Capítulo 13: "Invitación"

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El día siguiente estuvo lleno de ataques de preguntas constantes por parte de Andrea. ¿Por qué vino? ¿Cómo es que te conoce? ¿Por qué sabe tu número de móvil? ¿Cómo supo nuestra dirección?

Esas cuatro preguntas las repitió una y otra vez en todo el transcurso de la mañana y media tarde.

A las 5:30, Andrea y yo estábamos viendo una película en la sala de estar cuando llamaron a la puerta. Andrea se paró de un brinco, como si pensara que Alonso iría también ese día. Puse pausa a el reproductor y esperé a que regresara. Un minuto después, Andrea regresó, sola, pero con un sobre en su mano.

-¿Qué es eso?- dije mientras me lo tendía.

-Dice que es para ti- me respondió y lo tomé. Miré atentamente el sobre, no tenía remitente. Volteé a verla y ella me hizo un gesto, incitándome a abrirlo.

Desprendí y levanté la selladura del sobre. Tomé el papel que estaba dentro de él y lo desdoblé.

"Por medio del presente se invita a las Señoritas ___ y Andrea Valenzuela Ojeda a la celebración de cumpleaños de Alonso Villalpando"

Esa era la única parte legible de toda la hoja, lo demás había sido tachado con plumón negro.

-Eso da escalofríos- me dijo Andrea, que había leído la invitación por encima de mi hombro.

Al final de la hoja había algo escrito a mano.

"Media hora después de que reciban la invitación otro paquete llegará a su puerta. Esperó que sean de su agrado y que se vean muy lindas llevándolos ésta noche. Nos vemos a las ocho treinta en la entrada del edificio.

Posdata: disculpen la formalidad y los tachones.

Alonso."

Medio segundo después, Andrea pegó un grito tan fuerte que pensé que alguien vendría a ver que pasaba.

-Nos llevara a la fiesta- repitió rápidamente cuatro veces-. ALONSO NOS LLEVARÁ A LA FIESTA- gritó finalmente mientras daba saltos de emoción de un lado a otro.

Como había dicho la carta/invitación, media hora después volvieron a llamar a la puerta; Andrea no se había sentado y en cuanto escuchó el sonido corrió y abrió la puerta, en donde estaban solo dos paquetes mas grandes que nuestras cabezas, envueltos en papel de regalo y con un moño rosa los dos.

Cada una tomó un paquete y corrimos a nuestra habitación.

-Tu primero- le dije para que abriera el regalo. Ella no rechistó y quitó la tapa.

-Wow- exclamó y abrió mucho los ojos. Metió su mano en la caja y sacó un par de tacones plateados. Volvió a meter su mano y sacó una cajita en donde habían accesorios a juego con los tacones y, finalmente, sacó un vestido corto color lila.

-Esto si que es un regalo- dijo mientras admiraba todo.

Abrí mi caja y ésta contenía casi lo mismo que la de Andrea. Unos tacones dorados, unos accesorios a juego, y un vestido blanco largo. Y al final de la caja había una cosa más, un CD.

"No lo veas hasta después de la fiesta" estaba escrito en él con la misma letra de la carta.

A las 8:25 Andrea y yo bajábamos en el elevador del edificio.

-¿Crees que todos los chicos vengan?-me preguntó.

Yo solo me encogí de hombros, demasiado nerviosa como para articular una palabra.

No me ponía nerviosa el hecho de que un famoso haya ido a buscarme, ni que nos hiciera regalos hermosos, ni que nos llevara a su fiesta de cumpleaños, que seguramente sería super elegante e importante.

Me ponía nerviosa el querer saber la razón de todo eso. El había llegado sin previo aviso y me hablaba como si me conociera de años y como si fuera normal recibir de repente a una persona desconocida y famosa en tu hogar.

Las puertas del elevador de abrieron y Andrea salió disparada. Me apresuré a seguirla, pero tuve que agarrar el vestido para no pisarlo y caerme de boca.

Escuché el grito de emoción de mi amiga unos segundos antes de saber la razón. Cinco chicos extremadamente guapos nos esperaban frente a una limosina negra. Cada uno de ellos traía un traje negro con color de corbata diferente. Alonso, al vernos salir, dio un paso al frente.

Voltee a ver a mi amiga y pude notar lo emocionada que estaba, que era más de lo que había imaginado. Casi se le salían los ojos por ver de uno en uno cada rincón de aquellos chicos, y sus ojos estaban rojos, como si estuviera a punto de soltarse a llorar.

Le di un codazo y pude hacer que centrara su atención en mi.

-No llores- le dije lo más bajito que pude-. Recuerda que traes maquillaje y uno quieres parecer un mapache frente a ellos.

Andrea suprimió una risa y asintió.

-Trataré de ser fuerte.

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