La chica ángel

10.- deseo, desesperación y muerte

Nos dirigimos velozmente hacia el centro de la ciudad, donde se encuentra la sede que ve nacer a los nuevos Ángeles y donde se reunirá el consejo esta noche. Aún recuerdo cuando estaba por allí recorriendo esos pasillos infinitos.

Ambos bajamos y nos dirigimos a la entrada y con cada paso que doy siento que lo que se encuentra al otro lado de la puerta no será nada bueno, pero ya nada de lo que he descubierto últimamente lo es.

Abro la puerta y el vestíbulo se encuentra vacío, probablemente todos se encuentran ya en la sala de conferencias, así que me dirijo hacia allá tras de Gabriel, todo sigue igual, la única cosa distinta ahora soy yo, supongo que el miedo realmente nos transforma.

Hay puertas por todo el lugar pero lo que más me llama la atención es la de la biblioteca, pero la dejare para después.

5 puertas delante se encuentra la puerta de la sala de conferencias. El lugar está a reventar, apenas y queda espacio, las personas del consejo entran una por una y toman su lugar en la mesa de delante, Gabriel tira de mi mano y me dirige hacia un par de asientos vacíos y en cuanto nos sentamos una persona del consejo se dirige al frente para dar inicio a la reunión.

-bienvenidos sean todos , trataremos de hacer esta reunión lo más corta y precisa posible, como ustedes ya lo saben la situación actual de la tierra es grave, los demonios están superándonos en número y además de ello están ideando una especie de suero que desencadena una extraña reacción en la persona en quien se administra, esto hace que nuestra percepción de la realidad se vea alterada y nos hace ver a los aliados en enemigos , para ser más claro es capaz de convertirnos en monstruos y al parecer el mas mínimo contacto con ella es capaz de perjudicarnos, es por ello que hemos estado debatiendo la mejor manera de afrontar esta situación y la opción más viable es –el hombre hace una pausa toma un poco de aire- que tenemos que ... causar una gran baja para tener ventaja sobre ellos, hay que entorpecer el desarrollo de ese suero y esta es la única manera de hacerlo y para ello se deberá hacer uso de... las armas celestiales.

Un gran sonido de asombro se extiende por la habitación y no entiendo por qué , me giro para ver a Gabriel y este parece preocupado y ausente.

-se lo que todos estarán pensando, pero no hay otra opción, y si no actuamos con rapidez el asunto puede salirse de control. Así que a partir de hoy se decreta que todos y cada uno deberán portar consigo una de las armas celestiales de las que se dará entrenamiento en las próximas semanas y desde hoy está permitido el aniquilar a esas bestias.

Esto es malo... muy muy malo- pienso-.

- No permitiremos más derrame de sangre de justos ni perderemos a más de los nuestros... y antes de marcharme me gustaría pedirles que sean cuidadosos y no merodeen por ahí solos . Eso es todo- finaliza y se dirige hacia la mesa-.

Alguien más sube al escenario, se trata de la persona encargada de las estrategias y entrenamientos de la sede, su nombre lo he escuchado una vez, él es "Lonhard".

-como ya han escuchado todo el mundo deberá presentarse a entrenamiento obligatorio durante las próximas semanas, se harán grupos y se les notificara en donde deben presentarse, dentro de unas horas se los haré saber así que por ahora pueden marcharse, excepto los arcángeles y demás líderes, hay algunos asuntos que debemos tratar.

Todo el mundo se pone de pie y se marcha a su respectiva habitación salvo Gabriel.

-ve a tu habitación, en cuanto pueda me reuniré contigo – me pide- .

-de acuerdo – accedo y me pongo de pie pero él me coge de la mano y me detiene, así que me giro extrañada para verle – ¿pasa algo?

-creo que olvidas algo –dice el en tono serio-.

-¿qué cosa?- pregunto extrañada-.

Él se pone de pie frente a mí y me toma de la barbilla.

-olvidas esto- se acerca a mí y me besa y puedo sentir como mis mejillas arden de vergüenza, seguramente ahora toda la atención de la sala esta sobre nosotros, pero cuando él se aleja de mí y observo hacia alrededor nadie parece haber notado lo que acaba de pasar, así que suspiro aliviada, le miro y no puedo evitar sonreír-.

-gracias por ser tan considerado- digo en todo burlón y él también sonríe-.

-no hay, de que – me guiña un ojo y entonces él se marcha para reunirse con el resto-.

Así que yo me pongo en marcha hacia mi habitación sonriendo como una adolescente, pero al pasar frente a la biblioteca me siento atraída a entrar, así que pongo mi mano sobre el pomo y lo giro lentamente llena de curiosidad por saber que me encontrare al otro lado.

(.......)