Capítulo 6 ✅

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La luz casi me cegó por completo. Habían varias luces encendidas a medida que Calum me hacía avanzar, poniendo sus manos en mis hombros. Estábamos en la sala de bienvenida, donde habían varios muebles de aspecto antiguos, floreros, fotografías enmarcadas y algunos espejos. El suelo era de madera, que estaba cubierto por una larga alfombra de color rojo carmesí con detalles amarillos y negros. Era tan acogedor. El calor de la chimenea llegaba incluso hasta donde estábamos nosotros, lo que le daba un aire tibio y amigable dentro de las paredes. Habían algunas puertas y pasillos a medida que avanzábamos, lo que me daba una gran impresión del enorme lugar en el que estaba.

- ¿Calum?

Una voz femenina me sacó de mi sueño despierta. Calum me guió por una puerta hasta abrirla y entrar. Las luces estaban encendidas, de un color blanco brillante, que iluminaba toda la enorme cocina. Una señora, de unos cuarenta y tantos años, estaba frente a una olla revolviendo lo que se veía como salsa de tomate. Su mirada se dirigió a Calum para luego caer en mí. Detuvo lo que estaba haciendo, se limpió las manos y con una sonrisa se acercó a nosotros.

- Bueno, ¿quién eres, linda? - Sonrió.

- B-bueno... Y-yo...

- Ella es Isabel mamá. - Dijo Calum.

Lo miré, intentando de alguna forma agradecerle con la mirada, pero cuando desvió su mirada de su madre hasta mí, me sentí intimidada y tuve que desviar la mía.

- Es un gusto conocerte, Isabel. Soy Joy, la madre de Calum. - Sonrió de una forma amable, mientras se acercaba a mí y me tomaba las manos con suavidad.

Suavidad... Desde que murió mi madre que no la había sentido.

Ella me miró, luego a Calum fijamente. Me soltó las manos mientras me tocaba las mejillas y la frente. Hizo una mueca.

- Tienes fiebre. ¿Qué sucedió, Calum?

- Iba de camino a mi coche después de ir a buscar una... Cosa, y me la encontré sentada bajo un árbol a media tormenta. Cuando me acerqué, temblaba y estaba muy fría. La lleve a mi coche para abrigarla y ella me dijo que había salido justo cuado comenzaba la tormenta y, al momento de querer regresar a su casa, no lograba ver nada y ya estaba perdida en ese momento. No sé más.

Joy asintió, mientras me guiaba con cariño a una silla y hacía que me sentara allí.

- Te prepararé algo de té y te daré algo para la fiebre. Te puedes quedar en la habitación de invitados, que está arriba, por esta noche. Tiene una propia chimenea, aunque es algo pequeña. No creo que sufras de nuevo frío, cariño. - Sonrió. - Estaba haciendo la cena, por lo que quizás te gustaría comer algo antes de irte a la cama.

¿Comida? ¿Dónde estaba la amenaza o el favor a cambio de ella? ¿Me la daría gratis?

- Oh, claro, gracias. - Sonreí, intentando ser amable.

(...)

Luego de cenar y conocer al resto de la familia Hood, quienes la conformaban Joy y David Hood, sus hijos Calum, y Mali-Koa y Zoe, la pequeña primita de Calum que tenía seis años y la estaban cuidando ya que sus padres estaban de viaje. Era muy tierna, y de alguna forma me recordaba a mi cuando tenía su edad. Además, era muy risueña y preguntaba de todo, pero no me aburría de ella. Es más, me entretenía resolviendo sus dudas.

- Zoe, deja a Isa en paz. - Dijo Calum, cuando estábamos en la sala frente a la chimenea.

Joy me había dicho que me quedara allí unos minutos para recuperar mi calor corporal. Estaba funcionando, ya sentía cómo el frío se iba de mi cuerpo y el calor comenzaba a reemplazarlo poco a poco. Calum me estaba acompañando, mientras el Sr, y la Sra. Hood terminaban de limpiar todo en la cocina. Zoe estaba sobre las piernas de Calum mientras le revolvía el pelo de una forma graciosa.

- ¿¡Pero, pero, pero, pero por qué!? - Dijo mientras fruncía su frente.

- La debes estar cansando, Zoe.

- No, no me está cansando. - Le dije a Calum. Él me miró y se encogió de hombros despreocupadamente mientras suspiraba.

- No sabes lo preguntona y odiosa que es cuando conoce gente nueva. Un poco más y les pide una biografía de los mismos. Dijo mientras le revolvía de vuelta su pelo con una risa.

- ¡Oye! ¡No lo hagas!

- Oh, ¿no?

- ¡No! - Chilló riéndose.

Calum me miró antes de comenzar a hacerle cosquillas en el estómago a su primita. Ella comenzó a retorcerse entre sus brazos mientras reía y chillaba. Reí con ellos mientras los veía divertirse de esa manera juntos.

- ¡No, Calum! ¡Isabel, ayúdame! - Chilló entre risas.

Me detuve. ¿Qué hago? ¿Me uno e interrumpo? Me encogí en mi lugar, mientras sentía como Calum detenía las cosquillas y bajaba de sus piernas a Zoe, quién aún reía y sonreía.

- Zoe, ¿por qué no vas a jugar con tus muñecas, mm? -Sugirió de repente.

- ¿Vienes conmigo Isabel? - Preguntó Zoe.

- Ella va después, linda.

La pequeña asintió y fue brincando hasta las escaleras y comenzar a subirlas hasta desaparecer de nuestra vista. Calum se giró hasta mi y me miró. Su mirada curiosa y extrañada, mientras recorría mi delgado y debilucho cuerpo con ellos.

- ¿Qué te pasa? - Preguntó luego de unos segundos.

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