Madeleine Williams

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Las calles de Inglaterra de noche eran una mierda. No había nadie por las calles, lo que suponía que no habría muchas chicas con las que poder ligar para posteriormente tirarse. Tres amigos habían llegado a esa isla de vacaciones con el único cometido de beber, dormir y follar. Pero no lo estaban consiguiendo ninguno de ellos.

Estos chicos no tenían ningún problema para conseguir pareja ya que eran adonis. Antonio Fernández Carriedo, español de nacimiento, era alto de pelo castaño, ojos esmeralda y cara de niño ueno que hacía que las chicas le mimasen. Gilbert Beilschmidt, alemán de nacimiento, aunque decía que él era pruso, era un poco más alto que Antonio, albino y con unos ojos color escarlata que atraía la curiosidad de todas las chicas. Por último, Francis Bonnefoy, francés de nacimiento, era el más alto de los tres, rubio con el pelo algo ondulado, unos bellos ojos azules y un poco de barba que le hacía irresistible entre las chicas.

Estos tres chicos podríamos decir que se conocen desde la cuna. Bueno... Más o menos. Antonio, Gilbert y Francis no nacieron en el mismo país, pero eso no impidió que se conociesen y se hiciesen mejores amigos. En su universidad eran conocidos como el Bad Touch Trío. Las mujeres se los rifaban y ellos aprovechaban. Ya habían perdido la cuenta de cuantas mujeres habían pasado por sus camas pero todavía no era suficiente.

Y ahora en Inglaterra no se comían ni el agujero de una rosquilla. Hacía dos días que habían llegado y nada. Ya no sabían que hacer para conseguir un mísero polvo. No todos se quejaban de esta situación. Antonio tenía una preciosa novia esperándole: Enma, una chica belga que conoció un día de fiesta. Llevaban casi un años juntos y tanto a Francis como a Gilbert les parecía una estupidez que su amigo perdiera el tiempo con una sola mujer pudiendo tener a todas las que quisiera. Pero el decía que Enma era todo lo que quería. Español loco decían sus amigos.

Después de mucho caminar, por fin dieron con un local abierto. Entraron sin ningún problema y se sentaron en unos sofás esperando que les atendieran. Y ahí estaban, un español (Antonio), un pruso (Gilbert) y un francés (Francis) tomando cervezas entre risas. El que más ligó fue Gilbert que se llevó a tres chicas al baño. Francis tonteó con una chica y con otra acabó en el baño. Antonio por su parte, estuvo toda la noche pendiente de su móvil. Su novia se había ido a Bélgica de vacaciones y no respondía a sus mensajes.

-Mon ami Antonio... olvídalo. Estamos de vacaciones

-Hazle caso. Seguro que te está poniendo los cuernos con algún tío y tu aquí conteniendo tus instintos.

-Enma no me haría eso. Así que no hay más de lo que hablar.

Francis cansado del comportamiento de su amigo, salió fuera del local para poder fumarse un cigarrillo a gusto. El aire frío de Londres le hizo temblar un poco. El cielo estaba oculto tras una fina cortina de nubes grises. Mientras no lloviera en el trascurso al hotel todo estaría bien.

Fue entonces cuando todo sucedió. Francis escuchó el grito de una chica y fue corriendo al lugar donde había escuchado el grito. Lo que vio al llegar allí hizo que le hirviera la sangre. Una pandilla molestando a tres pobres chicas y a una de ellas la estaban intentado besar. Llamó A Antonio y le dijo que viniese con Gilbert que necesitaba sus artes peleando. Pasados los cinco minutos llegaron los dos miembros restantes del BTT y fueron a salvar a esas pobres chicas. Fue una lluvia de puñetazos constante pero ninguno de los tres les importó. Estaban más que acostumbrados. Cuando los hombres vieron que no podían hacer nada contra ellos, tiraron al suelo a las chicas para poder escapar. Francis sujetó a una de las chicas y se quedó atontado al verla.

-¿Te encuentras bien?

Ella únicamente asintió. Francis la miró con más detenimiento. La chica era alta, delgada, de pelo rubio recogido en dos coletas, con unos ojos azules escondidos tras unas gafas cuadradas y un divertido rizo suelto. Iba con un vestido corto rojo y blanco y subida a unos tacones bajos.

-Gracias por su ayuda.

-No me lo agradezcas Mon cher. Me llamo Francis Bonnefoy, ¿Y tu?

-Madeleine Williams

-Madeleine...

-¡Maddy vámonos!

Ambos miraron a quien había hablado. Era la chica que Gilbert había salvado. Alta y un poco marimacho, de cabello largo castaño y ojos verdes. Llevaba unos pantalones holgados largos verdes y un chaqueta verde también. Apartó al albino de un empujón y se acercó a Maddie.

-Pero Eli...

-Nos vamos

Francis miró hacia esa otra voz. La "chica" de Antonio. De la huida de los cobardes eso, habían caído al suelo y ella estaba sentada sobre el como si nada. Era muy alta, de cuerpo fuerte, de ojos verdes muy claros casi ámbar, con el pelo largo castaño claro echado hacia atrás. Llevaba unos pantalones ajustados marrones oscuros, una camisa blanca con una gabardina color café y una bufanda A rayas azul y blanco. Se levantó de encima del español y se acercó a las otras dos chicas.

-Vale Tesha

Maddie se separó de Francis dándole un beso en la mejilla antes de irse con sus amigas. Los tres chicos se las quedaron mirando embobados. En muchos sentidos eso se podría catalogar como que había pasado un ángel. En este caso tres ángeles. En la cabeza del francés solo aparecía el bello ángel que acababa de conocer y del que tal vez se había enamorado.

CONTINUARA

Enamorando a la princesaWhere stories live. Discover now