capítulo 19: Adiós

Start from the beginning
                                    

¡No! ¡No! Raúl no puedo mentirme. Él no puedo fingir su amor.

¿Por qué? Mo arrodille en el suelo, tapándome la boca para gritar de rabia, para no matarlo ahí mismo. Los gemidos de mi boca trate de controlarlos mientras lloraba en silencio en el frio piso. Yo lo amaba. ¡Pero todo había sido una mentira! ¡¿Cómo podía creer que alguien como él tan vano podía amar?! ¿Cómo podía pensar que alguien que no conocía la humildad fuera a querer? Seque mis lágrimas. No lo valía, ya no solo era yo, era Alicia y este nuevo bebé que estaba en mi vientre. Seguiría luchando. Raúl me las iba a pagar. Y con creces.

En el despacho había un silencio. Bien. Lo aprovecharía. Camine despacio tratando de no hacer ruido mientras iba al cuarto de Alicia. Saque alguna de sus ropas, mientras en una bolsa metía la mía, la que era mía y no la que él me había regalado al igual que Alicia. Y dejaba una nota en mi cama con una sola palabra.

-Shh – dije mientras abrazaba a mi hermana medio dormida – No hagas ruido hermosa. Ya nos vamos. – mi hermana se volvió a recostar y me abrazo el cuello. Tomé las dos bolsas de ropa. Y baje las escaleras despacio. Cada paso se aceleraba más mi pulso. Hasta que llegue a la puerta. Rosa y su hija estaban en la cocina y no podían verme. Su esposo estaba con ellas lavando los platos. Y el invernadero...

Gire sobre mis talones. No me despediría. Solo me iría. Abrí la puerta y la cerré con cuidado.

-Yuliza – dijo Mauricio

-Pensé que te habías ido.

-Estaba a punto de, ¿pero qué pasó? – preguntó asustado.

-No puedo seguir aquí – le dije.

-Bien entra al auto, te llevaré a mi departamento.

Entre al departamento de Mauricio, mi hermana estaba en mis brazos dormida. Él no hablo en todo el rato. Me indico donde podría dormir y acosté a un lado a Alicia y yo a su lado dejando que mis lágrimas brotaran por fin en el silencio de aquel cuarto. Mauricio se había ido a trabajar. No pude mas mientras me dejaba vencer por el dolor, la traición, me abrace a mi misma mientras me prometía que iba a hacer lo único que llorara. Tenía que ser fuerte por Alicia y por mi bebé. De pronto el sueño me venció.

Pov. Raúl.

Ya era tarde y Yuliza no había regresado.

-¿Pasa algo? – preguntó Daniel.

-No ha regresado. – puntualice mientras me recostaba en el sillón. Tendría que hablar con ella de todo.

-Señor – entro Rosa en mi despacho sin tomarse la molestia de tocar, dando un gran golpe en la puerta de muerte.

-¿Qué pasa Rosa? – dije mientras me levantaba de un brinco.

-Alicia no está.

-¿Cómo que no está? ¿A dónde podría a ver ido una bebé de unos cuantos meses casi el año por dios? ¿Estás segura?

-Sí, revisamos la casa al derecho y al revés y no está. Señor... tampoco esta alguna de sus ropas.

Sin pensarlo dos veces corrí al cuarto de Yuliza, mientras abría los closet de par en par. ¡NO! Estaba la ropa que yo le había comprado pero no la de ella, no con la que había venido.

Me acerque a la cama y había una nota con una sola palabra Adiós. ¿Adiós? ¿Cómo que adiós? Me había dejado ¿Por qué? No, podía. Que había hecho a menos que... no ella no sabía.

2 meses después

Había pasado meses buscándola, sin rastro de ella, y en donde estaba. Los días habían pasado cada vez más lento y más tortuoso. Sentía que no podía. Que las fuerzas se iban con cada intento de buscarla y cada resultado fallido. No había dejado pista. Esto era algo irónico y pensar que todo empezó así. Buscándola, pero ahora los motivos eran diferentes a su manera.

Los casinos estaban abiertos y para matar mi tiempo me la pasaba ahí, viendo que todo estuviera en su lugar a como dé lugar. Y un despacho llena de cámaras de seguridad, que yo vigilaba de vez en cuando.

Pero eso no quitaba mi mal humor. Me desquitaba con mis empleados y no me daba miedo decirlo. Por algo les pagaba para que hicieran correctamente su trabajo. Todos los días tenía en mi poder un vaso de whisky y todo desarreglado. Mi abuelo me había hablado un par de veces preguntándome como estaba Yuliza y Alicia y mi respuesta fue que bien. Al igual que mi hermana estaba insistiendo en salir con Yuliza de compras pero le dije que estaba liada con tanto trabajo que no tenia horas libres.

Me costaba cada vez mentir más, tanto a la gente como a mí, tratando de creerme que regresara. Y que estará a mi lado en cualquier momento pero mi suerte no era mucha. Mi abuelo comenzó a sospechar, pero le tranquilice diciendo que se había ido de viaje así como a los medios de comunicación al verme solo en varias ocasiones.

Una sonrisa en la cara. No era fácil.

Las noches eran cada vez más pesadas sin ella, y sin contar que tenía demasiadas pesadillas.

Me levantaba buscándola pero ella ya no se encontraba en mi cama.

Muchas veces había ido al invernadero solo a contemplar las platas, recordándome a ella. Eso sin contar que en más de una ocasión me había emborrachado pensado en ella. En su cuerpo, su risa, en toda ella.

Pov. Yuliza

-¿Tú crees que se note mucho? – pregunte a Mauricio mientras me ponía una blusa y me vientre levemente abultado.

-No, se ve algo normal ¿Por qué?

-Buscare trabajo.

-No debes trabajar en el estado que estas Yuliza.

-Estoy embarazada no inválida. Además me siento incomoda dependiendo cien por ciento de ti. Para ser sincera.

-¿y Alicia?

-La dejare con una amiga.

Los días habían sido duros, a veces tenía que ir a caminar de noche por las calles mientras lloraba en silencio. Le extrañaba y mucho. Todas las noches soñaba con sus besos y sus caricias. Pero ahora me estaba arreglando para buscar trabajo a como dé lugar.

Dios, habían pasado más de 6 horas y no había encontrado nada hasta que pase, a lado de un letrero.

Se solicita mesera. No más de 29 años, buen cuerpo, entrevista aquí.

Bueno... tenía que intentar. Entre por la puerta que daba en el letrero. Era un mini bar y había una seguridad.

-Buenas noches – saludo amablemente - ¿en qué te puedo ayudar?

-Vine por el letrero.

-Claro. – dijo mientras me guiaba a una puerta negra.

Entre y ahí había una mujer como de 30 años. Era una pequeña oficina con un escritorio y varios papeles. La mujer tenía el cabello recogido en un moño y levemente maquillada con un traje sensual de camarera.

-Hola. Por fin alguien. ¿Bienes por el letrero?

-Sí - conteste apenada.

-Bien, bueno comencemos la entrevista...

HOLA QUERIDOS LECTORES SE QUE LOS HE DEJADO POR MUUUUCHO TIEMPO Y ES QUE YA ENTRE A LA ESCUELA Y ME ESTAN DEJANDO MUCHA TAREA Y NO TENGO TIEMPO DE NADA. PERO AQUÍ ESTA EL CAPÍTULO GRACIAS POR PRECIONARME LECTORES. YA SABEN QUE ME GUSTA LEER SUS COMENTARIOS Y SABEN QUE NO DEJARE INCONCLUSA ESTA HISTORIA NO SE PREOCUPEN SE TERMINARA.

BUENO LOS DEJO Y ESPERO QUE LE HAYA AGRADADO EL CAPÍTULO

Amairan :3

Compromiso a la fuerza.Where stories live. Discover now