Noche oscura

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PROLOGO.

Como siempre lo hacía, salió corriendo para evitar ser golpeada por su padre, un hombre violento y machista, tenía miedo que en unos de sus arranques de ira la matara a golpes, no sabía cómo su madre podía aguantar tantos golpes hasta que ninguna parte de su cuerpo no estuviera marcado de hematomas verdes y de otros colores.

Salió con el corazón latiendo a mil por hora, la voz de su padre gritando que la golpearía más cuando la atrapara, corrió más rápido para evitar que sus palabras la llenaran de miedo le latían las piernas horriblemente, pero no se detuve hasta que llego a un callejón de los barrios bajos. Se deje caer al suelo sucio y frío, no le importo, la vida no es mejor que este suelo.

El pecho se le elevaba con tanta rapidez que sentía que el corazón se le saldría o explotaría, el cuerpo le temblaba por la adrenalina, el sudor se hizo presente; el costado derecho latía horrible, aquella patada de su padre le había llegado sorpresivamente cuando estaba acostada en la marginada cama, todo fue por estar acostada y no hacer nada.

Gemio de dolor al voltearse de lado, empezó a latir más, pero se levanté no quería que su padre la encontrara y golpeara, su vida era una constante lucha de supervivencia. Vivía en los barrios bajo de Nueva Orleans, un lugar donde la supervivencia era lo primordial o morirías, su padre un traficante de drogas, aparte de ser un golpeador machista.

Escucho voces y se quedo quieta, el miedo le traspasó el alma, supo quiénes eran, Mercie y su grupito, no lo pensó más y se levantó, pero fue muy tarde ellas estaban ahí.

— Pero miren quién está aquí... –dijo Mercie con voz chillona– si es la basura Devereux.

Risas en coro se escuchó, su cuerpo se tensó y dio un paso atrás, no quería ser golpeada por ellas, la mayor parte de su vida las evitaba lo mas que podia.

— Hola Mercie –Susurro y se ábrazo así misma en espera de lo que podría pasar.

— Tu padre esta vez no te dejo la cara rota –río– bueno eso lo arreglamos.

Intento correr, pero una de las amigas de Mercie la agarro por la sudadera haciendo que trastabillara perdiendo el equilibrio y cayo, dos la sostuvieron de los brazos mientras Mercie reía y su puño se estrellaba contra su cara. Sintió algo cálido escurrir por la boca, no miro ya sabía lo que era, el dolor estallo dejándola aturdida y viendo luces blancas, podía adivinar que tenía la nariz rota. La soltaron.

Se hice un ovillo en el suelo por el dolor, Mercie y su grupito aprovecharon para patearla, no podía hacer nada, no tenía fuerzas. Sólo se quedó ahí, quieta, recibiendo los golpes y esperar a perder la conciencia, sus ojos veían la luna.

Esta era su vida.

Y no supo más, ya que la oscuridad se apoderó de ella.

1.-EL DEMONIO Y LA HUMANA. (Evil 1) EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora