Capítulo 7. -Las chicas lindas también sufren

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—¿Mindy? ¿Cuál verdad?, ¿De qué estás hablando?

—No puedo decirlo por teléfono, tenemos que vernos. Mañana en el instituto.

—Es sábado.

—No importa, tiene que ser en un lugar sin personas. Nos vemos a las nueve de la mañana.

Acabando de decir eso, colgó el teléfono. Dejándome con pánico. ¿Qué verdad? Puse las manos sobre mi cara.

No podía sentirme peor, fui al baño y lavé mi rostro. Luego me acosté en la cama, esta no podía ser otra noche sin dormir. Si continuaba así, en cualquier momento podía volverme loca.

Me levanté de nuevo y me tomé dos pastillas para dormir. Necesitaba dormir, así fuese por la fuerza.

Volví a la cama. Tomé mi teléfono para apagarlo, y llegó un nuevo mensaje.

"Juguemos un poco. El juego se llama, ¿Qué tan tonta puede ser Nikkie? Creo que tengo la respuesta: Puede ser tan tonta como para...

Veía todo totalmente borroso, no comprendía realmente lo que decía el mensaje. Me sentía mareada, dando vueltas.

Traté de moverme un poco pero el mareo era tal que no podía poner un pie sobre el suelo. ¿Qué me estaba pasando?

Mis manos empezaron a temblar demasiado, pero no tenía frío. De la nada mis ojos comenzaron a cerrarse.

. . .

Abrí los ojos, y vi alrededor. Observé mi reloj y eran casi las cuatro de la tarde. ¿Cómo pude dormir tanto? Mi cabeza palpitaba una y otra vez.

Me paré de la cama y me fui al baño a cepillarme. Encontré un frasco con pastillas abierto, y recordé todo.

Mindy, se suponía que tenía que encontrarme con Mindy a las nueve. Corrí y tomé mi teléfono, tenía quince llamadas pérdidas de ella. Marqué a su número pero se encontraba apagado.

No entendía como esas pastillas pudieron hacerme dormir tanto. También recordé que antes de quedarme dormida anoche sentí que estaba muriendo, literalmente.

También que estaba leyendo un mensaje, pero busqué en la bandeja de mensajes y no encontré ninguno que no fuese de Frank. Y aún seguía doliendo mi cabeza, demasiado.

Bajé las escaleras después de cepillar mis dientes y cambiarme.

—Hey, bella durmiente.

—Katherine, ¿Por qué no me levantaste?

—Es sábado, todos tenemos derecho de dormir mucho en sábado. ¿Qué tienes?

—Me duele demasiado la cabeza, han de ser las pastillas para dormir que tomé anoche. Son más potentes de lo que pensaba.

—Oye, ¿Puedes hacerme un favor? Dejé mi teléfono en la pastelería anoche. ¿Podrías pasar y buscarlo?

—¿En serio? Probablemente ya no esté allí.

—Sé que lo está. Llamé desde el de papá y contestó el que atiende, lo conozco. Le dije que tú pasarías a buscarlo.

—De acuerdo.

—Toma las llaves del auto.

—No gracias, caminaré. Mi cabeza duele mucho para conducir.

Subí de nuevo a mi habitación, tomé mi teléfono y me cambié de ropa. Luego me fui caminando al centro comercial.

Caminar solo me hacía pensar. Demasiadas cosas, Frank, Mindy. La "verdad" que tenía que contarme, cualquier persona en la tierra ya hubiera enloquecido con todo lo que me ha ocurrido.

PRETTY FACE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora