Capitulo 09

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Esta parte de la historia de Leah sucede ya en la parte de Luna Nueva

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Los meses seguían pasando, el dolor por la traición seguía ahí; aun habiendo pasado casi un año, no podía verlos juntos ni por separado, Sam seguía yendo a mi casa, lo que hacía que desayunara antes que el resto para no verlo.

Las cosas en la reserva estaban extrañas, a Sam se le unieron Jared, Paul, Embry y Jacob en sus raras misiones, los chicos habían cambiado en solo unas semanas de cuerpo de adolescente al tamaño de Sam en altura y músculo. El primero que enfermó fue Paul y dos semanas después fue Jacob, después de volver del cine con Isabella Swan, la hija de Charlie Swan, uno de los amigos de mi padre. Ellos también desaparecieron por un tiempo como Sam pero no semanas.

Pronto sería mi cumpleaños número 20 hoy había esquivado a Sam hasta el momento y esperaba que siguiese así. Según había oído a mi padre, todos saldrían a buscar a Isabella Swan, que parece ser desapareció por el bosque después de que su novio la dejara y se fuera de Forks junto a su familia.

Por ello no me había cruzado aun con Sam, algo que agradecía, pero que para mí desgracia acababa de terminar mi buena suerte.

-Vaya hola Leah, ¿ya te has bebido el vinagre y el limón para desayunar como cada mañana?-preguntó el idiota de Paul, Jacob y Jared se rieron-

Eso me enfureció.

-Chicos basta-dijo con voz dura Sam-Leah......no le hagas caso, ya sabes como son.

-Iros al infierno-dije camino a la playa-

Por lo bajo al alejarme escuché como alguien susurraba arpía.

¿Por qué siempre me tenían que sacar de quicio?

-Leah... Emily ha preparado una merienda para todos en la casa, tú madre va a ir y a ella le gustaría que fueras.

Lo miré enfadada a la cara...

-Ni lo sueñes Uley, como te dije hace un año no quiero saber nada de vosotros, no sé cuándo diablos te vas a enterar, lárgate.

Enfadada entré al agua, realmente me ponían furiosa. Nadé hasta la isla que descubrí y pasé allí el resto del día. Sin notarlo me quedé dormida en la orilla, cuando desperté ya estaba atardeciendo, a lo lejos se veía la fogata que cada noche hacía el consejo.

Ya era hora de volver a casa, una vez en tierra entré en casa, me duché y con un terrible dolor de cabeza bajé a la cocina, para terminar con el problema.

-¿Dónde has estado todo el día Leah?-preguntó mi madre asustándome-

-Joder me has asustado- dije tomando una aspirina y agua-

-Te he estado esperando toda la tarde en casa de tu prima Emily, ¿no crees que ya es suficiente para que le perdones lo de Sam?, ya ha pasado un año.

-No, no es suficiente confiaba en ella, era mi mejor amiga, no, como una hermana para mí, y ¿que hizo ella? robarme a Sam, y mientras ellos están tan felices yo estoy aquí encerrada en este maldito sitio sin poder ir a ninguna parte, vivir casi escondida, para que la maldita gente de este lugar deje de mirarme con lástima. Cada día que pasa los odio más, no puedo verlos, y cada vez que veo al idiota de Sam me dan ganas de golpearlo-grité temblando de furia-

-Nadie te mira con lástima, tú eres la que siente lástima por sí misma, si no sales de este pueblucho como dices es porque no quieres, según tú lo único que tienes aquí es infelicidad porque el ya no está contigo, pues bien vete, lárgate de aquí.

Mi vida patas arriba, la historia de Leah ClearwaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora