a Las Vegas en unas horas. Durante el viaje habíamos tenido que soportar a Grover explicándonos cómo se juega al Póker o al BlackJack.

Percy aparcó en el parking del Casino.

-Recordad- dijo Grover- Desdoblad siempre los ochos, nunca los dieces.

-¡Grover, ya!- saltó Anna- ¡No hemos venido a jugar! Cogemos la perla y nos vamos.

Grover suspiró.

-¿No podríamos quedarnos ni un rat...?

-¡Ya Grover!¡No nos vamos a quedar!- le interrumpí.

Entramos al Casino con los ojos de la gente clavados en nosotros. Lógico. Nadie se presenta en un casino con vaqueros y Vans. Ni siquiera sé cómo nos han dejado entrar.

Unas camareras se acercaron a nosotros con bandejas de comida.

-¿Quieren probarlo? Es la especialidad del casino.- habló una rubia.

Grover cogió una con cada mano, y Percy y Anna cogieron una cada uno. No sabía si cogerlas o no. Cuando fui a extender el brazo para coger una, una voz resonó en mi cabeza.

«¡No! María, no las cojas. Están hechizadas. Harían que no salieses nunca de ahí»

-Yo... Yo paso- dije mirando a la camarera.

-En serio, pruébelas. No se arrepentirá.- insistió una morena.

-En serio... No... No me encuentro muy bien.-mentí- En cuanto me recupere las probaré. Gracias- dije con una sonrisa.

Eso parecio convencerlas y se marcharon de allí.

-¿Por dónde empezamos a buscar?- pregunté dándome la vuelta, para mirar donde hace unos segundos estaban mis amigos.

Pero allí no había nadie.

Caminé por el Casino esquivando a camareras con bandejas de comida.

Localicé a Percy y a Anna. Estaban jugando al BlackJack.

-¡Chicos!- exclamé yendo hacia ellos- Chicos tenemos que irnos.

-¿Qué dices?- dijo Anna alargando la "i"- Nos lo estamos pasando muy bien. No nos vamos a ir.

Dicho eso, cogió a Percy de la muñeca y lo arrastró a la mesa del Póker.

Traté de localizar a Grover. Él era el protector ¿no? Me ayudaría a salir de esta.

Lo encontré rodeado de chicas.

-¡Grover! ¡Vamos, tenemos que irnos!

-¡No podemos irnos, Mary! ¡Me voy a casar!

-¡No!- exclamé antes de agarrarle de la muñeca y arrastrarle fuera de allí.

-¿Una flor de loto, caballero?- le habló una camarera a Grover.

-¡Claro! Por qué no- dijo alargando la mano y cogiendo una.

Antes de que se metiese la flor en la boca yo le di un golpe en la mano y se le cayó.

-¿Qué haces?- exclamó molesto- ¿No puedo comer tampoco?

-Ese es el problema. Si comes las flores de loto, embotarán tus sentidos. No querrás salir de aquí nunca.- expliqué.

Grover asintió. Después se dio cuenta de lo que le había explicado y exclamó:

-¡Hay que buscar a Percy y a Annabeth!

Los dos echamos a correr por el Casino, empujando a nuestro paso a visitantes, camareras y botones...

Finalmente, en la barra del bar encontramos a Percy y a Anna. Una camarera se dirigía hacia ellos. Cogieron una flor cada uno.

Cuando Grover y yo llegamos, tiramos ambas flores de loto al suelo.

-¡Tenemos que irnos! ¡Ya! ¿Alguien ha visto la perla?- pregunté esperanzada.

-Sí. Creo haberla visto en una de las ruletas.- dijo Grover.

-Okay- dije- Llévateles al coche, yo cogeré la perla. Espérame con la puerta abierta.

Grover cogió a Percy y a Anna por las muñecas a la salida. Ellos forcejeaban e intentaban quedarse, pero Grover los obligó a salir de allí.

Corrí hacia la zona de ruletas. Allí, en la primera ruleta, como bien había dicho Grover estaba la perla.

¿Lo malo? Estaba plagado de gente.

Empecé a empujar a las personas y a hacerme hueco para llegar a la ruleta.

Cuando llegué allí, simplemente esperé a que dejase de correr la ruleta. Cuando fue lo suficientemente lento como para coger la perla sin problemas lo hice.

La gente empezó a quejarse y los guardas se acercaban a mi por todos lados. Cogí una vara de billar y empecé a repartir entre los guardas.

Aprovechaba cada golpe para correr un poco más a la salida.

Alcancé la puerta con los guardas pisándome los talones y la perla entre las manos.

Golpeé a uno en la cabeza cn la vara y a otro en la cara con la puerta.

Corrí como nunca había hecho en mi vida.

-¡Corre, Grover!- grité a mi amigo en aquel solitario parking- ¡Arranca!

Él arrancó el coche en lo que yo saltaba dentro. Pisó el acelerador a tope y salimos de allí.

-¿Ya están despiertos?- pregunté, refiriéndome a Anna y a Percy.

-Sí, ya estamos bien- me contestó Anna desganada.

-Hemos perdido dos días- dijo Grover.- ¿Dónde tenemos que ir?

-Hollywood- contestó Percy- Allí se encuentra el inframundo.

La hija de Zeus (Percy Jackson #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora