5.- Libertad

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-Buen trabajo angelita - murmuro una voz entre las sombras y después unos ojos color esmeralda se volvieron visibles, esos ojos tan familiares solo le pertenecían a alguien en particular, a Gabriel-.

-¿disfrutando del espectáculo? -le pregunte sonriendo-.

-no ha estado nada mal -salió de un brinco abandonando su escondite -.

Saque el termo que minutos antes había metido en la bosa de mi pierna y se lo entregue y el de su bolsa saco uno nuevo y me lo entrego.

-creo que te he enseñado muy bien.

-si ya lo creo -le sonreí y los zumbidos de sirenas comenzaban a resonar alrededor, las personas curiosas no tardarían en llegar-.

-será mejor que nos vallamos.

-si - me impulse por la pared y en un segundo ya estaba en el techo de nuevo, mientras que Gabriel solo requirió de un impulso de su par de alas y estaba arriba en un abrir y cerrar de ojos- presumido.

Él se cruzó de brazos

- No es mi culpa que aún no puedas usarlas angelita - susurro en mi oído y los vellos de mi cuerpo se erizaron de repente pero lo ignore y Comenzamos a brincar de un techo a otro alejándonos-.

-sabes… - murmure- cuando ese bastardo tenia a la chica entre sus brazos, le dijo que le arrancaría el corazón, tu dijiste que se aprovechaban de los mortales para hacerse más fuertes pero jamás me dijiste de qué manera... -dije asqueada-.

-pues ahora lo sabes - rio divertido-.

-ja, ja , ja. Algo más que quieras contarme ahora, ¿algo que hallas olvidado mencionar? O debo descubrirlo por mi cuenta –dije de mala gana-.

-uhm, si, mantenlos alejados de tu corazón.

-alguna vez me darás la información completa -le dije molesta-.

El freno en seco y yo me estampe contra su espalda, cayendo torpemente al suelo.

-diablos Gabriel! - me lleve una mano a la frente y comenzó a frotarla-.

El no respondió a mi queja y solo se quedó quieto, como si estuviera examinando el área en busca de algo, yo me puse de pie y toque su hombro, sus alterados ojos se encontraron con los míos y ahí fue cuando confirme que algo andaba mal.

-¿qué sucede?

El giro su cabeza e inmediatamente regreso su vista hacia mí y rápidamente me tomo entre sus brazos protectoramente y salto hacia la orilla mientras una rara bola de fuego paso apenas rozado mi cabello. Me gire alterada a donde había sido lanzada pero no había nadie.

-mierda – murmuro Gabriel- Daiana hay que salir de aquí- se puso de pie en un rápido movimiento y tomo mi mano ayudándome a ponerme de pie-.

-¿qué está pasando? , ¿Y qué diablos era esa cosa? - le dije alterada y antes de que Gabriel pudiera responder, dos más se dirigieron hacia nosotros, pero esta vez logramos esquivarlas sin caer-.

-no hay tiempo de explicaciones, solo sígueme!  - grito y comenzó a correr nuevamente y yo deje las preguntas de lado y le seguí brincando de un edificio a otro, tratando de asimilar que habían pasado, todo estaba pasando jodidamente rápido, un minuto peleo contra un demonio y al otro Gabriel esta con sus tontas bromas y de repente estamos huyendo de algo aparentemente peligroso-.

La chica ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora